18. Cariño.

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Estaba en la camita, esta vez si con muchas ganas. Al final Kazuki me pidió disculpas y me rogó que me quedara un tiempo más. Con mucho gusto, acepte. 

Me gusta mucho estar aquí. Aparte ya deje todo bien claro. Y no creo que haga falta por una segunda vez.

Tome el celular y tome una foto. Saque la lengua a la cámara y cerré los ojos, a mi lado Rei enrollo su brazo en mi cintura. Cuando se capturo la imagen, la mire y me encantó, Rei estaba dormido y su rostro era angelical.

La guarde en favoritos y deje el teléfono a un lado. Abrace al pelinegro y se acurrucó contra mi cuerpo.

—Extrañe esto.— Masculló.

Sonreí, feliz.

—Yo también.

Empecé a dejar variedad de besos en su rostro, acaricie su cabello y lo miraba con felicidad.

Pero había algo que me molestaba...

—Iré al baño, ya vengo.

Me levante e hizo un ademán de apretujarme para no dejarme ir. Reí entre dientes y plante un beso en su nariz antes de poderme librar y salir.

Llegue al baño y miré la gran mancha roja de mi short blanco, grite alarmada.

Mire por el espejo como un Rei alarmado con un arma lista llegaba apresurado. Reviso el baño y cuando no vio nada malo me miro.

—¿Qué pasa..?

Miro la mancha de mi pantalón. Me tape rápidamente y lo mire con mala cara.

—A.

—Si, si, mejor di "A".

Salí del baño y fui a la habitación en busca de mi bolso, cuando lo encontré empecé a sacar cosas y cosas. Pero ninguna de ellas era lo que buscaba.

Mierda. No hay. No tengo. 

Detrás de mi se presento el pelinegro y me gire hacia el, esperanzada.

—¿Te puedo pedir un favor?

( . . . )

Habían cinco paquetes de toallas de cada marca, estilo y modo. Respire hondo y miré a Rei que se encogió de hombros

—No sabia cual traer, así que traje todas.

No es momento para regañarlo o decirle algo. Tome mis favoritas y fui al baño junto con la ropa de cambio. Cuando salí, Suspire esta vez aliviada.

En el sofá estaba Rei, jugando con Miri, me acerque y la tomé en brazos haciéndole cosquillas.

—Aquí estas, Rei.

Mire a Kazuki que recién llegaba de la calle. 

—¿Dónde estabas? 

—Estaba donde tu hermano.

Fruncí el ceño.

—Dime si te dijo algo, yo voy e iré a castrarlo.

—No, no. Es para una misión.

Parpadeé y asentí, al final de cuentas son asesinos. Rei y Kazuki se fueron a hablar sobre su nuevo encargo y me quedé con Miri.

—¿Ahora que hacemos?— Le pregunte.

—¡Hagámosle un pastel a papis!

Sonreí, aceptando esa sugerencia.

Nos levantamos y fuimos a la cocina, empecé a buscar los ingredientes y se los pasaba a Miri para colocarlos en la mesa. Miri y yo nos divertimos riéndonos y conversando mientras hacíamos el pastel, pero algo de todo fue lo que llamó mi atención.

Rei Suwa - Buddy daddiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora