14- Camino

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Luego de una larga tarde de trabajo y un clima que parece no dar tregua con respecto al frío no hay nada mejor que llenar la bañera con agua caliente. Un dato curioso es que mientras más hirviendo esté, mejor para mi cuerpo e incluso provoca que cada fibra muscular entre en un estado de relajación.

Procedí a quitarme las prendas de ropa, y como hoy no me correspondía lavar mi cabello, decidí dejarlo atado en un alto chonguito, tantee el agua y estaba perfecta así que metí ambos pies acomodándome recostada y con la cabeza apoyada sobre el respaldo de la bañera. El vapor inundaba todo el baño, empañaba el espejo y estoy casi segura que incluso pasaba por debajo de la puerta hacia el pasillo, puede que me haya pasado con la temperatura del agua, pero lo que el cuerpo pide el cuerpo lo obtiene, así que decidí no preocuparme y disfrutar al máximo este pequeño placer del día.

Luego de dejar más o menos decente la habitación del baño, cogí mi pijama de polar, claramente no pensaba morirme de frío está noche, y ya una vez revisado que mi ventana estuviera cerrada con seguro y las cortinas corridas, me subí a la cama enrollandome entre las sábanas e instantáneamente cerré mis ojos cayendo en un profundo sueño. Recuerdo que mi último pensamiento es que mañana sería mi día libre, sin trabajos que entregar y sin tener que ir al restaurant.... Un día sin preocupaciones.

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Aveces, distintos caminos llevan a un mismo lugar. Algo parecido sucede con la vida de las personas, no importa que tan opuestas sean si están destinadas a encontrarse y que ironía, todo en lo que discrepan es lo que más les atrae aún cuando atente contra sus principios.

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- Adelante! Sigue corriendo! No es como que alguien vaya a ayudarte, nose si te diste cuenta que estamos rodeados de árboles y más árboles -....imbécil* pensé. Vale, en su lugar también intentaría escapar con todas mis fuerzas pero no es el caso, me sigue pareciendo imbécil.

Me encuentro en el bosque cercano a la ciudad, el viento sigue igual de fresco que te hiela hasta los huevos pero no me molesta en absoluto. Veo las copas de los árboles mecerse con estruendosos movimientos, el suelo resuena al chocar mis pies contra la tierra húmeda y el olor me resulta muy agradable, el único problema es que mi víctima a escapado y debo ir tras ella, cosa que detesto a más no poder. Reitero lo imbécil que encuentro a este tipo, a corrido en círculos, literal, conozco cada sector de este lugar, si tuviera un poco más de cerebro, ya habría salido a la carretera pero como decía, es un completo idiota.

Decidí esperarlo sobre una roca entre los arbustos, mi intuición me aseguraba que volvería a pasar por ahí y no es por presumir pero casi nunca me falla. No pasaron ni tres minutos cuando lo ví a lo lejos, tomé el cuchillo que tenía en uno de mis bolsillos de la chaqueta y se lo lance a la altura de las piernas haciendo que soltara un quejido de dolor y cayera sobre la fría tierra, me tomé mi tiempo de caminar hacia el mientras intentaba levantarse y correr hacia lado opuesto, cosa nuevamente idiota ya que solo termino cojeando de una manera bastante lamentable, además de haberse quitado el cuchillo acelerando la salida de sangre de la herida. Tome un segundo cuchillo un poco más grande que el anterior y corte a la altura de sus talones, el perdió el equilibrio y cayó golpeándose en la cabeza con un tronco que se encontraba en el suelo, se desmayó.

- A la mierda - Me gusta el frío, pero ya con lo irritado que me puso la debilidad de este tipo, el clima ya no me resultaba tan refrescante y no esperaría a que despertara porque no tenía ni puta idea si serían minutos u horas, así que opte por el dolor, quizás despierte o se muera desangrado, lo que pase primero, las dos tienen un buen final para mí.

Con el mismo cuchillo comencé a cortar sus dedos, el primero fue el índice y nada, ningún grito de dolor, corte ahora el pulgar, luego el anular, índice, y tampoco dió resultado, talvez la oreja pensé*

- AAAAAAAHH! - Al fin despiertas hijo de puta - señale hacía él con una sonrisa que obviamente no pudo ver debido a mi máscara. Gritó al segundo y la oreja quedó a medio cortar mientras intentaba golpearme sobre los brazos, cosa que le provocó aún más dolor al parecer ya que le faltaban algunos dedos*

- Eres un maldito enfermo!! Déjame ir! Oh dios mío, por favor ayúdame - los gritos y sollozos continuaban, pero para su desgracia, se perdían entre tantos árboles quedando solo un susurro entre las copas y arbustos.

- Eso! Eso es lo que me gusta, sigue así maldito imbécil, muéstrame esos gestos de dolor - A estás alturas sentía mi sangre arder por todo el cuerpo, debía dejar retratado sus gestos, su rostro mostraba tanto dolor que se contorsionaban en una horrible mueca, los ojos parecían apunto de estallarle y su mandíbula en cualquier momento se dislocaba, admito que me deje llevar por mis impulsos y lo que quería hacer durar termino en cuestión de minutos, enterré ambos cuchillos en su tórax quebrando sus costillas y abriéndome camino a su abdomen, las vísceras salieron al exterior y debido a la diferencia de temperatura soltaron vapor caliente. Obviamente esto causó un shock en él y su corazón dejo de latir.

- Ya moriste? Creo que me pase un poco - me levanté sacudiendo la tierra de mis rodillas, cosa que no fue muy inteligente de mi parte ya que al estar húmeda solo ensucie más mi pantalón y además mis manos*.

Decidí dejar el cuerpo en la misma posición, ya le pediría durante el día a uno de los idiotas con los que convivo que se lleve el cadáver.

Que bien se siente matar, la brisa, el olor de la sangre y los gestos de desesperación cuando sabes que no te queda más que un hilo de vida. El nivel de éxtasis que me causó así como rápido subió, rápido disminuyó y ahora me sentía tan relajado que solo pensé en llegar a mi habitación y poder descansar por el resto de la noche.

¿Que me has hecho? - Bloody Painter-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora