Parte 3

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Mierda.

Mierda.

¿Qué se supone que le diga después de esto?

— Yo... no es lo que tú piensas...

Rin alza las cejas, se cruza de brazos y me mira de arriba abajo. — ¿no piensas taparte?

Mierda.

Bajo la mirada, dándome cuenta de que me he dado la vuelta en algún momento y tengo descubierta mis partes íntimas.

Me pongo bien la bata, haciendo doble nudo con el lazo, las manos me tiemblan y el corazón me late demasiado a prisa.

— Yo... lo siento — digo. — no sabía que era tu bata ni que eras mi compañero de habitación, yo...

— Cuando te quites mi bata puedes dejarla en la ropa sucia, no... es más, te la regalo, no me quiero volver a poner eso. —murmuró con cara de fastidio. — me voy.

Dio media vuelta, cerró la puerta del baño con fuerza e hizo lo mismo con la puerta de la habitación, yo me dejé caer al piso, con la cara enterrada entre mis rodillas por la vergüenza de lo que acababa de pasar. Joder. Y justo me tenia que encontrar el causante de mi calentura.

••••

— ¿Como se supone que voy a jugar al fútbol contra él, Bachira?

Después del incidente, decidí salir en busca de Bachira y su compañero de habitación nos echó porque hacíamos demasiado ruido, así que aquí estamos, en mitad del campo de fútbol, tomando agua porque no hay alcohol en la cafetería.

— ¿Eso te preocupa, no jugar fútbol con él? Dios, Isagi, te vió masturbandote, ¡con su bata!

— ¡Pensé que las ponía la escuela! No es mi culpa.

— ¿Qué piensas hacer?

— Cambiarme de habitación, seguramente.

— Suerte con eso. — Masculla mi amigo. — no hay dormitorios disponibles, pero has el intento.

Me acuesto en el césped, el cielo oscuro me muestra sus estrellas brillando más que yo en este momento y lo siento como algo personal.

— ¿Lo invito a cenar?

— ¿A Rin? Hombre, si eso se necesita para que me invites a cenar, mastúrbate pensando en mi y siéntete culpable.

Ruedo los ojos. — No seas tonto. Solo quiero disculparme por ser un... pervertido.

— O no lo hagas, no es como si fueran cercanos, ¿sabes? Sus vidas no se cruzarán más allá de esto.

— ¡Por eso! Tendrá una idea equivocada de mi.

— ¿Cuándo te ha importado lo que los demás piensen? Dios, Isagi, ¡estás perdiendo la cabeza por un tipo que ni conoces! ¡Te gusta! —Bachira se para, apuntándome con el dedo mientras pega de saltitos a mi al rededor.

— ¡No me gusta!

— Repítelo hasta que te lo creas. ¡Te masturbaste pensando en él!

— ¡Deja de gritarlo!

Me tapo instintivamente el rostro, repasando la vergonzosa escena una y otra vez en mi cabeza.

— Es hombre y ni siquiera sabe que pensabas en él, deja de mortificarte. Él también se masturba y piensa en personas. Listo. ¿Vamos a dormir?

— Cierto... solo debería disculparme por su bata.

Me pongo de pie y comienzo a caminar con Bachira a mi lado.

— ¡No sabias que era suya! No es tu culpa.

Decido dejar el tema de lado, hasta yo me estaba cansando de mí mismo.

Después de un rato, entramos al dormitorio de Bachira en silencio y nos acostamos a dormir.

El sonido chillante de una alarma me despierta, estiro el brazo para encontrar el teléfono de Bachira y lo apago, quejándome en el proceso.

— Pones una alarma tan molesta.

— Sino no me despierto. — dice. — vete a bañar y nos vemos en clase.

Antes de que pueda decir algo, me empuja fuera de su habitación, me pasa mi móvil y cierra la puerta en mi cara. Suspiro, echando la cabeza hacia atrás, dormir con Bachira es garantía de que al siguiente día despertarás con moretones y el cuerpo adolorido de tantas patadas y manotazos que lanza. Salgo del edificio de Bachira y camino en pijama y pantuflas en medio de tanta gente bañada y lista para ir a clases que me miran y se ríen, como si encontraran algo gracioso en mi cara. ¡Solo es pijama, hombre! No voy desnudo.

Al llegar a mi dormitorio, intento abrir con mis llaves y la puerta no sede, la cerradura ha sido cambiada y no me sé la puñetera contraseña.

— Maldito compañero de cuarto. —bramo. — ¿cómo se supone que vaya a clase?

Toco la puerta con fuerza, esperando que haya alguien dentro y después de muchos toques y gritos, la voz de Rin se escucha del otro lado.

— ¿Quién es?

Suena adormilado, ¿se acaba de despertar?

— Yo, abre.

— ¿Quién es yo?

Ruedo los ojos, comenzando a molestarme.

— ¡Isagi Yoichi! ¡Ábreme la puerta, voy tarde a clase!

— ¿Isagi? ¡Oh, el pervertido!

— ¡No lo digas así, tu también te masturbas! —golpeo la puerta con más fuerza. — ¡Déjame entrar!

— ¿Qué harías por mi si te dejo entrar?

Dejo de golpear la puerta y frunzo el ceño.
— Lo que sea, ¡Dios, apúrate!

— mmhh, ¿Isagi? Deberías cuidar más tus palabras.

Un clic se escucha y la puerta se abre lentamente, sonrio e intento pasar pero choco contra Rin, que pone un brazo entre él y la puerta para no dejarme pasar.

Es alto, más de lo que me pareció ayer, lleva un mono de dormir y el cabello desaliñado. Es totalmente mi tipo, joder.

— ¿Ahora qué? — Mascullo.

— No te masturbes mientras estoy yo y cuando no esté, pon seguro, así nos evitamos más escenas como la de ayer. ¿Bien? Tampoco me vayas a hacer nada extraño mientras estoy durmiendo.

Suelto un bufido. — ¿Hacerte algo extraño? Solo un homofobico diría eso, ¿eres así, Rin?

— ¿Eres gay, Isagi?

Abro mucho los ojos, sorprendido. Su pregunta me ha pillado por sorpresa.

— ¿Qué te hace pensar eso? —respondo a la defensiva.

— ¿Qué te hace pensar que soy homofobico?

— Si encuentro a alguien masturbandose no pensaría que mientras duermo me hará algo extraño. Hay que estar jodido, Rin.

— ¿Eres gay? —insiste.

— Si. — me rindo. — pero no por eso te haré algo indebido, no eres mi tipo, Itoshi Rin. No eres la gran cosa.

Con eso último, desliza su brazo y me deja pasar.

— Ah, otra cosa. ¿Me dirás la contraseña o me darás llaves? — digo, sonriendo mentalmente porque he ganado. A cualquiera le hieres el orgullo después de decirle eso.

— La nueva contraseña es el día que te encontré masturbandote.

La victoria que creía tener sobre él se me esfuma tan pronto como dice eso, la contraseña me recordará siempre ese bochornoso día, ¿no es así? Aunque siempre puedo cambiarla, pero si lo hago le estaré dando la victoria, haciéndole pensar que me importa.

Mierda.

Es astuto.

Cierra la puerta y pasa a mi lado, cerrando la puerta del baño en cuanto entra.

— ¡Hey, yo iba a usarlo!

Estúpido error, ¿intencional? [Rinsagi +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora