2. La niña Miri

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Me quede absorta observando a una hermosa niña que me expectaba con dulzura. Me arrodille hasta estar a su altura y le sonreí dulcemente. 

—hola, pequeña. ¿Cómo te llamas? 

—Hola.— Saludo.— Soy Miri Unasaka y tengo 4 años. 

Sonrió con orgullo. Ladeé la cabeza y la mire detalladamente, su cabello castaño le llegaba por el cuello, tenia unos hermosos ojos achocolatados y toda la ropa bañado en harina. 

—El es mi papi Kazuki— Señalo al rubio detrás de mi.— Y el mi papi Rei. 

Señalo a un pelinegro que estaba sentado en el sofá, con la mirada perdida en el televisor y con un control de videojuegos en las manos. Su cabello espeso caía sobre su frente y su mirada perdida mostraba ensoñación hacia la pantalla. Tenia unas oscuras ojeras debajo de sus ojos.

Me quede boquiabierta observando al chico, si era bastante guapo al igual que el rubio, pero su expresión de concentración me atraía mas, sin duda parecía un emo otaku fanático de los videojuegos. Estúpidos gustos raros. Estúpidos chicos raros siendo villanos y antagonistas de libros y Fanfic de novelas turcas.

Carraspeé y volví mi atención a la pequeña niña. 

—Soy Suzuki Tiny, un placer querida. 

Me sonrió nuevamente, le di una suave caricia en su cabello y mire al rubio. 

—¿tu hija?— Pregunte.

—Larga historia.. 

Desvió la mirada y no pregunte. Al parecer existía un trasfondo en esa historia. En mi imaginación se cruzaba la idea de un condón roto o una fiesta sin gorrito. 

El rubio me invito a pasar a la cocina donde había un desastre de harina en el piso, me sonrió apenado.

—Miri es bastante traviesa.— Justificó. 

Solté una risita, tratando de disimular mi burla con modismo. 

—Me imagino. 

—Aun me falta bastante para terminar con el almuerzo, ¿Te importaría si..? 

—Si deseas puedo ayudarte.— Ofrecí.

Parpadeo incrédulo, y unos segundos después acepto mi propuesta. Empezamos a cocinar y el me daba las indicaciones y las realizaba. Me gustaba mucho la cocina, y al parecer compartíamos el gusto. 

—Eres bastante bueno con el cuchillo.— Dije, maravillada por su buena forma de manejarlo. 

Cortaba perfectamente las zanahorias, en segundos ya tenia cinco cortadas. Era ágil y no se preocupaba en siquiera cortarse. 

—¿Acaso eres profesional en esto?

El rubio se rio y negó ante mi pregunta.

—Me gusta mucho la cocina. Eso es todo. 

Asentí. 

—¿En que trabajas?— Pregunte.

—Mi papi Kazuki es comediante, y sus chistes no causan gracia. Y mi papi Rei es un árabe petrolero.— Contesto Miri, quien estaba a un lado mirándonos. 

Mire hacia la niña y volví mi mirada a Kazuki quien estaba rojo de vergüenza, estaba a punto de regañar a la niña cuando estalle en carcajadas. Me estaba riendo abiertamente por lo que había dicho la niña, y cuando termine los dos presentes me miraban curiosos. Alce las manos y negué mientras apaciguaba mi risa. 

—No creas que me rio de ti, Sr. Kazuki, solamente que me causa gracia como lo dijo su hija. 

Miri nos miro, curiosa por entender mi reacción, al ver los dos reímos a la vez. Volvimos a cocinar pero en un segundo que deje de ver la encimera para observar la cocina y verificar el horno, Miri estaba tratando de subir a la encimera gritando que quería ayudar a cocinar. 

Rei Suwa - Buddy daddiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora