43. Animal

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Atravesé la arboleda por dónde existía un camino de tierra para acortar la distancia y llegar más rápido a la cabaña.

Entre la maleza verdosa, un pequeño bulto aullaba forcejeando con una rama seca y curvada en la cual se mantenía enredada su correa. Su desesperación solo había empeorado la situación, tanto así que la soga lo estaba ahorcando por el cuello.

- Solo por esta vez -. Me acerqué por la espalda del cachorro para evitar que me mordiese mientras lo liberaba de su collar, pero el muy astuto volteó sagazmente hacia mi e intentó lanzar un mordisco fallando en el intento. Lo entendí bastante bien, esto sucede siempre que alguien siente que puede ser victimizada por otro aún más fuerte que él.

- Vamos pequeño animal, no te haré nada -. Volví a acercar mi mano lentamente para que el pudiese olfatear mi aroma, luego cuando sentí que ya no intentaría atacar, lo acaricié, ahora solo movía la cola y lloraba demostrándose vulnerable.

- Te pareces a alguien que conozco -. Los mismos ojos grandes y brillantes me recordaron a ella. - De verdad que se parece a un cachorro -.

Sin dejar de acariciarle las orejas cogí el cuchillo con mi otra mano y corte el collar haciendo que la rama se retrajera hacia atrás y el animal corriera hacia mi cara.

- No hay de qué saco de pulgas -. Sonreí ante su agradecimiento para luego verle perderse entre los otros matorrales del bosque.

Si tenía collar era claro que estaba perdido, aunque no era mi asunto, yo lo había liberado y ahora le correspondía a él encontrar nuevamente a su dueña u hogar.

- Llegas tarde -.

- No estoy para bromas Hoodie -. Contesté sin voltear.

- Slender esperaba hablar contigo, aunque creo que después le surgió algo -.

- Lo buscaré durante el día, ahora quiero dormir -.

- Lo sé, solo lo tomé como excusa para hacerte una broma -.

- No deberías estar durmiendo? -. Pregunté tomando como referencia la hora en la que abandoné la casa de TN.

- Lo haría si Masky no estuviese buscando al maldito perro -. La voz disminuyó a medida que Hoodie se dirigía a por un vaso de agua y cuando regresó le volví a preguntar pero ahora acerca de ese perro que él señalaba.

Nunca hemos tenido animal alguno, nadie tiene el suficiente tiempo para cuidarlos ya que apenas y se pueden cuidar a si mismos.

- Perro? -.

- Así es -. Asintió con un vaso de agua entre las manos.

- Perro? -. Volví a preguntar desconcertado.

- Amigo, eres sordo? -.

- O tú muy estúpido, nunca hemos tenido un perro -.

- Hasta hace cinco horas, Sally lo encontró, no lo íbamos a cuidar, Slender planeaba deshacerse de él dejándolo nuevamente en la calle, pero algo lo hizo cambiar de opinión -.

- Es muy raro que aceptara mantenerlo aquí -.

- Escuché que olfateando encontró un trozo de tela a rayas a un costado de la cabaña -.

- Del payaso -. Contesté entendiendo la razón.

- Exacto. Ahora sí me disculpas debo seguir buscando a ese animal. Cushito, cushito, shhhh, shhhh -.

- Eso es para los gatos, imbécil -.

Me comenzó a dar migraña de solo ver cómo buscaba al pobre perro, no me sorprendía de que se escape de ellos.

La puerta se volvió a abrir de golpe dejando a la vista a Masky con la ropa embadurnada de barro al igual que su cabello y máscara la cual ahora no tenía rastros de ser blanca. La chaqueta mostaza tenía pequeños cortes y el sudor se mezclaba con la suciedad sobre su rostro. Cayó sobre sus rodillas agotado, al parecer había recorrido todo el bosque hasta aquí. Tras de él, el mismo cachorro que yo había salvado de morir asfixiado; corría lleno de fulgor ladrando sin cesar trepando por sobre el cuerpo de Masky para terminar sobre su cabeza y así lamerle las orejas.

- Mantenme -. Susurró rendido.

- Hey mira! Lo encontré -. Hoodie corrió para tomarlo entre sus brazos triunfante.

- Recuérdame quien soy por favor -. Masky se levantó con mucho esfuerzo del suelo.

- Un asesino Masky, un asesino -. Le dí unas palmadas sobre su espalda a modo de consuelo. - Lo hiciste bien -.

- Se lo llevaré a la mocosa, nos vemos -. Corrió hacia la segunda planta mientras mi compañero de chaqueta beige iba al baño para quitarse la mugre adherida a su ropa.

Yo igualmente decidí subir las escaleras para entrar a mi habitación, pasé por fuera de la puerta de la pequeña mocosa que estaba entreabierta, escuché un grito agudo y entendí que ya le habían entregado a ese animal. No sabía muy bien si sentir lastima por él, pero esperaba que lo cuidase.

Una vez en mi habitación quité ambos zapatos, desabroché los botones de mi abrigo y lo colgué sobre la silla frente a mi cama,

Me lancé gustoso sobre el colchón y cerré los ojos para descansar lo que restaba de noche, pero para mí desgracia volví a recordar a TN, no como un cachorro sino como una mujer, y eso no me hizo nada bien.

La erección volvió presionando con más fuerza contra mi pantalón por lo que tuve que desabrocharlo y quedar solo en boxers. Visualizé a la culpable de mi estado actual mientras que con mi mano rozaba el bulto persistente y animoso.

En mi mente tenía la libertad de poseerla, sentirla y someterla según fueran mis deseos sin temor a dañarle con mi poca por no decir nula delicadeza, su voz, su alma tan inocente escondían todo lo que años atrás yo había eliminado de mi vida y me revolvían deseoso de volver a experimentar, de profanar. Realmente la corriente eléctrica se desplazaba a lo largo de todo mi cuerpo con tan solo imaginarla decir mi nombre.

Continúe acabando con las ganas por unos minutos más prometiendo que sería la última vez que pasaría por este estado miserable de no poder controlar mi propio cuerpo por culpa de las imágenes de esa mujer torpe invadiendo mis pensamientos.

Me lo prometí a mi mismo? Claro que sí.

Lo creí? Absolutamente no.

Volvería a hacerlo? Mil malditas veces más.

Mis respiraciones se hicieron más rápidas hasta llegar al éxtasis, ella no tenía idea de lo que causaba en mi; un asesino que se tortura para no cagarla con su víctima no podía negar que daba bastante lástima, hace unos meses atrás ya habría hecho con ella lo que me hubiese dado la gana y esto indicaba que quizás no era el mismo.

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Regresé con las mejillas tan encendidas que podía sentir como quemaba.

Es un asesino por Dios santo, lo último que debes pensar de un demente con severos trastornos psicológicos es que sea sexy.

Su voz ronca, la manera en la que lamía su dedo y los malditos comentarios en doble sentido me nublaban la mente, puede que sea cierto que a los seres humanos nos atrae el peligro pero yo estaba pisando zona roja con solo pensarle.

Disimulé cualquier posible signo que pudiese delatarme antes de volver con mis amigas.

Nos vemos.

Esas últimas palabras sin embargo quedaron clavadas. Él iba a volver pero se me hacía imposible adivinar que es lo que pasaba por su cabeza, podría matarme si quisiese, en efecto era ágil con sus manos como para forzar las ventanas sin dejar rastro.

- Tierra llamando a TN, acaso viste a un fantasma? -. Sobre mi vista Laura movía sus manos de un lado a otro.

- Ojalá -. Respondí volviendo a pensar con mayor claridad.

¿Que me has hecho? - Bloody Painter-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora