34. Llamada

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— Dime... —. Tragué mis palabras.

— Estarán bien con el clima que hace allí afuera? —. El tono de su voz demostraba preocupación, solo por Sally de eso estaba seguro.

— Si, además creo que es hora de irnos, no es así, Sally? —. Por un momento me sentí como una persona normal, quien pensaría que yo podría tener el derecho de volver a vivir un momento así, como si lo mereciera.

Es hora de volver a la realidad Helen.

— No quiero, me gustaría quedarme mucho más tiempo con TN —. La niña comenzó a negarse haciendo muecas de tristeza y desconformidad en su rostro.

— Slender te espera Sally, y si no has notado, ya es tarde —. Hice una pausa y luego miré a la mujer frente a mi. — Además creo que TN tiene más cosas que hacer —.

— Yo? —. Me miró confundida. Confirmé que era una mujer tonta, la más tonta que he conocido.

— A no ser que tu madre se llame TN, si, me refiero a ti —.

— Gracias por aclararlo —. Ahí está otra vez, su actitud a la defensiva, me golpeó con la mirada para luego dirigirse a Sally —. Linda, me encantaría pasar más tiempo contigo, pero tú amigo tiene razón, tu padre debe estar esperándote pero no te preocupes que podemos vernos muchos días más —. Para animar a la mocosa, o eso es lo que imaginé, luego de hablar le sonrió.

Me obligué a apartar la mirada. Esos gestos hacían peligrar mi integridad de asesino y en lo posible prefería no caer más de lo que ya estoy cayendo al cavar mi propia tumba.

Sonreí para mis adentros; "tu amigo", como si solo el pronunciar mi nombre le causara molestia.

— Es verdad, papá Slender me espera! ... Nos veremos otra vez, verdad? —. Nunca fue tan obediente, quien diría que con esta mujer pareciera la niña más buena que existe.

— Claro que si! Es una promesa —.

— Eres bienvenida siempre que quieras corazón —. Ahora la madre de la mujer habló. — Tu también Helen, siempre es un gusto —.

Cómo le digo que no me interesa su opinión.

— Gracias señora —.

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Son demasiadas las coincidencias para toparme con este sujeto, siempre he vivido en esta ciudad, además tiendo a interactuar constantemente con múltiples personas en el trabajo y sin embargo nunca antes lo ví.

Helen, el amigo del papá de la pequeña Sally.

Es lo único que conozco de él aunque no puedo evitar la sensación de ansiedad al tenerlo cerca.

— Asegúrate de mantener el calor una vez llegues a tu casa Sally, no debes enfermar —. La pequeña me regaló una sonrisa.

— Yo no me enfermo TN, soy muy fuerte! —.

— La más fuerte de todas —. Nos despedimos en la entrada de la puerta con un gran abrazo, en cuanto al hombre a su lado...

— Adiós, gracias por cuidar de Sally —. Comenté neutra sin dejar mis modales.

— No debes agradecer, Slender me lo pidió —. Nuevamente su conducta se vuelve hostil e irritable.

— De todos modos te lo agradezco —. Suspiré con la poca paciencia yéndose de mi cuerpo.

— Y yo te acabo de decir que no de... —.

— Pero ya lo hice —. Insistí sin dejar que terminara y continúe. — Fue un gusto, Helen —. Al igual que durante la tarde le ofrecí mi mano, en este caso a modo de despedida.

¿Que me has hecho? - Bloody Painter-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora