"Capítulo 26"

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Avery estaba lista para sacar la pistola que tenía en su espalda y dispararle a aquel hombre. Antes de que pudiera hacerlo, el hombre disparó 2 veces hacia el fondo del callejón. Todos voltearon hacia donde los disparos habían salido. Dos hombres vestidos con ropas algo desgastadas y llenas de polvo, sostenían dos rifles con sus manos, estos cayeron al suelo.

—Rápido, vengan por aquí —dijo aquel hombre mientras levantaba una tela negra desgastada y rota, que colgaba desde sus hombros hasta su cintura. Parecía una capa. Debajo de esta, junto en su cintura, tenía un cinturón de cuero de la que colgaba una funda. Era la funda de una pistola. Guardó su pistola en aquella funda y les habló de nuevo mientras les daba la espalda. —Síganme —indicó. La voz algo grave de aquel hombre se le hizo conocida a Dylan. Salió corriendo hacia el otro lado de la carretera a la que daba el callejón.

Dylan y los demás no tenían muchas opciones en ese momento, podían quedarse y tratar de escapar por su cuenta o seguir al hombre, el cual parecía saber lo que hacía.

Al llegar al otro lado de la carretera, el hombre los guio por un callejón algo estrecho. Este no tenía huesos como el anterior, pero sí había más botes de basura junto con unas cuantas enredaderas y maleza. La mayoría del callejón estaba ocupada por muros de concreto, a excepción de un pequeño tramo casi al final. Era una cerca blanca de madera, estaba desgastada y algo despintada.

El hombre se detuvo junto a la cerca y levantó una de sus tablas, dejando una abertura por la cual se podía pasar.

—Rápido, entren —Les indico a Dylan y a los demás. A lo cual hicieron caso sin cuestionar nada.

Estaban en la parte trasera de una pequeña casa de madera, la cual estaba rodeada de un césped largo y descuidado. La mayoría de la casa estaba cubierta de vegetación, su pintura estaba desgastada al igual que sus tablas. Había unos cuantos escalones de madera algo desgastados y cubiertos de maleza, que subían en L hacia una puerta de madera que estaba en mal estado.

El hombre acomodó de nuevo aquella tabla en cuanto todas pasaron. Unos segundos después de haber puesto la tabla, varias pisadas y voces se escucharon cerca de ellos.

—¡Rápido, por aquí! No debieron irse muy lejos

—Oigan ¿Esa tabla está chueca o es mi idea?

—Jackson deja de ver cosas. Debemos encontrarlos, necesitamos provisiones nuevas.

—Ya voy.

Todos soltaron un suspiro de alivio al escuchar que las pisadas y las voces se habían alejado.

El hombre los llevó hasta los escalones de madera que subían hacia la puerta de madera. Con cada paso que daban sobre los escalones, estos crujían. En cualquier momento estos podrían romperse. La puerta estaba algo hinchada y llena de vegetación, pero a pesar de su mal estado, seguía funcionando. El hombre la abrió con algo de esfuerzo y les indico que se apresuraran a entrar.

El interior de la casa no era nada sorprendente, era el interior de una casa familiar normal. Paredes de madera, un papel tapiz algo descolorido, el techo con una que otra grieta, la parte trasera de una escalera de madera que parecía estar en buen estado, los muros tenía varias manchas de humedad junto con unas cuantas telarañas en las esquinas. La sala de la casa estaba algo vacía, solo había un sillón azul boca abajo y una chimenea de piedra que se mantenía en buen estado. En la cocina había una estufa de metal pegada a la pared, arriba de esta había una pequeña alacena sin puertas y llena de suciedad. Junto a la escalera había un librero que se caía a pedazos, estaba lleno de telarañas y polvo. Debajo de la escalera había un rectángulo apenas notable sobre el suelo de madera, el cual estaba cubierto por una espesa capa de polvo. El hombre se acercó al rectángulo y quitó una pequeña porción de polvo, dejando ver una pequeña hendidura que estaba sobre aquel rectángulo. Metió sus dedos en aquella hendidura y lo jalo hacia arriba. Era una puerta secreta o al menos eso parecía.

Heaven of death Fire rainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora