Heaven of death Fire rain

"Capítulo 9"

El cuarto de vigilancia estaba junto a la muralla que separaba a los barcos del campamento. Era apenas un cubo mediano de madera, para una o dos personas, ya que en su mayoría estaba lleno de pantallas anticuadas, un panel de control y varios cables. Todo eso estaba a cargo de solo una persona, James. Era un hombre algo viejo y solitario, Dylan se la pasaba horas con él, aunque era algo viejo, era lo más cercano a un mejor amigo. Le gustaba oír sus increíbles historias de su juventud, pero después de que su situación empeoró, unas semanas antes de que Alex llegará, Dylan dejó de ir.

Y ahora no sabía si tendría la fuerza para volver a verlo, muchas veces trato de ir a visitarlo, pero su madre no se lo permitía. Su situación con las pesadillas había empeorado y cualquier ruido fuerte lo ponía mal, después de haberse mejorado no tuvo la fuerza ni el valor para volver con él. Pensó que tal vez no lo recibiría o ni siquiera le hablaría, se sentía mal por haberlo abandonado.

Dylan tocó la puerta de madera de aquel lugar, en cuanto llegó, un hombre de avanzada edad abrió la puerta. Era James. Tenía pelo corto de color blanco, tez blanca y ojos de color negro, vestía un pantalón negro junto con una playera azul marino.

—¡Dylan! —dijo James asombrado al abrir la puerta.

—Hola —agregó Dylan tímidamente— Perdón por llegar de imprevisto.

—No, no está bien —agregó James— Solo que me sorprende verte de pie después de lo que pasó, ven pasa.

—Gracias, justo vengo por eso —agregó Dylan mientras cerraba la puerta a sus espaldas— Sé que sonará raro y mucho más después que no haya venido a verte, siento mucho haber dejado de venir a verte.

—No, está bien —agregó James mientras se sentaba en una silla de madera que había en el lugar— Sé que habías empeorado, es más importante tu salud que venir a visitar a un viejo, no te sientas mal.

—Y aun después de que me mejore no pude venir —agregó Dylan mientras se sentaba frente a James— En serio lo siento, realmente quería venir, pero no sabía cómo reaccionarías.

—Está bien, no te preocupes —agregó James— Recuerda lo que te he dicho, la salud mental es lo fundamental para nosotros. Es lo que nos da sentido para poder vivir. Tienes que dejarla descansar para poder volver al juego de la vida.

Esas palabras fueron como una caricia en el corazón de Dylan, por esa razón era que él consideraba a James sabio y sobre todo alguien que lograba comprender las cosas de una manera que no cualquiera lo haría.

—En serio lamento haberte dejado solo en este lugar —agregó Dylan mientras inspeccionaba el lugar con la vista.

El cuarto estaba lleno en su mayoría por todo tipo de cables, delgados, gruesos, incluso había unos hechos bolas. Todos pegados a las paredes o al suelo, apenas y había sitio para caminar y para las sillas. La única pared que no tenía cables estaba ocupada por un extenso rectángulo de metal, llamado panel de control, estaba lleno de botones, palancas y varias pantallas en la parte de arriba. En aquellas pantallas se podía ver la imagen de lo que captaban las cinco cámaras del campamento.

—Créeme que no es tan malo estar en un sitio así —agregó James mientras se para de la silla y se acercaba al panel de control— La mayoría de mi vida he estado solo, pero no es porque me haya tocado vivir así o algo por el estilo. Si no más bien porque me gusta la soledad. Después de varias situaciones, me di cuenta de que el ser humano es un tipo de parásito que necesita alimentarse de otros. Ya sea por su dinero o incluso solo por su conveniencia propia, pero cuando hay una situación de peligro, lo primero que hacen es salvarse a sí mismos sin importarles los demás, incluso si es su familia o amigos. Solo ven por sí mismos. Por eso es que decidí vivir la vida solo. Sin ningún parásito que me torture o me hostigue por cómo vivo mi vida. Y este lugar no está tan mal a pesar de estar un poco apretado. Créeme que luego suceden cosas muy interesantes. Ya sea las peleas que luego llegan a suceder o cuando los animales se acercan demasiado al campamento, puedo verlos con claridad y sin ningún peligro a través de las cámaras.