Parte 23

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Cuando me despierto, Rin está a mi lado. Los ojos cerrados y la respiración acompasada, las pestañas largas y espesas, los labios entreabiertos creando un suave sonido al respirar y el pelo echado hacia atrás, dejando al descubierto todo el rostro, tiene un brazo debajo de mi cabeza, su mano se aferra a mi hombro como si estuviera tratando que no me vaya a ningún lado, una pierna sobre las mías, estamos tan cerca que puedo sentir su respiración y los latidos suaves de su corazón. Me relamo los labios, admirando cada centímetro de él.

— ¿Quieres una foto? — murmura, tiene un ojo abierto —. ¿Te gusta lo que ves, Isagi?

Trago saliva, sorprendido por sus palabras y por lo grave que se escucha su voz, ¡es aún más sexi!

— Eh...

— mmmhh... — parece un gato ronroneando, me acerca a él hasta pegarme con su pecho y me palmea la cabeza —. Quedémonos un rato más, ¿okey? Luego puedes volver a odiarme.

No digo nada, me quedo pegado a él porque su toque se siente cálido, sus manos me envuelven en un abrazo, su cara se entierra en el espacio entre mi cuello y el hombro, lo escucho inhalar y exhalar lentamente y luego deja un beso en mi clavícula.

¿Qué si me gustaba lo que veía? ¡Joder, sí!

— ¿Tienes hambre? — me pregunta —. Yo si, quiero comerme un delicioso caramelo...

Deja otro beso en mi pecho.

— ¿Dónde está Rin y qué hiciste con él? — le pregunto.

Deja de besarme y me mira, sus labios se ensanchan en una sonrisa de dientes blancos. De verdad, ¿Dónde está Rin el homofobico?

— Quiero McDonalds — dice, ignorando mi pregunta pero no me molesta porque la forma en la que me lo pide me parece demasiado tierna.

— ¿Qué hora es?

— Las suficientes para comer McDonalds, Isagi.

— No lo digo por eso, genio. Pero no puedo llegar tarde a la universidad o me sacan del equipo.

Abre los ojos demasiado sorprendido por mi respuesta, mira el reloj y luego maldice por lo bajo, se pone de pie y comienza a ponerse los zapatos y la ropa a como puede.

— ¿Qué? — murmurllo, veo el reloj en la mesita y tengo la misma reacción que él porque ya vamos diez minutos tarde —. ¡Joder, Rin!

— ¿Por qué no me dijiste? — me mira, me lanza los boxer y entra al baño corriendo y vuelve a salir —. ¡Lávate los dientes, rápido!

Después de salir corriendo de su casa, nos pasamos unos quince minutos atorados en el tráfico, lo que le costó todo mi buen humor y las ganas que tenía de comer McDonalds con Rin. Me recargo en el asiento, suspirando y dándome por vencido cuando marcan las ocho y cuarenta y cinco, me paso las manos por el pelo, rendido. Todas las imágenes de mi jugando al fútbol pasan por mi cabeza cuando marcan las nueve y apenas estamos entrando al estacionamiento de la universidad.

— ¡Vamos! — Rin me insta a ser más rápido pero ya no le veo el caso —. ¡Isagi!

— Son las nueve, Rin, está bien. Déjalo.

A pesar de mis negativas, tira de mi y me lleva a rastras al salón de clases, el profesor ya no está cuando llegamos y en su lugar hay una nota en mi mesa.

«Isagi Yoichi, presentarse en dirección»

Le muestro el papel a Rin, que lo arruga y lo tira a la basura cuando termina de leerlo, parece incluso más enfadado que yo.

— Ven — tira de mi, sacándome del salón. Todos los ojos puestos en nosotros porque estamos tomados de las manos y Rin tiene cara de pocos amigos —como siempre —.

Estúpido error, ¿intencional? [Rinsagi +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora