Capítulo 37-

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-Por dios Ana, tiene más ritmo un ataque de epilepsia que tú- Le dijo Alberto mientras se reía

Ana estaba ensayando para su concierto y decidió tratar de hacer un baile, pero tuvo la mala idea de prepáralo al lado de Alberto quien era experto en burlarse.

-Cállate que por lo menos no me muevo como babosa cuando le echan sal- le respondió Ana entre risas.

Al momento, entró Sofia, una amiga de Alberto. Si bien Ana había coincidido con ella muy pocas veces, Alberto sí era muy amigo de ella y se llevaban muy bien.

Alberto corrió a saludarla en cuanto entró por un lado del escenario y ella correspondió a su abrazo, mientras que Ana se quedó inmóvil y esperó a saludarla con un "hola".

Horas más tarde, Verónica fue a acompañarlos al escenario y se encontró con la grata sorpresa de la amiga de Alberto.

-Mucho gusto.- dijo Verónica apretando fuertemente su mano, era su forma de marcar territorio

Sofia asintió un poco nerviosa y se sentó en el suelo mientras los veía ensayar. Verónica decidió ir al baño, tenía un plan para ese momento.

Si bien ella era algo celosa, las miradas atentas e insinuantes de Sofía hacía Ana eran muy notorias. Alberto no decía nada, solo se hacía el que acomodaba luces cuando el solo sabía encender la luz de su casa.

Ya en el baño, Verónica decidió quitarse los calzones y los guardó en su puño. Salió como si nada hubiese pasado, volvió tranquilamente al escenario como si nada. Cuando nadie estaba mirando, puso disimuladamente sus calzones en el bolsillo de la chaqueta de Ana. Los envolvió en las llaves del carro, una pequeña broma no le hacía daño a nadie, ¿cierto?

Después de un rato el ambiente en el escenario se tranquilizó y lograron ensayar con calma. Entre risas y manotazos salieron del lugar del concierto, Sofia se apresuró y se recargó sobre el hombro de Ana para decir:

-Anita, estoy muy cansada y mi carro está en el taller, ¿podrías acercarme a mi casa?-

Ana tragó saliva y miró por el rabillo del ojo a Verónica, ese comentario no le había gustado nada a su mujer.

-Sí quieres te acerco, pero mi..mi..-
-Su mujer- interrumpió Verónica al ver que Ana no era capaz de terminar la frase

Ana no terminaba la frase con ánimos de negarla, todo lo contrario, lo hacía más por respetar la privacidad de ambas.

Sofia puso cara de sorpresa pero terminó aceptando la propuesta con un poco de rabia en su rostro. Sus intenciones eran claras, pero las de Verónica también.

Cuando Ana fue a sacar las llaves del auto, se encontró con las bragas de Verónica. El susto fue inmediato, escondió las llaves detrás de su espalda y se puso roja.

-No sé qué hace eso aquí...- dijo Ana
-Que raro amor, son mis calzones, ¿por qué los tienes tú? Cochina, qué estarías haciendo con ellos- respondió Verónica

Sofia se puso algo incomoda y prefirió irse con Alberto.

-Te pasas Verónica, te pasas- le dijo Ana en cuanto arrancó el carro
-Bueno, fue una simple bromita amor, nada loco- dijo Verónica mirando hacía otro lado intentando contener su risa

Una vez llegaron a casa, Ana aparcó y Verónica entró rápidamente a la casa. Días después sería el concierto y Ana estaba un poco ansiosa por eso Verónica insistía en que debía descansar, aparte había estado estresada y no quería ser molestia.

Horas antes del concierto, estaban todos corriendo dando fin a los últimos detalles para tener todo listo. Los patrocinadores del concierto eran Estadounidenses y no hablaban muy bien el español, por eso Verónica y Alberto aprovechados para jugar un poco con eso.

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