Ana llegó unas horas más tarde, ya era de noche cuando llegó por fin a casa. Abrió la puerta y al parecer Verónica estaba viendo televisión desde la habitación.
-Verooo, mi amooor, ya llegué- gritó Verónica desde la entrada.
Subió las escaleras rápidamente y al instante escuchó el agua de la regadera correr.
-Que manía de dejar el televisor encendido mientras se baña...- se quejó Ana por lo bajo
Mientras tanto, ella se quitó todo y se puso su pijama. Ese día decidió ponerse un short amplio y una camiseta de tirantes, con el pequeño detalle de que no tenía ropa interior.
Mientras esperaba a que Verónica saliera del baño, se recargó en el balcón de la habitación mientras se dejaba deslumbrar por el brillo de la luna.
De repente, sintió un pequeño agarre de su cintura que poco a poco se hizo más fuerte.
-Estás algo estresada cielo, pero yo puedo solucionarlo- le dijo Verónica en el odio
Cosa que provocó un escalofrío instantáneo por todo el cuerpo de Ana, ¿era el momento o no?
-Amor, nos pueden ver aquí- dijo Ana tratando de mantener la cordura, cosa que Verónica le hacía muy difícil.
-Shhh, si alguien nos ve, lo único que va a ver va a ser que le estoy haciendo el amor a mi mujer- respondió Verónica con un tono sensual
Verónica puso su mano directamente en las nalgas de Ana y apretó lo más fuerte posible, Ana al instante soltó un jadeo y trató de soltarse del agarre sin éxito alguno.
-¿Y si escuchan algún gemido?- dijo Ana tratando de convencer a Verónica
-Eso lo hace más divertido, ¿no crees?, tú tratando de aguantar tus gemido mientras te lo hago cada vez más duro- Respondió Verónica mientras calculaba cómo darle una nalgada sin que Ana lograra quitarse.
Verónica tenía algo en la otra mano, rápidamente esposó a Ana en la baranda del balcón.
-Verónica Castro, más te vale que me sueltes- Ana empezaba a enojarse...
-Si decido no soltarte, ¿qué pasa?- preguntó Verónica
-Te dejo sin diversión por un mes entero- dijo Ana muy segura
-No eres capaz, si te digo cosas sucias al oído siempre mojas..- se burló Verónica
Verónica se despegó del cuerpo de Ana, pensó unos segundos y se fue. Ana escuchó como bajaba hasta la cocina y volvía a subir.
-Abre la boca amor, te va a gustar- dijo Verónica mientras destapaba un tarro de algo
Verónica procedió a introducir 2 de sus dedos en el tarro de Nuttela que tenía entre sus manos, para luego meterlos a la boca de Ana haciendo que se los chupara lentamente.
-¿Te gusta?- preguntó Verónica mientras veía como Ana chupaba sus dedos.
-Mjm, me encanta, sabe rico- dijo Ana sin poder hablar muy bien.
Luego Verónica sacó sus dedos de la boca de Ana y volvió a empaparlos de Nutella, esta vez, empapó una parte de las nalgas de Ana.
Cuando empezó a chuparlas, Ana se recargó un poco más sobre la barandilla del balcón. Los ruidos que Verónica hacía mientras chupaba sus nalgas empezaba a excitarla. De repente, bajó el short de Ana hasta sus tobillos, dejándola casi desnuda.
-Verónica, ¡SUBE YA ESE SHORT!- dijo Ana molesta.
-Shhh, te va a gustar- dijo Verónica
De repente, Verónica sacó unas bolas chinas (juguete). Lo puso a la vista de Ana y lo movió un poco.
-Ni se te ocurra meterme eso- dijo Ana en cuanto lo vio.
Verónica hizo caso omiso y abrió un poco los muslos de Ana para darse espacio. Primero metió una sola bola, la metía y la sacaba con lentitud para torturar a Ana. Luego lo hizo más rápido y escuchaba como Ana trataba de reprimir sus gemidos.
Cuando introdujo la segunda bola, Ana no logró contenerse más y soltó un jadeo al sentirlo adentro. Verónica, quien fue la de la idea, se asustó un poco y tapó la boca de Ana con su mano. Agarró la mano de Ana y la puso en su espalda baja, haciendo que su cuerpo se inclinara un poco más.
Las bolas cada vez resbalaban más fácil y ahí fue cuando Verónica decidió encender una función de vibración que tenían. Ana se estremeció y la mano de Verónica logró retener sus gemidos de placer.
Ana cada vez estaba más sudada y su cuerpo estaba a punto de colapsar.
-¿De quién son?- dijo Verónica al oído de Ana
-¿Qué cosa?- respondió Ana
-Tus tetas, ¿de quién son?- volvió a preguntar Verónica
-Ay por favor, sigue haciendo lo tuyo Castro- dijo AnaDe repente, Verónica paró completamente y dijo:
-O me dices que son mías, o dejo de hacerte el amor y te quedas acá afuera y esposada- respondió Verónica pegada al oído de Ana
-T...tuyas, son tuyas amor- respondió Ana sin pensarlo dos veces
-¿Y quién te las puede ver y chupar?- insistió Verónica
-Tú..solo tú- dijo Ana entre jadeos al sentir la incomodidad del juguete adentro suyo
Después de un rato y de unas cuantas frases calientes más, Verónica hizo venirse a Ana...
Clase de anatomía y de juguetes s€xu@les para todos JAJAJDJAJA
Y como lo prometido es deuda, este capítulo se lo dedico a mi linda novia AtalaOrtiz6 💗
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¿Lujuria?
RomantizmEllas tenían su vida como los demás, hasta que un día, sus caminos cruzaron.