"Capítulo 5"

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El sonido de una explosión y la sacudida de nuestro vehículo me despertó. No podíamos ver nada de las afueras porque el vehículo no tenía ni siquiera una abertura para asomarnos. Una explosión más sacudió el vehículo, todos entramos en pánico. Óscar se paró de su asiento y se dirigió a la salida del vehículo, eran dos puertas negras blindadas las que nos protegían de lo que fuera que estuviera pasando. Cuando estuvo a punto de abrir aquellas puertas, una explosión hizo que nuestro vehículo se levantara por los aires. Sentí que estaba de cabeza, pero no me caía gracia al cinturón que traía puesto. Todo daba vueltas, antes de que el vehículo cayera al suelo pude escuchar el silbido que ya antes había escuchado. Eran disparos de aquellas naves. El vehículo cayó contra el suelo y quede inconsciente.

Me desperté en medio de gritos y fuego, las personas que iban con nosotros en el vehículo estaban regadas por el suelo al igual que los militares que nos iban custodiando. Sus vehículos estaban igual que los nuestros, volcados, rotos y con varios agujeros donde las naves habían disparado. Mi asiento había caído no muy lejos del vehículo, aún estaba sentado en él asiento con el cinturón puesto, era el único al cual su cinturón no lo había soltado. Traté de gritar el nombre de mi madre, pero no pude, aún estaba un poco adormilado. Pude ver como una figura negra se paraba de entre las personas que estaban tiradas. Empezó a caminar hacia mí y yo traté de zafarme del cinturón, gracias a la luz del fuego pude ver que era mi madre quien venía cojeando hacia mí. La abracé en cuanto estuvo a mi alcance, me dijo que teníamos que salir de ahí, estábamos no muy lejos de New York, podíamos llegar a pie, pero teníamos que apresurarnos, las naves podrían volver. Me saco del asiento y empezamos a caminar en dirección a donde nos llevaban los autos blindados, las pocas personas que habían sobrevivido, hicieron lo mismo. Otras solo corrían o lloraban de dolor por alguien muerto en el suelo. Pude ver como había varios cuerpos tirados más adelante, nuestro vehículo no era el único que había sido atacado, era una hilera entera de vehículos destruidos, aun siendo vehículos blindados los habían destruido como papel. Mientras caminaba con mi madre y las demás personas entre las llamas y los cuerpos tirados, pude diferenciar un cuerpo tirado en el suelo. Había una bolsa tejida junto a aquel cuerpo. Era la viejita que anteriormente me había dado un dulce, me solté de mi madre y me acerque a ella para ver si estaba bien. Mi madre corrió detrás de mí gritando mi nombre, pero se quedó callada en cuanto vio el cuerpo. Le pregunté si estaba bien, a lo cual ella me dijo que solo estaba durmiendo, en ese entonces supuse que era verdad, pero ahora sé que estaba muerta.

Mientras seguíamos caminando me acordé de Óscar, le dije a mi madre que teníamos que buscarlo, no podíamos abandonarlo, no quería dejarlo. Me dijo que él ya se había adelantado, cosa que era mentira, nunca lo volví a ver desde ese día, supongo que mi madre tenía muy en claro cuál era su prioridad. Cuando pudimos salir de aquel campo de destrucción, había varios vehículos de civiles esperando. Al parecer los que vivían cerca de ahí se habían puesto de acuerdo para poder salvar a los que habían quedado vivos, era increíble cómo en momentos de crisis olvidamos completamente nuestras diferencias para poder ayudar en todo lo que se pueda.

Después de subirnos en la camioneta de un granjero que se ofreció a llevarnos a New York, pudimos escuchar varias explosiones provenientes de los vehículos blindados que habíamos dejado atrás. Había una pequeña nave en el aire disparando a lo que había quedado, habían vuelto para asegurarse de que no hubiera quedado nadie. Por suerte estábamos lo suficientemente lejos de ellos para que nos vieran, el granjero y los demás vehículos apagaron las luces de sus vehículos para evitar que nos vieran de lejos. El granjero nos contó que el país era un caos, las comunicaciones habían caído y no había forma de comunicarse fuera o dentro del país, los celulares ahora solo servían como lámpara o para ver fotos viejas. Mi madre se acordó del celular que traía, por estar escapando se le había olvidado completamente, lo sacó de su bolsillo del pantalón y se sorprendió al verlo destrozado de la pantalla. En algún punto de la escapada se había roto y no se había dado cuenta. Aun así lo guardó, dijo que a lo mejor más adelante habría la forma de repararlo para sacar las fotos que había.

Heaven of death Fire rainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora