7. Asesinos.

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Estábamos en una cafetería del centro comercial. Habíamos dejado a Miri en un juego infantil mientras nosotros tres estábamos sentados en el sofá redondo. Estaba alado del pelinegro, no me separe de él desde el momento que nos fuimos del callejón regresando al centro comercial. 

No pensaba separarme de él.

El no se quejaba de mi cercanía, ni que lo utilizará como pared para esconderme. Pero tampoco le agradaba la idea.

—¿Eres la hermana de Kyu?

Asentí, tomando un sorbo de mi chocolate caliente.

—¿Y ustedes asesinos?

—Si..

—Vaya, y crían a una niña.

—Nosotros no...— Suspiro el rubio.— Matamos a su padre, y su madre no quiere saber nada de ella.

Guarde silencio. Eso... era realmente cruel y dulce a la vez. 

—Al menos dime que era un mal hombre para no reprocharte que mataste a su progenitor.

—Amenazo con matarla de un disparo en su primer encuentro.— Contesto el pelinegro. 

—Entonces los felicito por haberlo matado.

Tome otro sorbo de chocolate. Ya habíamos hablado de todo lo importante. La emboscada en el callejón. Mi hermano contratando a estos dos para ser mis guardias. Entre otras cosas. La verdad, me tranquilice al saber que era ellos dos. No me preocupaba de muchas cosas pero... siguen siendo asesinos.

—Faltan unos cuantos minutos para que empiece la película, ¿Quieres ir?

Acepte, no quería pero tampoco quería estar afuera. Nos levantamos y fuimos a buscar a Miri, que estaba en un tobogán. Fuimos al cine y nos sentamos con anticipación, Kazuki se fue a comprar aperitivos mientras la película comenzaba y se llevó a Miri para que pueda elegir ella misma. 

Creo que lo hizo a propósito.

Pero diré que quiso ir ella desde primer lugar.

—¿Segura que quieres ver la película?— Pregunto.

—No.

—¿Entonces porque estas aquí?

—Porque no quiero estar afuera.

Se mantuvo en silencio. Acerque mi mano y le quite la coleta, dejando que su cabello se suelte y caiga sobre su rostro. Sin duda así parecía más sexy, con la cabeza hacia atrás y los ojos cerrados. Por alguna razón en mi cabeza lo imagine con alguna colección de invierno con un fondo de nieve. 

—¿Tienes miedo?— Susurro, sacándome de aquella ensoñación. 

—Tengo muchos miedos. Le tengo miedo a las arañas, a la oscuridad, a estar sola y a las películas de terror. Pero entre esos, no se encuentra la muerte.

El fantasma de una sonrisa cruzo su rostro, pero nunca llegó. Mi estomago se removió con solo pensar en sus labios. Mierda, mi deseo sexual incrementaba cada segundo en este lugar a oscuras y nosotros dos a solas. 

—¿Por qué le tienes miedo a las películas de terror?

—Porque muchas de ellas causan adrenalina en mi cuerpo. Y no me gusta la adrenalina que no sea buena.— Me arrepentí de mis palabras cuando mi mente fugazmente paso una imagen de una cama. 

Suspiro y me coloque rígida con aquel sonido. La sala estaba sumada en silencio. Poco a poco la gente entraba sigilosamente y se acomodaba en sus puestos.

—Tengo sueño.— Murmuró.

Desvié la mirada y muchas cosas pasaron por mi mente. Cosas que me hicieron sonrojar. Me lo imagine tumbado con la cabeza en mi regazo. Joder, debo de dejar de fantasear.

Rei Suwa - Buddy daddiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora