Capítulo XX

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-Pedri,la pajarita sobra. Vienen mis padres a cenar,no vamos a ninguna gala- rodé los ojos mientras me colocaba bien mi camisa.

-Tu crees que si cojo un smoking es mucho?- preguntó viéndose al espejo.

-Si!- exclamé zarandeando los brazos con obviedad.

El chico bufó y tiró la pajarita por algún lado de la habitación.

-Pedri... En serio,no te preocupes tanto. Es solo una cena- dije colocándome detrás de él y abrazándolo por la cintura.

-Para mi no es sólo una cena Antonella. Y si no les caigo bien?- dijo con el ánimo decaído y con los nervios a flor de piel.

-No seas bobo,tu te crees que no les he hablado de ti como diez mil millones de veces? Te tienen en un pedestal sin conocerte, imagínate donde te tendrán después de esta noche- respondí riendo un poco.

Una pequeña sonrisa apareció en el rostro del canario,el cual se giró hacia mi,quedando cara a cara.

-Tengo que ganarme a mis suegros- dijo sonriente.

Rodé los ojos y le di un pequeño golpe en el hombro.

-Mas bien... Intenta caerle bien a Gia y Mateo- aclaré.

-A ver...son niños- respondió algo más tranquilo- aunque si son tan antisociales como tú igual sí que tengo un poco complicado eso de caerles bien- bromeó finalmente.

Sonreí de manera irónica y levanté uno de mis dedos, haciéndole el corte de manga.

Pedri se limitó a reír y se acercó lentamente a mí a la par que yo retrocedía hacía atrás, tratando de alejarme.

-Vamos,era una broma. Además, tú me odiabas sin razón desde el primer momento que nos conocimos- dijo mientras me dejaba acorralada contra el escritorio y posaba sus manos a ambos lados de mi cintura.

-Eso es mentira. No te odié desde el primer momento,te odié cuando me enteré de que eras futbolista- aclaré con rapidez.

-Repito. Me odiabas sin razón- se reafirmó mientras acercaba su rostro al mío lentamente.

Nuestras narices se rozaban al igual que nuestros labios y nuestras respiraciones se mezclaban haciéndome sentir como una adolescente que había visto al chico del que llevaba enamorada desde primero.

-Qué? Ahora no tienes razones para odiarme a que no?- preguntó de manera burlona.

-Si,que estés apunto de arruinarme el pintalabios es una buena razón para odiarte- dije totalmente absorta en sus ojos.

Como solía hacer tan de costumbre...

Una pequeña y grave risa se escapó de entre sus labios antes de que volviese a hablar.

-Y si no hago nada? Ya no tendrías razones- dijo abriéndose espacio entre mis piernas y colocándose entre ellas.

-Bueno... Siempre dicen que los que se pelean se desean así que creo que me tomaré el riesgo de odiarte y pelear contigo- dije en un tono de voz tan bajo que apenas él podía escucharlo.

Su sonrisa se tornó de lado al escucharme,sonriendo ladina y pícaramente.

-Ejem- escuchamos como alguien se carraspeaba las garganta detrás de nosotros.

Cuando nos giramos,nos separamos rápidamente al ver a mi madre mirándonos con una sonrisa.

-Mamá! Cuánto tiempo llevas ahí?!- pregunté realmente nerviosa.

Ojos Esmeralda•Pedri González Donde viven las historias. Descúbrelo ahora