Rei Suwa - Buddy daddies

25

Cuando me levante, no me imagine sentir un gran peso encima mio. Cuando alce la vista, estaba Rei acostado sobre mi, y su cabeza justo en mi cuello.

La necesidad de ir al baño era cada vez más grande, traté de quitarlo, pero se aferraba aún más a mi como un oso abrazable.

—Rei..

—¿mmm?

—¿Podrías soltarme?

—No

Hice una mueca. Volví a forcejear con el, pero era casi inútil poder contra el. Me ganaba en fuerza, tamaño y musculatura.

Cuando al final, si accedió, me apresure a ir al baño. Creí que me vino la regla por el dolor que sentía en mi vientre y como sentía el fluido.

Sin embargo, cuando llegue, no era así. No era sangre, era algo mucho peor.. flujo.

Un flujo muy... raro.

Era blanco y viscoso. Muy pegajoso.

Con asco, me bañe e hice todo como siempre en mi rutina diaria. Seguramente fue algo que comí que cambió mi flujo, igual no es tan extraño.

No creo que sea grave.

Cuando salí del baño, mi pelinegro no estaba en la cama. Seguramente estaba haciendo ejercicio.

Me cambie y me puse algo mucho más elegante y acorde para mi trabajo, siendo una diseñadora de modas, claro.

Cuando estuve abajo, miri ya estaba más que lista. Nos despedimos y la lleve a su escuela y luego a mi trabajo.

Fue un día bastante relajado, pero por alguna razón me sentía con fatiga, cansancio y un poco irritable..

¿Será por...?

Varios recuerdos de la noche llegaron a mi mente, un juguetón Rei que no me dejaba dormir y las marcas de mi piel que aún ardían bajo mi ropa.

Sacudí mi cabeza, sacando esos pensamientos de mi memoria.

—¿Tn? ¿Estas bien?

Alce la vista y la mirada preocupada de mi compañero me recibió. Asentí y con un poco de mareos me levante de mi asiento.

—Tuve una... noche pesada.

Mace me sonrió y extendió su mano para ayudarme. La tome y me guío por el pasillo de la recepción.

—¿a donde vamos?— pregunte.

—A almorzar, ya es la hora. ¿Se te olvida?

—Oh cierto.. espera, ¿que hora es?

—Si te preocupa tu hija, no te preocupes. Aun falta una hora para que salga del colegio.

Suspire, aliviada. Si no fuera por Mace, mi vida en el trabajo sería un caos, sin poderme organizar mejor. Se me olvida las horas, los momentos, los horarios, todo.

Eso me da más fatiga...

Y un terrible mal humor.

Al final fuimos a almorzar al restaurante que estaba alado de nuestra sede, cada uno pidió su plato y conversamos sobre la gala que se realizaría este año.

Estaba muy emocionada para poder presentar mi proyecto, aparte que el jefe me postulo como modelo potencial.

Significaría que sería una de esas modelos en la gala de verano.

Solamente faltaban 5 días.

5 días.

Y ya tenía claramente mi vestuario.