12- Cliente sin modales

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- no mami, yo quiero ese pastel! No quiero otro! - el pequeño de la tercera mesa insistia en ese postre a pesar de que le mostraba otras opciones ya que del que quería ya no quedaba

- hijo por favor no hagas escándalo, mira los que muestra la señorita que ricos se ven - la mamá trataba de hacerlo entrar en razón y controlar la situación pero el niño de no más de seis años no parecía ceder.

- que te parece si escoges unos de los que te muestro y te regalo un muñequito, es una muy buena propuesta no pequeñín? - casi lo dije sin pensar, pero su mamá ya estaba colapsando y yo quería seguir con mi trabajo. Cuando sentí que el niño diría que no, de pronto, se relajó y me sonrió

- está bien señora deme el que está abajo y espero mi peluche - Como por arte de magia el niño se calmó y quedó sentado otra vez frente a la mesa, chico listo pensé , acto seguido le regale una sonrisa y fui a por el pedido.

Cómo faltaban diez minutos para mí hora de descanso serví los platos y le pedí al niño que esperara un momento y que su regalo llegaría pronto, quité mi delantal y lo dejé en el casillero para luego salir a por el deseado muñeco. Las calles se veían aglomeradas de gente pero el clima era tan agradable que no le prestaba importancia a uno que otro empujón de parte de gente aparentemente con el tiempo apresurado. Por cuestiones de tiempo y cercanía decidí entrar a la tienda que quedaba en la otra calle y así no demorar tanto.

-  TN eres demasiado buena, no era necesario el muñeco, tienes un gran corazón - no sé por qué, pero no puedo evitar ser así. Refunfuñe frente a mis propios regaños mentales para abrír la puerta.

- fíjate dónde caminas, acaso no tienes ojos? - cuando quise responder a semejante idiota mi teléfono suena tomando mi atención y restandosela al otro tipo mientras entraba a la tienda con el teléfono en la mano

- Aló? Mamá? si , estoy bien, estaba en mi descanso, postre? Está bien mamá lo llevaré para la cena, adiós mamá. Yo también - Lo demás fue más rápido de lo que esperaba, tomé un muñeco muy pintoresco que si no mal recuerdo aparecía en una película, lo pagué y salí de vuelta al restaurante.

El niño quedó encantado y la mamá me dió una propina más que necesario a pesar que le dije que no era necesario, se lo agradeci y seguí con mi trabajo. Cuando ya quedaba poco más de una hora para cerrar el restaurante seguía lleno de clientes, lo cual no me desagradaba ya que se formaba un ambiente demasiado agradable y con risas por doquier

- Hola amigo puedo tomar tu orden? - este chico era medio raro, sentía que lo había visto en algún lugar pero se me hacía difícil con su forma de vestir y la capucha casi a la mitad de la cara

- Si, dame 2 menús familiares para llevar - sonó tajante y poco agradable

- claro, dime tu nombre y te llamaré cuando esté listo tu pedido - traté de sonar amable. Mientras tomaba la orden le cobré y le dije que si quería podía esperar sentado en alguna mesa

- Judy - escuché que susurró algo para si mismo pero que sin embargo logré escuchar

- disculpe? Dijo algo? - lo mire esperando respuestas, pero el solo dió la vuelta y fue a la mesa más cercana*

- y a este que bicho le picó? - dije para mí misma un poco molesta pero tratando de disimular. Minutos después lo llamé con la mano señalando que ya podía retirar su pedido, el solo se paró, tomó las bolsas y se fue sin siquiera agradecer -

- denada - le respondí a ver si tenía modales pero nada. Lo seguí con la mirada y antes de que cruzara la puerta volteó y por primera vez le ví el rostro, sentí como mis vellos se erizaban con sus ojos y sonrisa maliciosa. Era idéntico al chico de la ventana, no podía creerlo, no sé por qué pero algo dentro de mi gritaba que ese chico me traería problemas.

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- fíjate dónde caminas -  estaba irritado, odiaba ir a comprar las cosas de los demás, no tenía porque hacer estás mierdas y aún así estoy aquí y por si no fuera suficiente la gente pareciera no saber por dónde caminar, había una chica que se cruzó frente de mi justo cuando quería abrir la puerta, cuando la ví para esperar que respondiera, justo sonó su celular y me resto importancia. Maldita mocosa. Pensé en matarla cuando estuviera a solas pero la reconocí enseguida. Me costó más reaccionar y no tengo la más mínima idea del por qué, era la niña de la ventana, a la que decidí no matar aún pero sentía mis puños y mis uñas aferrarse a mi piel, de verdad que era demasiado parecida a la maldita Judy, la que me jodió y convirtió en esto. Tan metido estaba en mis pensamientos que cuando quise seguirla ella ya parecía estar terminando su compra para marcharse

- mierda y yo aquí perdiendo el tiempo - me escondí detrás de un poste y la vi salir, caminaba apresuradamente y no sé porque quise seguirla, ya sabía que debía matarla pero no mientras la siga viendo cómo la perra esa y como me había propuesto saber más de la mocosa me coloqué la capucha y caminé a paso lento detrás de ella y unas cuantas personas para que no sospechara hasta que llegué a un restaurante demasiado acogedor para mí gusto.

¿Que me has hecho? - Bloody Painter-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora