22

3.2K 188 96
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.










Cuando el enrollo sus jugosos labios entre los míos, sus manos devoraban mi piel sin ningún tipo de vergüenza, como presionaba su bulto contra mi intimidad.

Estaba en el paraíso.

Como ya estaba totalmente desnuda bajo su cuerpo, empecé a quitarle la camisa, pasando mis dedos temblorosos por sus pliegues y divinidad de cuerpo.

Pase mis manos por su pantalón y sentí lo ardido que estaba, como yo. Todo el mal desapareció de mi cuerpo cuando lo senti presionar, encontrando el punto sensible de los dos.

Nos frotamos el uno al otro, hasta que no fui capaz y me corrí sin decencia alguna. Estaba muy sensible, y el simple roce me volvería loca.

Sin demorarme, quite sus pantalones de un jalón que cayó alado de la cama. Golpes en la puerta empezaron a resonar en la habitación, acompañados de nuestros jadeos y mis gemidos.

Pero los dos, lo ignoramos. Nos enfocamos en torturarnos el uno al otro con besos, mordidas, lengüetas y chupones por todo el cuerpo.

No podía separarme de él, mi instinto me lo impedía y sin previo aviso, lo tumbe bajo mi cuerpo.

Pase mi lengua por su pecho, subiendo por el cuello y terminando en su boca. Un beso largo y violento nos predominó, hasta que alcance la liga de sus boxers y jale de ellos.

Cuando su masculinidad estuvo expuesta, no me tome ningún momento de admirarla.

No era momento de apreciar, si no actuar.

La necesito en acción, no en actuación.

Quiero que este ágil, no de observación.

Pero ya se entendió el punto, ¿no?

Deje su boca y fui bajando por su cuello y pecho, dando besos y dejando una que otro chupon. Cuando llegue a su abdomen, aproveche y sentí la realidad de el.

Estaba bien duro, no lo puedo negar.

Pase mis manos por encima, verificando la sensación tan intimidante que sentí sobre mi boca.

Baje por su pelvis y cuando tuve mi lengua recorriendo su largura, lenta y provocativamente. Solto un gruñido y se tenso aun más bajo mi toque.

Cuando llegue a la punta, lami la superficie y sonreí gustosa cuando vi la necesidad en sus ojos. Yo también estoy igual, pero quiero disfrutar.

Hundí toda mi boca, saboreando su amargo dulzor. Empecé a masturbarlo desde la parte de abajo, subiendo lentamente por arriba.

Coloco una mano sobre mi cabeza, empujando profundamente hasta que llegaba a ahogarme. Las lagrimas corrían por mis mejillas, pero en ningún momento lo detuve.

Cuando el liquido recorrió mi garganta y mi paladar, sonreí satisfecha por ello.

Pero aquí no se acababa la cosa.

Rei Suwa - Buddy daddiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora