Capítulo IV

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-Joder Antonella. Quién te manda meterte en estas mierdas?- me pregunto a mi misma en voz alta.

-Ahora hablas sola?- pregunta Alexandra viéndome con una ceja alzada mientras entra en mi habitación.

Rápidamente,me muevo y tapo los vestidos que tenía como elección para ponerme hoy en la fiesta de Gavi.

-Qué? No,por supuesto que no,cómo crees?- pregunto sonriendo nerviosa.

-Qué te pasa? Estás en plan rarito- dice Ginevra viéndome con el ceño fruncido.

-A mí? No me pasa nada,nada de nada- me carrespeo la garganta.

Lo cierto es que ellas no sabían nada de la fiesta de Gavi. Había tomado la decisión de ir sola para ver como iban las cosas. Después de estos días sintiéndome utilizada,creo que tampoco me vendrá mal salir un poco sola.

-Si tu lo dices...- dice la pelinegra rodando los ojos.

-Qué siiiiii! A qué habéis venido?- pregunto tratando de cambiar de tema.

Es que no sabes disimular Antonella!

-Esta noche vamos a hacer una pijamada en la habitación de Lea,te apuntas?- me preguntó la rubia sonriente.

-Esta noche?- pregunto abriendo mucho los ojos- no voy a poder chicas... Lo siento,de verdad.

-Por qué? Tienes planes?

-No pero me apetece descansar un poco,sigo algo cansada del viaje- me encojo de hombros.

-Bueno,más para nosotras entonces- responde Ginevra sonriente- nos vemos mañana Anto!- se despide mientras sale de mi habitación.

-Valeee,pasarlo bien!- digo acercándome a la puerta para cerrarla.

La pelinegra sale de la habitación y se gira para verme.

-Pasa algo Lea?- le pregunto confundida.

-No,nada. Espero que descanses bien- dice con una forzada sonrisa en el rostro antes de caminar junto a la rubia en dirección a su habitación.

Dejo que una gran bocanada de aire salga de mis pulmones y cierro la puerta de la habitación.
Camino hasta mi cama y estiro los vestidos que habían sobre ella intentando decidirme por uno.

-El negro nunca falla- digo decantándome finalmente por uno.

Lo cojo y me meto al baño con él.
Me desvisto y me pongo el vestido negro. Era escotado y bastante corto,apenas me llegaba a la mitad de los muslos y tenía unos tirantes finos en los hombros que me provocaban algo de desconfianza.

Me miro al espejo y veo como se siente el vestido en mi cuerpo.

-Bueno,recemos para que no se te vea el alma Antonella...- dije en susurro.

En serio,deja de hablar sola!

Me maquillo normal,sin excesos,y cojo unos tacones altos negros junto con un bolso del mismo color para poder guardar mi móvil.

Cuando llega la hora,bajo las escaleras del hotel con sumo cuidado y fijándome en todas las esquinas por si Alexandra y Ginevra estaban allí. Me subo en el coche que pedí y le indico la dirección de la casa de Gavi.

Gavi

-Ya estoy yendo para allí.

-Perfecto!
-Tengo muchas ganas de verte Anto:)

Ojos Esmeralda•Pedri González Donde viven las historias. Descúbrelo ahora