37. Cuchillo

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Parte de encontrarse en la estación primaveral es toparse continuamente con cambios bruscos del clima, apenas hace unos días la neblina cubría la madrugada y gran parte de la noche, muy contrario al actual. El sol permanece quieto sobre el cielo, casi no se observaban nubes, solo era calor y una leve brisa tibia.

— No me extrañaría si me resfrío —.

— Vamos cariño aprovecha de tomar el sol, esto es lo mejor —. TN estiraba ambas piernas para aprovechar aún más el agradable clima mientras que Laura protestaba a favor de su salud.

— Habla por tí, yo no quiero enfermar, deberías saber que en esta época es en dónde más bajan las defensas —. Su vestimenta consistía en unos jeans azul claro y un suéter marrón delgado, TN se sorprendía de que su amiga no se estuviese muriendo de calor ya que ella con una falda de tubo y una blusa de tirantes parecía soportar apenas los rayos del sol.

— Exageras —. TN se burló de la excesiva preocupación hacia su sistema inmune, irónico ya que el suyo era aún más deplorable y aún así se desabrigaba sin remordimiento.

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— Ya me dirás tú si exagero más adelante cuando vuelva a ser un frío del demonio —. Reí rendida a su comentario para luego tomar otro sorbo de mi bebida

Laura y yo habíamos quedado para comer juntas, al ser nuestro día libre contábamos con toda la tarde disponible para nosotras. Sinceramente necesitaba conversar con otra persona que no fueran mis padres, intenté mantener todo el tema del ladrón herido que había estado observando fuera de mi casa y que además había entrado en ella, ya no podía guardarlo pero también sabía que no era un tema fácil de tratar.

— Laura... tú... —. Comencé a buscar las palabras más adecuadas para no asustar a mi compañera, ya tenía su atención, ahora solo debía desviarla y hacerle creer que no era anécdota propia sino que de otra amiga.

— Si, cuéntame —. Inclinó su cuerpo hacia mí dejando el tenedor sobre el plato.

— Sabes, una amiga hace no mucho tuvo un encuentro con un ladrón que se metió a su casa —. Inspeccioné su reacción antes de continuar, ella arrugó la frente como respuesta y se mantuvo en silencio dejando que continuara. — Resulta que ya lo había visto antes merodeando fuera de su casa, pero el sujeto era raro, siempre utilizaba máscara —.

— Le robo algo importante? —. Preguntó intentando entender.

— No le robó nada, cuando entró a su hogar, este hombre estaba herido, te digo todo esto para saber tu opinión —.

— Pues si no le robó y lo encontró en mal estado de salud, debió llamar a la policía y asunto arreglado —. Me mantuve en silencio omitiendo la parte en dónde en vez de hacer lo que cualquier ser humano normal haría me dediqué a curarle su herida.

— Imagino que debió —. Se me daba horrible mentir, Laura me miró a los ojos por un tiempo que se me hacía eterno.

— No lo hiciste no es así? —. Me trapiqué con un trozo de carne ante su comentario.

— No lo hizo, hablo de mi amiga —. Insistí en que yo no era la del problema pero sin ningún fruto. Laura no me creía.

— Ya vas con el juego de que tu amiga lo vivió, fuiste tú TN eres la peor mintiendo —. Me acorraló contra la pared y claramente ella era la espada.

— Está bien, lo siento y si, hablo de mi —. Confesé mi protagonismo avergonzada, probablemenre ahora me tomaría como la mayor de las idiotas por salvar a alguien de dudosas intenciones.

¿Que me has hecho? - Bloody Painter-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora