Capítulo XVI

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Sin más tiempo que perder,me levanté de la cama y cogí lo primero que vi en el armario.
Para bien o para mal,lo primero que había cogido era una camiseta de Pedri que aún tenía impregnada su olor.

Llevé la camiseta a mi nariz y cerré los ojos recordando ese olor que,a pesar de haber pasado tan solo dos días, echaba tanto de menos.

Bufé y me la puse, acompañada de un pantalón corto de color negro. Bajé corriendo a la cocina y cogí las llaves del coche de mi madre.

-Antonella, cariño. A dónde vas?- preguntó mi padre siguiendo todos mis movimientos.

-Amor, déjala- dijo mi madre posando sus manos en los hombros de mi padre y guiñándome un ojo.

Sonreí y salí de la casa,prácticamente corriendo.

Subí al coche y arranqué en dirección a la casa de Fer y Pedri.

-Por favor Fer, contéstame- dije mientras marcaba su número en la pantalla del coche.

Al cabo de unos segundos,Fer respondió al otro lado de la línea con voz de dormido.

-Antonella? Qué pasa? Estás bien?- preguntó al instante.

-Está Pedri en casa?- pregunté yo sin responderle a lo anterior.

-No,se ha ido a la playa a dar un paseo.

-Mierda...- murmuré estresada.

-Anto, está en la playa cerca de casa de Ansu. Debes hablar con él,está fatal desde lo del otro día- me informó el hermano mayor de Pedri.

Al escucharlo decir eso,una pequeña parte se mi estómago se encogió,preocupada por lo que podría haber estado pensando el canario estos días.

-Lo sé Fer,voy a hablar con él- dije antes de colgar.

Después de eso, seguí mi camino hasta la playa que me había dicho Fer y,una vez llegué, bajé del coche a toda prisa hasta llegar a donde se encontraba una silueta que caminaba sola por la playa,cerca de la orilla.

-Pedri!- grité acercándome a él mientras corría en la arena.

El chico se giró y me miró con el ceño fruncido pero con una pequeña sonrisa entre sus labios.

-Antonella? Que haces- antes dejarle acabar,me lancé a sus brazos, abrazándolo con fuerza.

Di un pequeño salto y enrredé mis piernas en su cadera a lo que él colocó sus manos en mis muslos para que no me cayese al suelo.

Tras unos 2 minutos seguidos abrazándonos, separé mi rostro de su cuello, en el cual lo tenía escondido, y lo miré directamente a los ojos.

-Lo siento- dije notando como algunas lágrimas se formaban en mis ojos- he sido una egoísta y me he antepuesto a mi misma a lo que sea que tengamos tu y yo.

-Antonella... No es culpa tuya. No debí presionarte así y mucho menos debí decirte todas esas bobadas. No eres una chica del montón,no eres una más,eres mi chica. Eres la única chica a la que mis ojos miran.

Mis ojos brillaron al escucharlo,esta vez no brillaban de tristeza,lo hacían de felicidad.

-Pedri... Creo que si vamos poco a poco... Podré ir acostumbrandome a las cámaras y todo eso de la vida pública- dije sonriendo ligeramente.

-Antonella,no tienes que hacer esto por mi- respondió acarciando mi rostro con su pulgar.

-No lo hago por ti Pedri- respondí bajo su atenta mirada- lo hago por nosotros- dije señalándonos.

Ojos Esmeralda•Pedri González Donde viven las historias. Descúbrelo ahora