Capítulo 32-

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La chica la miraba con desesperación al no saber cómo decirle. Lo que pasaba era que Ana estaba realmente grave y en ese momento trataban de reanimarla, pero llevaban 5 minutos intentando y Ana no respondía, Ana se había ido...

Por toda la habitación de hospital se escuchan los gritos del médico tratando de reanimarla.

Pero como una especie de milagro, volvió el pulso y la calma a la habitación donde estaban los médicos, volvió momentáneamente. Ana había sufrido un ataque cardiorrespiratorio, pero gracias a que actuaron rápidamente en la escena del accidente, lograron salvarla.

Justo cuando la chica estaba a punto de decirle, salió el médico y llama a los familiares. Alberto, Diana y su hija ya estaban en sala de espera. Cuando el médico dio la explicación, fue una montaña rusa de emociones pero lograron tener esa esperanza de que todo mejoraría, de que todo iba a estar mejor.

Unas horas más tarde el médico salió a llamar nuevamente a la familia, tenía algo importante que decir..

-Debido al problema cardiorrespiratorio, todo el cuerpo de Ana volvió a la normalidad, pero sigue en estado de inconsciencia.

¿Eso quiere decir que no saben cuándo despertará?- Dijo Diana

-Exactamente, seguramente lo hará pronto. Eso quiere decir que en cuanto despierte, podrán pasar a verla, pero en este momento, puede pasar solo una persona.

Todos miraron a Verónica y ella asintió mientras se limpiaba las lágrimas.

El médico firmó una autorización para que ella pasara y minutos después estaba entrando a la habitación de Ana...

El rostro de Ana estaba rasguñado, estaba pálida y tenía heridas visibles y profundas, pero lo que más le dolió, fue verla con cables por todo el cuerpo. Tenía uno para respirar, uno para controlar sus pulsaciones, otro directamente en las venas de Ana, su princesa se veía realmente débil.

Verónica se acercó con los ojos brillando por las lágrimas contenidas y con un sollozo por lo bajo.

-Mi amor, ¿qué pasó princesa?, ¿qué te hicieron?-

Empezó a acariciar su cabello y tocar con mucho cuidado su rostro para no lastimar o infectar sus heridas. Minutos después, Ana abrió los ojos, pero no logró hacerlo completamente por la luz. Lo primero que vió, fueron unos ojos verdes combinados con lo rojo de haber llorado, vio a Verónica acariciando su cabello y como una lágrima bajaba lentamente por su mejilla. Cuando por fin Verónica se percató de que Ana la estaba mirando, se le dibujó una sonrisa combinada por su tristeza.

Ana claramente no podía hablar, pero rápidamente Verónica llamó a las enfermeras para que revisaran el estado de Ana al despertar. Así pasaron los días y Ana poco a poco tenía más movilidad y lograba regresar a lo que era ella, al cabo de una semana le dieron salida y Verónica regresó con ella a casa.

Ana caminaba con muletas y tenía un collarín que de hecho, tenía que tenerlo una semana más. Las heridas debía limpiarla todas las noches con una crema especial y cambiar de gasa, pero Ana estaba segura que su mujer se encargaría de cuidar de ella lo máximo, conociendo a su mujer, hasta sobre protegerla algunas veces.

Ana dijo:

-Amor, estoy bien, no hace falta que me cuides tanto mujer.

Verónica retrocedió a verla mientras le abría la puerta de la casa, pero no volteó a verla y ya, la miró con su característica cara de: ¿ES EN SERIO?

Ana puso cara de sorpresa y se quedó callada, aunque realmente se estaba muriendo de ternura al ver a su mujer cuidándola tanto. Así transcurrieron las horas en casa de las Castro Araujo, pero cuando llegó la hora de dormir, Ana normalmente dormía fresca de ropa, pero esta vez optó por escoger una pijama muy cubierta.

-Amor, ¿por qué tienes esa pijama tan abrigada?, te va a dar mucho calor cielo.-

Rompió el silencio Verónica, algo extraño, no entendía porqué tanto silencio. Ana solo supo evadir la pregunta con que tenía frío, pero...estaban a 29° en ese momento, ¿frio?, no, algo no andaba bien...

Verónica se percató que Ana no traía su collarin y sus heridas estaban cubiertas como si fuese con maquillaje, ¿ESTÁ LOCA?, ¡se van a infectar!

-Amor, ¿qué tienes?, te conozco y sé que tienes algo-

Después de persuadir a su mujer de contarle, cuando escuchó qué pasaba sintió entre ternura y tristeza

-Es que...me da miedo que al ver mis marcas y ver mi cuerpo después del accidente, ya no te guste y empiece a darte asco verme o algo así...

Ternura al ver lo tierna que era, tenia un corazón tan puro, pero tristeza al saber cómo se sentía. Bien, Verónica la miró por un rato con una sonrisa en sus labios, para así decir:

tapujos. Ninguna herida, marca o lo que sea, va a borrar esa sonrisa tan hermosa que tienes, ni esa mirada de niña pequeña que me das cuando te digo algo lindo. Alguna vez me dijiste que lo nuestro iba más allá de lo físico, pues es mutuo. Me enamoré de tus enojos por todo, de tus formas de bajar mis enojos, de tu voz, esa que cuando canta parece estar escuchando un coro de ángeles dándote la bienvenida al cielo. Te miro y jamás pensé que podría amar a nadie con tanta intensidad, ya no pienses en eso y ponte cómoda cielo.

Verónica la acompañó al baño y le ayudó a limpiar con cuidado sus heridas, ponerle el collarín y cambiar su pijama con cuidado. Una vez terminaron, Ana se acercó con dificultad y le dio un piquito, entonces Verónica dijo:

-¿Ves?, a esto me refiero...

Ana la miró con curiosidad y dijo:

-¿A qué amor?

Verónica respondió:
-A la ternura que me das, a lo enamorada que estoy de ti y de lo tierna que eres. Todo de ti me enternece completamente.












Pobre Anita :( 💗

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