Capítulo XXXI

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-Pedri,no podemos seguir haciendo esto. Tengo novio- dije sacando todas mis fuerzas para apartarlo de mí.

-Quién dijo que él se tenga que enterar de esto?- preguntó acercándose de nuevo.

-Antonella? Princesa,estás ahí?

Mierda,Charles.

Tanto su voz como sus pasos se escuchaban demasiado cerca así que hice lo primero que se me pasó por la cabeza.

-Métete ahí y cállate!- dije empujando a Pedri hasta el cubículo en el que se encontraba el retrete.

Rápidamente, cerré la puerta,justo cuando Charles entró en el aseo.

-Aquí estás,llevo unos diez minutos buscándote- dijo sonriendo,algo aliviado.

-Tranquilo amor,solo necesitaba algo de agua fría. Además, habláis de cosas demasiado aburridas que yo no entiendo- bromeé tratando de controlar mis nervios.

El monegasco rió y se acercó a mí lentamente.

Todo iba bien, repito iba.

-Joder!- escuché la voz de Pedri dentro del cubículo.

Por el sonido,parecía que se había caído la papelera que estaba dentro.

-Qué ha sido eso?- preguntó Charles frunciendo el ceño.

-No lo sé- me excusé haciéndome la loca.

Charles caminó hasta la puerta del cubículo y la abrió,dejando así a Pedri al descubierto.

Joder,joder.

-Qué haces tú aquí?- preguntó el monegasco de mala manera.

-Llevaba aquí un rato y me olvidé de poner el pestillo,Antonella entró al aseo y me dió algo de vergüenza salir de manera tan espontánea. Lo siento Antonella, debí haber puesto el pestillo- habló el canario.

Wow,esa mentira si que fué totalmente espontánea.

-No te preocupes, también es mi culpa. Debí haber llamado a la puerta antes de entrar- hablé esta vez yo,sonriendo un poco.

-Bueno,debemos volver a nuestra mesa. Te veremos por ahí Pedri- intervino Charles tomándome de la mano y sacándome del aseo tan rápido que no me dió tiempo a despedirme del canario.

-Oye, relájate! No sabía que estaba allí,ha sido una equivocación- dije zafandome de su agarre y frenandome a mitad de camino.

-Lo se princesa pero... Me dá miedo pensar que todavía sientes algo por él- terminó por confesar el monegasco.

Un pequeño escalofrío me recorrió de piés a cabeza al escucharlo.

Si tu supieras...

-Amor,tranquilo. No hay nada entre Pedri y yo,el pasado es sólo eso,pasado. Estoy feliz contigo y no necesito estar con nadie más,ni tampoco quiero- dije acercándome a él para abrazarlo.

Sus manos me agarraron por la cintura y me acercaron a él con fuerza.

Mientras nos abrazábamos,pude ver a Pedri saliendo del baño.

Ya no tenía esa sonrisa que habitaba en él hacía,apenas,unos minutos.

Acababa de escuchar lo que le había dicho a Charles.

Ojos Esmeralda•Pedri González Donde viven las historias. Descúbrelo ahora