5. Centro comercial

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En el auto le hice una trenza que rodeaba su cabeza como una corona. No podía hacerle una mas sencilla, ya que su cabello no estaba tan largo.

—Cuando tengas el cabello más largo  te haré una mucho más larga y bonita.

Le sonreí y me devolvió la sonrisa, habíamos parado una vez a comprar dulces para Miri.

Mire desde el espejo del retrovisor el rostro de felicidad de Kazuki y pude sentir el mal humor del pelinegro sin siquiera mirarlo. Se había negado a venir, pero el rubio lo obligo arrastrándolo por todo el edificio hasta llegar al auto.

Ya había ido a buscar mis compras y nos dirigíamos al centro comercial.

—¿A donde vamos?— pregunto Miri.

—A comprarte muchas cositas lindas.— Conteste.

Cuando estacionó enfrente del edificio, nos bajamos inmediato. Miri salió de un salto y se fue directo hacia la puerta que estaba más allá.

—¡Miri! ¡Espera!

Fui detrás de ella, no sin antes tomar mi cartera. Corrí detrás de ella hasta llegar a la puerta, detrás de mi en un paso más lento estaban sus dos padres.

—¡Apúrense!— exigí.

Ingrese al local, tomada de la mano de la niña e ingresamos al centro comercial. La multitud pasaba de un lado a otro entrando y saliendo de tiendas.

—¡Wow! ¡Hay mucha gente!

—Si, ¿Nunca has venido?

—Mm no.

—Pues bien, ¡Esta primera vez será muy emocionante!

Cambios de planes, iré a visitar a mi hermano más tarde, ahora es momento de pasar el rato con esta niña.

Mire sobre mi hombro a los dos hombres que venían hacia nosotras.

—Nunca ha estado en el centro comercial.— dije.— ¿Qué les parece si le damos un paseo?

Kazuki asintió y el pelinegro se limito a observar.

Caminamos tranquilamente por la primera planta, mirando algunas tiendas. Nos detuvimos e ingresamos a una que era para niños pequeños. Lo primero que hice fue tomar una cesta de compras e ir a la zona de cosméticos. Empecé a mirar las marcas y distintos productos. Sinceramente no era la primera vez que hacía estas cosas para niños,  así que tenia experiencia con los productos infantiles. Tome una crema hidratante con aroma a rosas y la destape para darle a oler a Miri.

—¿Te gusta?

—Mmmm ¡Huele muy bien!

—Mm, miremos esta.

Tape la crema y elegí otra, esta vez de olor a miel.

—¡Es muy dulce! ¡Quiero comerla!

Solté una risita, burlona.

—No te la puedes comer, se coloca en la piel.

La tape nuevamente y busque otra que era de lavanda.

—¿Y esta?

—¡Esta me gusta más!

—¿Mucho más que las anteriores?

Asintió. La tape nuevamente y la coloque en la cesta. Continúe con aceite de bebe, no era necesario para su edad. Pero su higiene estaba descuidada. Al igual que su piel reseca. 

Tome una y la coloque en la cesta, pasando a lo siguiente. Los chicos observaban sin preguntar nada, dejándome todo a mi.

Los perfumes me interesaban.

Rei Suwa - Buddy daddiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora