Capítulo 39-

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-Vete Ana, es lo mejor- le dijo Verónica mientras le agarraba las manos

Estaban las dos en la habitación, Verónica solo quería proteger a Ana y quería protegerse a sí misma. Ella debía solucionar sus problemas en su vida y luego volvería, pero no quería que eso le salpicara a Ana.

-¿Qué vas a hacer tu sola? Yo puedo ayudarte o puedo estar para ti- insistió Ana con ánimos de que Verónica la dejara quedarse, ella sabía que podía ser de gran ayuda solo si le daba la oportunidad.

Después de pensarlo por un tiempo, Verónica entendió que su mujer en lugar de ser una carga podía serle de gran ayuda. Claramente nunca la vio como una carga, pero sabía que no podría estar para ella como siempre había estado por sus problemas con todo.

Pero siendo sinceras, a Ana no le interesaba eso, ella solo quería ayudarla y apoyarla ¿A quién recurriría Verónica cuando estuviera triste?, ¿Quién la escucharía en sus días tristes o cuando sus primas le dijeran algo feo? Ana sabía cuidarla, Ana sabía calmarla y Ana la conocía como la palma de su mano.

No, Ana nunca podría solucionar sus problemas, porque aunque pudiera, conociendo a su mujer lucharía por solucionarlos ella sola. Pero en lo que no coincidían era en separarse para que Verónica luchara sola, no, no era justo ni necesario.

Ana sabía que su mujer no podría estar para ella como siempre, claramente ahora tenía el problema de su familia, la herencia y más, pero ella solo quería apoyarla, no atormentarla o distraerla.

Por lo tanto, a pesar de las críticas de sus primas y de que Verónica aceptó un poco a regañadientes que su mujer se quedara, así fue.

Horas más tarde, como era de esperarse, Verónica tuvo que escuchar algo que no le agradó para nada y fue donde más se agradeció a sí misma que su mujer estuviera.

La soledad no es linda y menos cuando te das cuenta que necesitas el apoyo de alguien para sentirte mejor y no sentirte tan sola, así sea solo para decirte un "te amo" o para escucharte cuando tú quieras hablar con alguien, cosa que Verónica entendió en ese mismo momento. No neguemos que Verónica tenía muchos bajones en ese punto de su vida, pero tampoco neguemos que la que la ayudaba incondicionalmente era Ana. B

En ese tipo de momentos fue cuando su relación se fortaleció más y más, a pesar de que no era como antes y de que nunca lo sería, estaban juntas por el amor que se tenían y no por el tiempo que pasaban juntas o contentas. Estaban siendo una pareja, estaban siendo ellas.

Al rededor de las 4 de la tarde llegó el abogado, toda la familia estaba sentada en la mesa y nadie le quitaba la mirada de encima a Verónica, pero poco le importaba, tenía la mano de la mujer que amaba en su hombro en forma de fortaleza, eso la hacía sentir fuerte siendo aún vulnerable.

Sin dar muchas vueltas, dijo el abogado:

-La mitad de lo bienes son para la señora Verónica Judith Sáinz Catro, el resto se repartirá entre sus otras dos sobrinas..-

El shock de la familia se lograba divisar con claridad,  realmente era algo que nadie se esperaba.

Al instante una de las primas se levantó y trató de agarrar de pelo a Verónica, quien logró reaccionar rápidamente e impidió que eso pasara, pero no lograba escapar del descontento de la familia.

Después de que el abogado se fuera y recogiera las firmas que necesitaba, Ana y Verónica trataron de empacar lo más rápido posible.

Ana sin querer dejó su bolso en la sala mientras ayudaba a Verónica a recoger toda su ropa, con lo que no contaban era que sus primas las encerrarían en la habitación. La habitación se podía cerrar solo desde afuera y no podía abrirse desde dentro.

-Veamos qué esconde la señora Araujo en su querido bolsito, que por cierto, nada modesta eh- dijeron

-¿Esto qué es? Parece un labial, ¿por qué tiene pilas...- exclamó una de las primas con curiosidad.

-Ana, ¿trajiste eso?- le dijo Verónica furiosa

-¿Por qué vibra? ¡WOW! Vibra súper rápido, ¿y si me lo meto a la boca?- exclamó la prima con aún el curioso aparato en sus manos

-¡NO! ¡NO TE METAS ESO A LA BOCA!- dijo Ana tratando de abrir la puerta desesperada

Cuando por fin logró abrirla, agarró el aparato y lo metió en su bolso con rapidez. Verónica agarró todo y salieron de ahí sin despedirse de nadie.

Verónica tendría que dar unas fuertes explicaciones a su familia...











Esa Ana, ¿cómo se le ocurre llevarse eso a un funeral? Eeeeen fin, espero les haya gustado y tengo que recalcar que gran parte de este capítulo se lo dedico a mi adorada novia. Posdata: ya díganle que se quede conmigo banda  agmymom a 💗

¿Lujuria?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora