Capítulo X

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-Y cuando dices que llegará tu novio?- preguntó mi madre con curiosidad desde la cocina.

Ruedo los ojos y camino desde el sofá hasta la encimera donde mi figura materna estaba cortando algunos trozos de carne para la cena.

-No es mi novio mamá- digo cruzandome de brazos.

-Antonella de Luca!- exclama ella dejando el cuchillo apoyado- soy tu madre,te conozco lo suficiente como para saber que ese chico te gusta.

-A ver...

-De eso nada! Mi princesita aún no tiene edad para esas cosas- interviene mi padre agarrándome de los hombros con una sonrisa.

-Oh Marc,no seas antiguo. Antonella ya tiene 20 años,es normal que le guste gente. Además,yo quiero ser abuela.

-Mamá!- exclamo abriendo los ojos como platos.

Tanto mi madre como mi padre se comienzan a reír a carcajadas mientras mis mejillas se ruborizan.

De repente,el sonido del timbre interrumpe esa escena y me dirijo rápidamente hasta la puerta para abrirla.

Cuando lo hago,unos preciosos ojos marrones se encuentran con los míos y conectan al instante.

-Pedri- sonrio al verlo.

-Traigo las pizzas y el chocolate que me pediste- dice señalando varias cajas que estaban amontonadas en sus manos.

Niego con la cabeza mientras me río y lo ayudo con las cajas.

-Pasa- beso su mejilla y me hecho hacia un lado para concederle la entrada a la casa.

-Eso joven,no tengas miedo. De momento aún no mordemos a nadie- dice mi madre apareciendo de la nada junto a mi padre y mis hermanos.

-Este es el novio de Anto?- pregunta Gia.

-Es guapo- responde Mateo.

Pedri ríe tras escuchar a mis hermanos y yo me llevo la mano a la frente mientras un pequeño gruñido sale de mis labios.

-Vale... Pedri,esta es mi familia. Mi madre Letty,mi padre Marc y mis hermanos Gia y Mateo- digo presentándolos a todos mientras los señalo uno por uno.

-Hola!- saludan felizmente los mellizos al unísono.

-Hola pequeños,soy Pedro pero casi todo el mundo me llama Pedri- dice el canario dulcemente mientras se agacha a la altura de mis hermanos para poder observarlos mejor.

-Me cae bien- dice Mateo en un susurro que escuchamos todos.

-A mi también- responde de la misma manera Gia.

Los adultos nos reímos y Pedri vuelve a reincorporarse para dirigirse a mis padres.

-Encantado de conocerlos señor y señora de Luca- dice formalmente.

-Oh por dios,no hace falta que nos trates de señor y señora Pedri,el placer es nuestro- sonríe tal dulce como siempre mi madre.

-Estabamos deseando conocer al novio de nuestra princesita- añade mi padre extendiéndole su mano al canario,el cual la cogió y zarandeó en modo de saludo.

-Ay dios. Otra vez os lo tengo que decir? No es mi novio- digo muerta de la vergüenza.

Sentía como mis mejillas ardían en calor,como si en cualquier momento fuesen a explotar.

Ojos Esmeralda•Pedri González Donde viven las historias. Descúbrelo ahora