Capítulo 14

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Sin embargo, cuando vio a Paul, Adrian se quedó con la boca abierta. Sabía que pondría una expresión de sorpresa o de disgusto. Pensé que podría una expresión que no usaba porque es un omega muy hablador.

Pero Paul, su esposo, tenía una cara de serenidad de alguien que había escuchado un pasaje de un libro leído con calma.

Eso sorprendió a Adrián. Parecía haber olvidado la advertencia de que no debía preocuparse porque había estado en un campo de batalla lleno de sangre y carne.

Paul se concentró en Adrián, que recitaba la violenta y bárbara aparición de la noche, la sangre y el nacimiento de una vida fluctuante, sin mover ningún músculo facial.

Traía todas sus historias a sí mismo, las absorbía y las digería. Paul saboreó la respiración de Adrián, mientras pronunciaba la última palabra.

- Supongo que sí. - Fue un final simple y tranquilo después de una larga respuesta.

- Descansa un poco. Me iré para no interrumpir tu descanso. - respondió Adrián.

- ¿Te irás a su sin más? - preguntó Paul. Cogió a su esposo. - ¿De verdad te vas así después de darme el eco de tu alma?

- ¿Qué? - Adrián tuvo que volver a poner su trasero en la silla.

- Para ser sincero, estoy impresionado.

- Dar a luz.

- No, tu lenguaje.

- No es nada especial.

- Entonces, ¿hay algo especial acerca de mi lenguaje para ti?

- No lo sé.

- Eres modesto.

- Cuando tienes una familia numerosa, naturalmente te vuelves humilde.

- Desde que era niño, mi familia no ha sido tan grande.

- No lo sabía.

- Como puedes ver, la única familia que me queda es mi tío, mi padre falleció cuando recibí mi segunda medalla. No tuve hermanos y mis primos estuvieron conmigo poco tiempo, así que a veces me preguntó si realmente existieron conmigo en este mundo. - dijo Paul sin untuosidad. Era una voz muy tranquila.
La muerte y la ausencia de un pariente que compartía la misma sangre. Esta respuesta tranquila al hablar de ello despertó cierta atención en Adrián.

- Pero tú eres una persona real, y estás a mi lado. Entonces viviré con los fantasmas y con los vivos.

Paul tendió la mano como acostumbraba. Adrián puso su mano sobre ella con dificultad. Mientras Paul tiraba de su brazo suavemente, la parte superior del cuerpo de Adrian se congeló. Me acerqué a su cara en el borde de la cama. Nuestras caras estaban tan cercas que podía oler el cuerpo de Paul mientras envolvía sus manos con tanta fuerza para cerrar la distancia.

El aroma del alfa calienta a Adrián. Colofonia, menta, almizcle.
Mientras el olor de Paul aún persistía, Adrian se volvió para mirar. El hombre cuando lo vio, descubrió la contradicción de la relación que perdió su propósito original.

– Ya no tiemblas. – susurró Paul.

Su distancia es tal que la exhalación de sus narices se puede sentir.

El hombre olió el leve aroma de lilas de Adrián, el aroma que mantuvo su presencia intacta a pesar del olor de su propia sangre.

– ¿Es por esa primera experiencia?

– Tal vez. – respondió Adrian, tragando saliva y bajando las pestañas.

– Pero hay diferencia entre solo una herida y una herida intencionada.

Esperando un voto silenciosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora