Capítulo XIV

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CONTENIDO EXPLÍCITO⚠️

La velocidad a la que iba Pedri por la carretera era más de la permitida, hubo un momento que hasta temí por si se saltaba algún radar o algo por el estilo pero ese temor se fue con rapidez en cuanto llegamos a la casa del canario.

-Vamos- dijo bajando del coche y acercándose a mi lado para abrir la puerta del coche desde fuera.

Todo un caballero. Hasta para follar...

-Pedri... No estará tu hermano en casa?- pregunté bajando del coche mientras el mencionado cerraba la puerta de éste detrás de mí.

-Ha ido a una quedada con unos amigos suyos,estamos solos- dijo con una sonrisa pícara que me contagió rápidamente.

Sin más tiempo que perder,nos acercamos a la puerta y,una vez que el chico la abrió con sus llaves y uno de mis pies estaba dentro de la casa, su boca atrapó a la mía, devorándola con ansias.

Entre tropiezos y besos,llegamos hasta la sala de estar donde mi espalda chocó contra el cabecero del sofá haciendo que quedase totalmente acorralada entre el cuerpo del futbolista y el mueble.

Sus manos apretaron en mi cintura haciendo que un pequeño gemido saliese de mi boca sin apenas darme tiempo a controlarlo.

-Dios Antonella,me vuelves loco- aseguró mientras bajaba sus besos húmedos hasta mi cuello,donde se detuvo un tiempo haciendo que mis hormonas se alborotasen hasta puntos que no sabía que existían.

Bajé mis manos hasta el bordillo de su camiseta y el canario me ayudó a quitársela incorporándose un poco. Después de dejarme unas perfectas vistas a su, increíblemente, marcado abdomen, recorrí su espalda de arriba abajo con mis uñas,llegando a clavarlas ligeramente sobre la superficie de su piel cuando sentí que sus besos bajaban a mi escote.

Casi sin darme cuenta, Pedri bajó la cremallera que había en la parte trasera de mi vestido y se deshizo de éste dejándome expuesta y semidesnuda ante él.

Se separó unos segundos y su mirada me analizó de piés a cabeza lamiéndose los labios en el acto y,a su vez, provocando que unas mariposas revoloteasen en mi estómago con fuerza,haciendo que mis piernas temblasen y se volviesen de gelatina repentinamente.

Una vez ya me había analizado del todo, volvió a acercarse y a besarme más salvajemente.

Si es que eso era posible...

Una de sus manos se coló en mi sujetador, acariciando uno de mis pechos mientras que,la otra, bajaba lentamente de mi cintura a mi culo y me apretaba con fuerza a su cuerpo.

Enrredé mis piernas en su cadera para acabar con cualquier tipo de distancia entre nosotros mientras el chico se deshacía completamente de mi sujetador y bajaba su boca hasta mis pechos para besarlos y acariciarlos con cuidado.

Mi cabeza se echó hacia atrás casi inconscientemente y el canario aprovechó ese movimiento para poner su mano en mi cuello y apretar un poco mientras que su boca seguía haciendo un increíble trabajo con mis pezones.

Sabía lo que me volvía loca y lo estaba consiguiendo tan fácil como si de una partida del parchís se tratase.

-Vayamos a mi habitación- dijo separando su boca de mi pecho y mirándome con las pupilas realmente dilatadas y derrochando deseo.

Asentí sin poder emitir palabra y,aún con mis piernas en su cintura,el canario me elevó y continuó besándome hasta llegar a su habitación,cuya puerta cerró con el pié cuando entramos en ella y a la cual pegó mi espalda salvajemente una vez cerrada.

Ojos Esmeralda•Pedri González Donde viven las historias. Descúbrelo ahora