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Rei me miraba con una sonrisa en sus labios, aquellas maravilladas que eran casi imposibles de sacárselas. Sus colmillos desafiantes salieron a la vista y mis mejillas ardieron aun mas. Su mano empezó a pasar por mis labios, por mi cuello, pechos y bajando levemente hasta perderse entre mis piernas. 

Solté un gemido ahogado, mientras observaba sus ojos desafiantes, esta es la primera vez que me miraba como una presa. Como aquellos objetivos que siempre colocaba su mira. Esta vez no para matarme, si no para comerme. 

—Depende mayormente de que es lo que mas deseas ser.— susurro, entre suspiros. 

Solté otro gemido ahogado, esta vez el lo acallo, estallando sus labios contra los míos, explorando y deleitándose con el dulzor de mi saliva. Lo hacia de una manera tan maravillosa, como espeluznante. 

Me estremecí ante su toque, sintiendo sus manos recorrer todo mi cuerpo sin vergüenza con sus manos. Sintiendo cada curva con sus alargados dedos, sintiendo mi piel arder con cada toque que colocaba en mi. 

Y así, logre tranquilizarme, sintiendo su seguridad recorrer mi cuerpo. 


...

—¿Y que hicieron ayer?— Pregunto, curioso un Kazuki. 

—Nada interesante, lo mismo de siempre.— Conteste, con una sonrisa. 

Mire de reojo al sofá, donde estaba un pelinegro, con su mismo desastre de siempre, con una gata entre sus piernas y un control de videojuegos en sus manos. Deje atrapar mi risa entre mis labios, sin dejarla salir. 

Se veía tan adorable. Y me era irresistible sentirme así. 

Termine de desayunar, Miri no tardo en bajar rápidamente las escaleras, su mochila ya estaba preparada y estaba recién bañada. Lograba sentirme su perfume recién colocado palpar el aire. Sonreí, al fin lograba hacer cualquier cosa por su propia cuenta. Así que mi trabajo como madre había terminado. 

Suspire, terminando de comer mi desayuno, tome mi cartera y arregle un cabello rebelde que se escapo de mi frente. 

—¡Ya nos vamos!—Grite. 

Tome la mochila y la mano de Miri, apunto de irme. Kazuki se despidió y regreso a su habitación para dormir durante el resto de la mañana. Miri salió corriendo escaleras abajo y cuando estaba a punto de bajar las escaleras, unas manos fuertes me tomaron desde atrás. 

—Rei...— Reprendí.— Voy a llegar tarde. 

—¿Llegaras rápido?— Pregunto.

Pude saber la razón de su pregunta, mi vestuario no era el que siempre usaba para dejar a Miri en el colegio. Tenia unos pantalones de marca que llegaban hasta mis talones, ocultando la mayoría de mis pies, no llegaba hasta el suelo si no fuera por los altos tacones plateados. Tenia un Blazer, del mismo color que los pantalones,  que era lo único que ocultaba mi parte superior, aparte del Brasier que se ocultaba para no arruinar la estética del vestuario. 

Tiro mi cabello recién planchado a un lado, mientras dejaba una serie de besos en mi cuello, bajando la manga del blazer, hasta dejar a la vista mi hombro descubierto. Me gire hacia y sus dientes tomaron prisionero mi labio. 

Mis risitas delataban que me causaba gracia. Continuo jugueteando así un rato, hasta que oí el grito de Miri desde abajo. Me separe rápidamente mientras me despedía con un beso rápido de Rei.

—Voy a ir a trabajar, regresare mas tarde, no te preocupes. 

Baje los escalones uno a uno, apresurada para llegar. 

Rei Suwa - Buddy daddiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora