Capítulo 30 "Toma mi mano para aferrarte"

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En psicología se habla del "miedo condicionado", porque la mente traumatizada asocia algo que no es ninguna amenaza con una situación peligrosa o aterradora. Cuando esto pasa, los pensamientos malos se quedan en bucle de forma inconsciente, causando un miedo constante. Cuando se está listo para salir de ese bucle, recordar el trauma permite comenzar a recuperar la sensación de seguridad, y luego de eso, solo queda el duelo.

Después de que Mar estuvo un poco más recuperada, Thiago le dijo que la llevaría a la guarida para que descansara, pero su mirada no reflejaba alivio.  Aún estaba perdida, triste e incluso se podía ver algo de culpa. Nacho y Lleca la abrazaron, felices de verla bien, pero no había reacción de su parte. Luz se alejó y Mar ni siquiera quiso mirarla. Simón la vio preocupado, tenía miedo de ser el culpable de que la sonrisa de Mar, de todos sus amigos y del amor de su vida desapareciera para siempre.

-No te preocupes, Simón.-Le dijo el Profesor. -Ya van a estar mejor.

-¿Cómo estás tan seguro?

-Porque ya comenzaron a sanar.-El Profesor le dio una palmada en el hombro y le dijo que se concentraran en terminar de liberar a los presos.

Era cierto. Poco a poco, ese día, cada uno de los chicos, de una manera o de otra, comenzaron a dejar salir su dolor. Y ya lo había dicho el Profesor, cuando eso pasara iban a estar listos para avanzar.

Después de ver a Mar salir tan angustiada del altillo, Nacho sintió una furia profunda hacia Luz. Le recordó lo que le había hecho pasar, lo que le había hecho a su familia, a Nerdito, a Martina, a la Paisa y a todos sus amigos. Así que Nacho canalizó su dolor, utilizando a Luz.

-¿Estás feliz, basura?-Nacho se acercó a Luz, su mirada reflejando solo enojo. -Sos una enferma de mierda, nos cagaste la vida a todos.-Lleca se interpuso entre los dos al ver que Nacho se estaba poniendo cada vez más agresivo. -Decíme ya donde tenés a Martina y a la Paisa.

-No podés ir con ellos, Pérez.-Le dijo Luz, algo asustada. -Pero te puedo asegurar que ambas están muy bien.

-¡Decíme donde están, enferma!-Le gritó Nacho y Lleca le puso una mano en el pecho, deteniéndolo temiendo lo que pudiera hacerle a Luz, dejándose llevar por el enojo.

-Pará un poco, Nacho.-Lo detuvo Lleca. -Ella tiene razón, acordáte de la paradoja.

-¡Me importa una mierda la paradoja!-Luz le juró que ambas estaban bien y Lleca le dijo a Nacho que se fuera y se calmara un poco. Más que enojo hacia Luz, Nacho sentía un dolor profundo al pensar que Caridad tenía razón sobre él, cuando decía que no cambiaba más. Ese dolor era el que no lo soltaba, pero a veces, para soltar el dolor, se necesita primero dejarlo salir y así lo hizo Nacho.

Cuando Nacho se fue, Luz abrazó a Lleca y le agradeció por haberla defendido. Ella sentía que después de todo, Lleca era el único que aún la quería y la podía defender. Él se alejó de ella y ella comenzó a pedirle perdón. Si había una persona de la que Luz se arrepentía de haberle hecho daño, ese era Lleca.

-Yo te quería, Luz.-Le dijo Lleca, con lágrimas en los ojos. -Y talvez por todo lo que te quería me duele tanto. Yo te respetaba, eras como una mamá para mí.

-Vos siempre fuiste mi preferido, siempre fuiste mi consentido.-Trató de acercarse Luz.

-Ahora cada vez que te veo recuerdo todo lo que me hiciste y me di cuenta de que fuiste vos. Yo me sentía solo y me dolía pensar que los chicos me habían traicionado, pero lo único que me daba algo de paz era saber que aún estabas vos. Vos nos cagaste la vida y ni siquiera sé si un día vamos a poder superarlo. Yo no puedo creer que vos seas esa nena a la que yo rescaté, no puedo creer que te convertiste en esa basura-Lleca trató de irse y Luz lo detuvo, sintiéndose cada vez más culpable, viendo las lágrimas que recorrían sus mejillas, y le pidió perdón otra vez. -Me encerraste por semanas, Luz, me torturaste. -Le reclamó. -Sé que estabas reseteada, ¿Pero como se perdona tanto dolor?-Finalmente Lleca se alejó de ella y se encerró en lo que había sido su cuarto en el NE.

Hay otra historia escrita para no pensar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora