Esperando un voto silencioso

Capítulo 25

Adrián se detuvo un momento. Cuando vio que Joachim atraía a varias personas de allí, se dio cuenta de cuán hábil es ese hombre para ocultar su presencia en este piso. Al mismo tiempo, Joachim Wolf se mantenía erguido entre ellos y actuaba con seguridad, como si no hubiera motivo para acobardarse.

Hoy vestía un chaleco azul muy oscuro, camisa crema y traje negro. El abundante cabello castaño rojizo del hombre estaba cuidadosamente peinado hacia atrás. Incluso las patillas estaban cuidadosamente arregladas, la barbilla y la boca se veía fresca como si se hubiera afeitado antes de venir aquí. Un joven aristocrático omega, de aspecto hermoso, le ofreció a Joachim una copa de vino, éste la aceptó y frunció la boca.

Pero Adrián sabía que Joachim no sentía nada al respecto. Los ojos de Joachim no se doblaron. Podía saberlo fácilmente por ello y cuando se vio a sí mismo, lentamente ilumino su rostro como si el zorro hubiera encontrado un viñedo más allá de la cerca.

Cuando encuentras a alguien, gustarle de esa manera crea una extraña sensación de placer. Cuando Adrian se dio cuenta de que era por él, sintió mariposas corriendo por su pecho. En la escena del correteó el joven letárgico, tímido y pálido de Nishpental iba a alguna parte, y allí estaba "Adrian Monte", que guardaba recuerdos de la tendencia.

La razón por la que me gustaba Joachim era que ni siquiera me preguntó con quién me había casado. Además, le encanta mi nombre de soltero. Por supuesto, aparte de eso, Joachim Wolf era un hombre lleno de cosas que cautivan a Adrián. No había pasado mucho tiempo desde que se conocieron, pero Adrian parecía ser capaz de nombrar 100 cosas si se le pedía que nombrará que representaba a Joachim Volf.

Bajo su uniforme se esconde una curiosa e inquisitiva figura estudiantil, unos ojos vivaces, un lenguaje elegante, un corazón cálido bajo un pecho suave como un arpa, un leve olor a perfume desde la nuca hasta la mandíbula, una boca perfectamente lisa, unos ojos azules como zafiros, una piel blanca cálida como si sostuviera un ramo de hortensias en lugar de un blanco frío.

Si tenía la oportunidad, quería ir a la famosa ciudad turística de Montamie, en el Sur, con Joachim. Había ruinas antiguas maravillosas, una playa de arena blanca muy amplia y suave, villas preciosas y comida deliciosa. En particular, era famoso el vino fortificado (jerez) y el licor elaborado con cerezas, así que era un lugar perfecto para relajarse y disfrutar del dulce sabor.

¿Se puede hacer eso? Adrián volvió en sí de repente. Aunque Joachim era un beta, no podía disfrutar de ir a una ciudad turística tan lejana con alguien que no era ni mi marido ni mi alfa. Paul, que hasta ahora había sido bastante generoso, no lo toleraría y podría ser interrogado. Pero mientras imaginaba este momento por un rato, la vida de Adrián cobró viva por un rato.

– Ahora, toma. – Joachim condujo a Adrián a un rincón muy acogedor, dándole un trago al notar que estaba sobrio.
 
– Han pasado 10 días. – Adrián sonrió amargamente y aceptó el beso de Joachim en el dorso de la mano.

– Lo siento. Iba a estar aquí en una semana, pero mi esposo …

– Es inevitable. Si lo piensas, si aún no tienes conexiones y pones la cara aquí todos los días, ya estás siendo demasiado condescendiente. –  Joachim se mostraba tranquilo con una ligera sonrisa. – ¿Te gusta?

– Sabe bien. – dijo Adrián, que levantó ligeramente su vaso de bebida. – Espera un momento. – Se levantó de su asiento. Adrián ganó algo de confianza con la presencia de Joachim. Caminó hacia la mesa de comida, a la que nunca antes se había acercado y se miró a sí mismo. Adrián añadió más hojas de menta molida en su vaso y trajo moras con crema en un plato pequeño.

– Buen trabajo. – susurró Joachim con sinceridad cuando Adrian dobló ligeramente la esquina y regresó a sus asientos. – Sólo tienes que hacer eso, originalmente los nobles son fácilmente curiosos y pierden fácilmente el interés.