Capítulo XXXVII

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PEDRI

Ver a Antonella dormir era, probablemente,la mejor imagen del mundo.

Me resultaba realmente tierna la manera en la que se abrazaba a mí con fuerza,como si me fuese a escapar en algún momento.

Me quedé analizando su rostro,su precioso rostro.

Pasé mi mano por su mejilla y la acaricié delicadamente con mi pulgar, tratando de no despertarla.

-Te quiero y tengo mucho miedo a perderte Antonella,eres lo más importante del mundo para mí- murmuré sabiendo que estaba demasiado dormida para escucharme.

Eso pensaba yo al menos...

-No me vas a perder nunca Pedri- susurró ella como respuesta,manteniendo sus ojos cerrados.

Sonreí ampliamente al escucharla y dejé un pequeño beso sobre su frente.

-Pensé que estabas dormida- dije cuando, finalmente,la ví abrir sus preciosos ojos.

-Llevo un rato despierta pero pensaba que tú estabas dormido y no quería despertarte- respondió sobándose los ojos.

-Bueno,amanecer a tu lado es el mejor regalo que la vida me puede dar, créeme,no me importa que me despiertes- añadí dispuesto a besarla.

-No Pedri! No me he lavado los dientes aún- dijo colocándose la mano en la boca,impidiendo que la besase.

-Da igual Antonella- reí apartando su mano.

-No,no da igual. No quiero que me beses con mi aliento mañanero- dijo avergonzada.

Rodé los ojos y la atraje a mí,tomándola por la barbilla y besándola apasionadamente.

Tras varios segundos en esa posición,la cosa pareció tornarse algo más intensa, así que coloqué a Antonella encima de mi regazo,dejándola a horcajadas sobre mí.

-Anto!- exclamó Mateo entrando en la habitación de golpe.

-Iugh!- dijo Gia haciendo una mueca de asco al vernos.

-No Gia,no debemos ver esto,son cosas de mayores!- dijo Mateo colocando una de sus manos en los ojos de su hermana y,la otra, en sus propios ojos.

-Chicos, debéis llamar a la puerta- dijo Antonella volviendo a sentarse,esta vez,sobre la cama y con las mejillas algo ruborizadas.

Yo por mi parte, comencé a reírme a carcajadas por esa situación.

-No es gracioso!- dijo dándome un codazo.

-Vamos,lo ha sido- añadí acercándome a ella y dejando un tierno beso en su mejilla.

-Vale chicos, qué queríais?- preguntó cambiando de tema.

-A qué veníamos?- le preguntó Gia a su hermano mellizo.

-No sé,no me acuerdo. Esa imagen me ha hecho pupa en la cabeza- respondió Mateo aún con una mueca de asco anidando en su rostro.

-Ah sí! Ya me acuerdo! Veníamos a decirles que teníamos hambre- dijo Gia sonriente.

En ese momento,ví como Antonella se tiraba hacia atrás en la cama y hundía su cabeza en la almohada de manera desesperada.

En serio han venido solo por eso?

-Chicos,ya sabéis que tenéis la fruta en la cocina. Solo tenéis que ir allí y cogerla- dijo agotada.

Nadie nos había dicho que hacerse cargo de dos niños de 6 años fuese tan agotador.

Ojos Esmeralda•Pedri González Donde viven las historias. Descúbrelo ahora