"Capítulo 2"

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La luz de la mañana iluminaba el cuarto gris de concreto. Un rayo de sol entraba por la ventana rectangular del cuarto y caía sobre el rostro de Dylan, quien dormía plácidamente. Dylan entreabrió los ojos al sentir la calidez de aquella luz, se sentó sobre la cama para después tallarse los ojos. Volteo a ver la cama de sus padres para darse cuenta de que ya no estaban.

Los padres de Dylan eran personas importantes en la comunidad donde vivían. Su padre era la mano derecha del jefe de la comunidad, se dedicaba a arreglar los barcos y explorar la ciudad abandonada. Su madre era doctora, pero era la más importante, se podría decir que era la jefa de los enfermeros y doctores que aún existían, los cuales eran pocos. Era la jefa por su enorme conocimiento en la medicina, ya que había trabajo en un hospital muy reconocido en el pasado. A veces le enseñaba a Dylan pequeñas cosas sobre el cuerpo humano y sus funciones, también le enseñaba para qué servía cada medicamento y qué hacer en caso de alguna emergencia.

Se paró de la cama mientras bostezaba y se estiraba. Caminó en dirección a la puerta de madera que daba hacia la cocina, mientras abría la puerta vio algo puesto sobre la mesa de madera, se acercó hacia ella aún con pereza en el cuerpo. Cuando estuvo frente a la mesa pudo ver de qué se trataba. Era un pequeño plato lleno de carne y verduras junto a un pequeño papel doblado. Lo agarró y lo desdobló con cuidado. Era una nota de su madre.

Te dejó la comida preparada, tenemos que ir a ayudar como todos los días, perdón por no desayunar contigo, con amor, mamá y papá.

Sabía que sus padres tenían puestos importantes en el campamento, pero esto siempre hacía que nunca pudieran estar con él, no le molestaba del todo porque ya se había acostumbrado después de varios años, pero quería solo por una vez poder comer con ellos. Los tres juntos sentados en la pequeña mesa de madera, riendo y contando sobre lo que habían hecho, como en las películas y series que había visto antes de que el mundo cambiará por completo. Pero sabía que no era posible, de nada le servía pensarlo, solo se torturaba a sí mismo con ese pensamiento. Arrugó la nota con el puño y se sentó en la mesa para poder comer el plato que le habían dejado.

Cuando terminó de comer se levantó de la mesa para poner el plato y los cubiertos que había utilizado en el fregadero. Sé dirigió a la puerta de madera que estaba situada después de la puerta de la habitación. Estaba pegada a la pared junto a una ventana que daba al exterior. Abrió aquella puerta que daba a una habitación más pequeña, la usaban para guardar ropa, la cual estaba colgada de un palo de madera que su padre había puesto para los ganchos de su madre, los cuales había encontrado tirados por la ciudad. Había botas, guantes, mochilas y herramientas de su padre, era como un armario, pero de concreto.

Agarró una playera verde oscuro, un pantalón café, unas botas negras y un par de guantes negros que había sobre un pequeño mueble de madera, era donde su papá guardaba sus herramientas. Se cambió la ropa desgastada que traía, por la ropa que acababa de agarrar, la ropa desgastada la utilizaban para dormir. Cuando terminó de cambiarse agarró su mochila, era una pequeña mochila de piel que se colgaba cruzada entre su hombro y su abdomen. Una bandolera.

Se dirigió hacia la puerta de salida, una puerta de metal algo oxidada, la abrió junto con un pequeño rechinido, atravesó la puerta para después cerrarla. Un pasillo se extendía hacia unas escaleras de metal, al lado derecho del pasillo había un barandal oxidado. Del otro lado del barandal se veía la calle junto con una pequeña carretera, cubierta de maleza y vegetación, al igual que los edificios que seguían en pie y los otros que ya no lo estaban, todos cubiertos de enredaderas. Del lado izquierdo del pasillo había más puertas de metal, las cuales tenían habitación y cocina adentro, eran apartamentos que habían sobrevivido al ataque. Caminó por aquel pasillo largo hacia las escaleras de metal, estaban oxidadas y cubiertas de vegetación. Bajo por ellas para después dirigirse hacia la calle y posteriormente a la carretera. Sobre la carretera había varios carros, eran de las personas que habían tratado de escapar cuando el infierno comenzó, ahora solo eran pedazos de chatarra oxidada llenos de vegetación. La acera y la carretera estaban cubiertas de maleza, junto con pedazos de concreto salidos, había pequeños árboles creciendo a lado de los carros y postes de luz.

Heaven of death Fire rainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora