Capítulo 36-

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Era la fiesta de cumpleaños de la mamá de Verónica, habían quedado de llegar todos a las 5:40 y eran las 4:00.

Ana y Verónica estaban terminando de arreglar la casa. Ponían globos, carteles de felicitaciones, fotos recordando momentos lindos con ella...

Hasta que llegó el momento de destapar la Coca-cola. Verónica iba a hacerlo, pero Ana se adelantó y cuando fue a servirla en los vasos, se regó toda en la camiseta de tirantes rosada que tenía.

Era una camiseta que se iba a cambiar antes de la fiesta, entonces no importaba mucho. Verónica estaba tan ocupada colgando un cartel, que le dijo que fuera al cuarto de baño y se secara.

Después de un rato, Verónica se desocupó y se percató que Ana llevaba un buen rato en el baño y no salía.

-Ana, Ana, ¿estás bien?, ¿quieres ayuda?- dijo Verónica mientras tocaba la puerta

-No no, estoy bien, gracias- dijo Ana desde el otro lado de la puerta

-Ana, soy yo amor, ábreme por favor- le dijo Verónica al darse cuenta que Ana no sabía que era ella

Al instante se abrió la puerta y Verónica entró, ahí estaba Ana sin saber qué hacer exactamente y cómo secarse.

-A ver amor, quítate esa camiseta y límpiate con esta toalla- le dijo Verónica mientras le levantaba la camiseta

Una vez estaba sin la camiseta, también tuvo que quitarse el brasier para poder secarse mejor. Verónica al ver sus senos al aire, no era capaz de concentrarse mucho en lo que realmente debía hacer, su mirada siempre de desviaba hacía los pechos de su mujer.

-Amor, ya, pásame la toalla- le dijo Ana tratando de que se concentrara, pues no era el momento ni el lugar.

Sin pensarlo dos veces, Verónica puso su mano en el seno izquierdo de Ana, luego se acercó y empezó a besarla.

-Cielo, no, aquí no- le decía Ana tratando de escaparse de los labios de Verónica.

Pero esta vez era distinto, ese beso y esa mano estaban puestas con...¿Lujuria?

No, estaban puestas con amor, mucho amor. Era un beso tierno, algo muy cariñoso y suave. Verónica estaba disfrutando el simple roce de los labios con la mujer que amaba.

La mano en su seno no significaba deseo en ese momento, significaba amor a su cuerpo. Verónica no la veía como un simple juguete que cada vez que veía sus senos se excitaba, no, la veía con tanto pero tanto amor, que era algo difícil que explicar.

En un principio sí la vio con deseo, pero su sentimiento de amor por su mujer era mucho más fuertes en ese momento.

Muchas veces le había explicado que no era un juguete sexual para ella, que su cuerpo lo veía más allá de solo deseo y ese era uno de los momentos donde lo demostraba sin tener que decir absolutamente nada.

-Te amo Ana- le dijo separándose solo un poco de sus labios, el espacio justo y necesario como para decir esa corta frase y volver a besarla.

-Yo también amor, pero ayúdame a secarme y luego te beso todo lo que tú quieras. Recuerda que estoy desnuda de la parte de arriba y tengo algo de frío- Recalcó Ana.

Lentamente Verónica separó sus labios de los de Ana, dando a entender su tristeza al hacerlo, y que solo lo hacía porque ella se lo estaba pidiendo.

Una vez la ayudó, le trajo la ropa para que se cambiara y salieron del baño para seguir organizando la fiesta...

-Te amo mucho chiquita- le dijo Ana suavemente al oído para que solo la escuchara ella.

-Yo más mi vida, yo más- respondió Verónica











Ay, estuvo muy lindo 💗
Picoooos <3

¿Lujuria?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora