Capítulo 42-

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Está vez Verónica quería que fuera distinto, no quería algo rudo, quería algo suave y lento.

-Mi vida, házmelo lento, con amor, mucho amor- le pidió a su mujer que ya estaba besándole el cuello.

Sin dar respuesta, Ana paró lo que estaba haciendo y empezó a besarla suavemente, con delicadeza y amor.

Dejaba que sus labios jugaran y le dio paso a la lengua de su chica para entrar suavemente en su boca. Ana mientras tanto bajó sus manos lentamente y desabrochó con lentitud el pantalón de Verónica.

Luego la agarró de la cintura y la pegó más a ella, para luego seguir besándola suavemente.

Cuando el beso terminó, Ana le desabrochó el brasier a Verónica y luego bajó el pantalón. La recostó con delicadeza sobre la cama y empezó cuidadosamente a darle besos sobre su abdomen.

Verónica solo sonreía y la miraba con amor, su mirada expresaba una felicidad incomparable.

Ana decidió que esta vez no entraría, solo succionaría su clítoris y la haría venir de esa manera. No quería nada doloroso o a lo bestia, sería lindo, tal y como su mujer le había pedido.

Verónica al sentir el contacto tan placentero, agarró fuerte la sábana con sus manos y soltaba uno que otro gemido.

Ana jugaba como los dioses con su lengua ahí abajo, sabía cómo hacérselo para que su mujer estuviera a gusto. Fue cuestión de unos minutos para sentir como su boca se humedecía, eso significaba que su mujer ya había llegado al orgasmo.

Verónica trataba de volver a regular su respiración cuando sintió los labios de su mujer sobre los suyos, para que Ana después de un lindo beso le dijera: "Te amo" .


——————————Días más tarde—————————

-¡NO!, NO Y NO ANA, NO PIENSO TOMARME ESO- gritó Verónica mientras trataba de escapar de Ana, quien la perseguía con un bote de jarabe en su mano.

-Es por tu bien amor, así te vas a poner mejor y no vas a tener fiebre- reprochó Ana tratando de alcanzarla.

Cuando por fin logró alcanzarla, la dio un abrazo y le dijo:

-Por favor mi amor, tomate el jarabe cielo-

-No, no quiedo-  Verónica con dificultad por su nariz tapada

Cuando Ana iba a darle un beso para convencerla, Verónica la esquivó...

V. -No mi amod, te pego la gdripa-

Cosa que no logró convencer a su chica, los besos de ella eran sagrados y ni la gripa lograba quitárselos.

Ana procedió a cargarla y a darle los cuidados necesarios para que se pusiera bien. Le daba besitos, le ponía trapos mojados en la cabeza, consentirla y cuidar que hiciera el reposo necesario.

Unas horas más tarde, llegó la correspondencia a casa, era una carta para Verónica...












JAJSJSJSJS picooos <3

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