Está vez Verónica quería que fuera distinto, no quería algo rudo, quería algo suave y lento.
-Mi vida, házmelo lento, con amor, mucho amor- le pidió a su mujer que ya estaba besándole el cuello.
Sin dar respuesta, Ana paró lo que estaba haciendo y empezó a besarla suavemente, con delicadeza y amor.
Dejaba que sus labios jugaran y le dio paso a la lengua de su chica para entrar suavemente en su boca. Ana mientras tanto bajó sus manos lentamente y desabrochó con lentitud el pantalón de Verónica.
Luego la agarró de la cintura y la pegó más a ella, para luego seguir besándola suavemente.
Cuando el beso terminó, Ana le desabrochó el brasier a Verónica y luego bajó el pantalón. La recostó con delicadeza sobre la cama y empezó cuidadosamente a darle besos sobre su abdomen.
Verónica solo sonreía y la miraba con amor, su mirada expresaba una felicidad incomparable.
Ana decidió que esta vez no entraría, solo succionaría su clítoris y la haría venir de esa manera. No quería nada doloroso o a lo bestia, sería lindo, tal y como su mujer le había pedido.
Verónica al sentir el contacto tan placentero, agarró fuerte la sábana con sus manos y soltaba uno que otro gemido.
Ana jugaba como los dioses con su lengua ahí abajo, sabía cómo hacérselo para que su mujer estuviera a gusto. Fue cuestión de unos minutos para sentir como su boca se humedecía, eso significaba que su mujer ya había llegado al orgasmo.
Verónica trataba de volver a regular su respiración cuando sintió los labios de su mujer sobre los suyos, para que Ana después de un lindo beso le dijera: "Te amo" .
——————————Días más tarde—————————
-¡NO!, NO Y NO ANA, NO PIENSO TOMARME ESO- gritó Verónica mientras trataba de escapar de Ana, quien la perseguía con un bote de jarabe en su mano.
-Es por tu bien amor, así te vas a poner mejor y no vas a tener fiebre- reprochó Ana tratando de alcanzarla.
Cuando por fin logró alcanzarla, la dio un abrazo y le dijo:
-Por favor mi amor, tomate el jarabe cielo-
-No, no quiedo- Verónica con dificultad por su nariz tapada
Cuando Ana iba a darle un beso para convencerla, Verónica la esquivó...
V. -No mi amod, te pego la gdripa-
Cosa que no logró convencer a su chica, los besos de ella eran sagrados y ni la gripa lograba quitárselos.
Ana procedió a cargarla y a darle los cuidados necesarios para que se pusiera bien. Le daba besitos, le ponía trapos mojados en la cabeza, consentirla y cuidar que hiciera el reposo necesario.
Unas horas más tarde, llegó la correspondencia a casa, era una carta para Verónica...
JAJSJSJSJS picooos <3
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¿Lujuria?
RomanceEllas tenían su vida como los demás, hasta que un día, sus caminos cruzaron.