10. Hermano Kyu.

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Todo un desastre. Vidrios por el suelo, todos los muebles rotos y hechos añicos. Toda mi colección de telas, tirados en el suelo rasgados. Mi mueca de indignación creció aun mas. 

—Vaya, este lugar es un desastre.— Dijo el rubio.— Otra razón para que te quedes con nosotros. 

—Cállate.— Escupí, molesta. 

Pateé un jarrón de vidrio que estaba echo añicos en el suelo y pase a mirar el resto de la casa. Lo destruyeron todo. Todo. 

Suspire, frustrada. 

—Espérenme aquí, veré si dejaron al menos un poco de ropa y me daré un baño. Si es que puedo. 

Una medio hora después, logre salvar varias prendas: Cinco blusas, varias prendas de interior,  tres camisetas, varias faldas y vestidos junto con tres conjuntos de pijama de dormir. Lo que si conseguí por completo, sin que me faltara ni uno era mi lencería de encaje. 

Joder, rompieron todo menos eso.

O tal vez estaba bien oculto que no lo consiguieron. 

Bueno, no importa. Al menos tengo un poco de ropa. 

Me tome un baño con lo que tenia a mano. Al menos había jabón y Shampoo. Lo que si me dio bastante lastima fue perder toda mi crema de peinar que estaba completa y sin usar. 

Cuando salí con un short corto y una camiseta de tirantes, me sentí mucho mas libre. Primavera era mi estación favorita porque podía estar sin tanta ropa y no sentir tanto frio. Ni tampoco tanto calor. El clima perfecto. 

Me hice una coleta alta aun con el cabello mojado y fui a la sala donde los chicos me esperaban. 

—¿Ya estas listas? 

—Si. 

Señale el bolso que tenia en la mano.

—Esto fue lo que pude recuperar de toda la ropa. 

—Bien, ¿Nos vamos? 

Mire de reojo el departamento y asentí de mala gana. Extrañare este lugar, aunque no sea permanente. Cuando estuvimos nuevamente en el auto, la pena me inundo por completo que estuve a punto de llorar. Kazuki se dio cuenta y suspiro sonoramente. 

—Tranquila, será solamente temporal. 

—Lo se.. pero, es algo injusto. 

—Vamos a ver a Kyu, alégrate un poco. 

Asentí. El resto del camino fue silencioso. Ahora que lo pienso, en todo el día Rei no dijo ni una sola palabra, aparte de la aceptación en el auto. Aun no lo conozco, pero solamente quise escucharlo. 

Cuando llegamos fui la primera en salir corriendo a la cafetería. Cuando entre y el dulce aroma del café recién hecho estrello mi nariz, las ganas de llorar aumentaron. A lo lejos vi a un alto castaño con lentes atendiendo a un señor. 

Sin siquiera pensarlo dos veces me abalance a mi hermano. 

—Hola.— Salude, emocionada.

—Hola, Tiny. 

Sonreí, satisfecha por verlo después de un largo tiempo. 

 ...

Después de estar un largo rato conversando sobre cosas triviales junto con los otros dos, al fin tuvimos un momento a solas y pude desahogarme un poquito.

—Así que ahora vas a tener que vivir con ellos?

—Por cuidar a Miri.— Sonreí.

—Claro, claro. 

Rei Suwa - Buddy daddiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora