14. Dos Tiny's

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Cuando volví a subir a mi cuarto, empecé a revisar como loca mi bolso. Verificando que tenga todo. Cuando me asegure de haber tenido todo, lo escondí en un lugar secreto. En realidad pensé primero bajo la cama.

Pero que grave error.

Bajo la cama habían más de cinco cajas con municiones y armas.

Maldiciendo busque otro lugar, el armario era un lugar muy obvio. Debajo de la mesa seria visible.

Oh. Ya se.

( . . . )

Empezamos a caminar lentamente por la calle, mirando a los lados en busca del felino. Note que no le había dirigido la palabra en todo el tiempo. Y el tampoco a mi. Cuando reconocimos una caja pequeña, nos acercamos emocionados. En su interior había una bufanda y un pequeño gatito acurrucado en ella.

—Aún sigue aquí. 

Lo tome en mis brazos, feliz y se lo mostré al pelinegro quien en sus ojos rebosaba de felicidad. Tomamos la bufanda y enrollamos al gato para que no le afecte el frío mañanero de las primaveras y empezamos a caminar de regreso a casa.

—¿Cómo lo llamaras?— Le pregunte.

Desvió la mirada y pensó su respuesta.

—Tini.

—¿Qué?— Fruncí el entrecejo.

—Lo llamare Tini.

Parpadee sorprendida.

¿Por qué razón lo llamaría Tini?

**CONTEXTO: Yo desde que empecé a leer historias de personaje x TN, siempre pienso "Tiny" es Tu Nombre, entonces a lo que se refiere es que Tini es como el nombre del personaje femenino. Pero cambiándole nada más unas letras. Supongamos que te llamas Diana, entonces el gato se llama Dana.  Solamente porque el quería llamarlo igual que ella, pero para que no se diera cuenta le cambia unas palabras.**

Continuamos con nuestro recorrido. Paramos en una tienda de mascotas y compramos un collar personalizado y comida gatuna. Después regresamos a casa, soltamos al felino cuando estuvo adentro. Miri salió corriendo a recibirnos y cuando vio al gato, su sonrisa se expandió.

—¡Un gatito!

Empezó a jugar con el felino, mientras que un Kazuki aturdido y sorprendido se acercaba al escuchar a su hija.

—¿Acaso escuche la palabra "gato"?— Sonreí, burlona y confirme. 

—Si, nuestra querida Tini.

Intuí que Kazuki al ver el gato casi cae desmayado. Me reí cuando se fue entre delirios.

—Creo que se imagina a una Miri odiándolo y prefiriendo al gato antes que a él.— Comento el pelinegro.

Solté una carcajada, tratando de ocultar mi mueca de diversión. 

—Iré a dejar esto.— Levante las bolsas y me fui a la cocina.

Las deje en la sala y empecé a acomodar un lugar al gato, colocando un arenero, tazas de comidas con la comida y una de agua. Por el momento esto sería suficiente. Saque el juguete de ratón que había comprado y se lo tendí a Miri quien empezó a jugar con el gato.

—¡Miri, ve a prepararte para la guardería!— Grito, Kazuki.

Miri subió las escaleras, refunfuñando. Quería seguir jugando con el gatito. 

—¡Tía! ¿¡Me puedes bañar!?

—Si, espérame en el baño. Ya mismo voy.

Asintió y fue a su habitación a preparar las cosas, aproveche y subí a buscar algo en la habitación. Cuando entre, el pelinegro estaba boca abajo en la cama. Sonreí, con una travesura en mente.

Trate de no hacer ruido y cuando lo iba a sorprender, me tomo de la muñeca y jalo mi cuerpo hacia abajo. Chille y caí, chocando con su espalda. No se movió, solamente se quedó allí.

Hice un puchero, no logre asustarlo.

Me acomode y me tire a un lado de la cama, a su lado.

—¿Qué haces?— Pregunte.

No contesto.

Me acerque, colocando mi rostro en un hueco que llevaba a su rostro.

—Que. Haces.

Giro su rostro, encarándome. Cuando me di cuenta de la cercanía, rápidamente me quise alejar. Pero el no me lo permitió. Mis nervios regresaron a mi cuerpo. Estoy empezando a odiar el sentimiento que causa en mi.

—Rei...

Muchas ideas pasaron por mi mente. Pero nada más una era la que me gustaba de todas.

Me lo pensé varias veces antes de proponerlo. ¿Qué pasa si...? No, prometí que no iba a hacerlo, que me iba a alejar de este tipo y... las palabras de mi hermano. 

¡A la mierda todo!

¡A la mierda alejarme!

¡A la mierda mi hermano y su estúpido trabajo!

Me acerque lentamente, sin despegar nuestras miradas. Y cuando estuve lo suficientemente cerca, pose mi palma en su mejilla. Estaba caliente bajo mi tacto. Un manojo de nervios empezó a crecer en mi vientre.

—¿Te enojarías si...?

—No.

Estaba lista para lanzarme pero... Empecé a dudar y tuve miedo. Nunca tuve la iniciativa así que me costaría un poco. Nuestros labios se rozaron levemente e instintivamente separe los míos. Estaba a punto de hacerlo, cuando me arrepentí.

Cerré los ojos con fuerza, miedosa por lo que vaya a ocurrir. La tensión sexual que siento es demasiado alta cuando estoy con el. 

Cuando vio que no reaccionaba, el fue el que corto nuestra distancia. Nuestros labios se unieron y bailaron en sincronía. Separe mis labios y sin dudarlo dos veces, profundizo el beso. Pero unos segundos después, nos separamos.  Creí que se arrepintió y se iba a alejar, pero no. Solamente se acomodo, colocándose a horcajadas sobre mi y volvió a continuar con el beso.

Enrolle mis brazos por su cuello, pegando nuestros cuerpos y teniendo más cercanía entre los dos. Mordió suavemente mi labio inferior, no me gustaba que me mordieran pero por ti, me dejó hasta maltratar si es necesario.

Llevo su mano al bolsillo de su pantalón y acaricio algo oculto en el. La curiosidad vibro en mi interior y estuve a punto de preguntarle que era, pero no me dejo ya que continuo comiéndome la boca.

Cuando nos separamos nuevamente a tomar aire e íbamos a repetir, la puerta se abrió y Miri entro protestando.

Mierda.

¡Me olvide de ella por completo!

—¡Tía! ¡Ven a bañarme!

Rei se movió a un lado y yo me baje de la cama con rapidez. El vestido se me había subido levemente y lo baje con torpeza.

Mierda. Mierda. Mierda.

—Perdón, se me olvido.— Sonreí.— Vamos, que ya falta poco para que te vayas a la guardería.

Miri salió de la habitación y antes de salir, me di la vuelta y miré por unos segundos al pelinegro. Tenía la cabeza hacia atrás y una mano en la frente, jalando los cabellos que estorbaban en su vista. Estaba acostado en la cama y una mano metida en el mismo bolsillo de antes. Mi curiosidad volvió a crecer, pero me la guarde para más tarde.

Me iba a ir, pero me lo pensé dos veces y antes de reaccionar. Ya había regresado y dejado un pequeño beso en sus labios, corrí de regreso y cerré la puerta cuando ya estuve afuera.

Toda la presión de mi cuerpo, se esfumo en un solo segundo.

Rei Suwa - Buddy daddiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora