Parte 34

1.6K 189 37
                                    

— La cosa es... —Estoy en la sala de reuniones del hotel, tenemos el día libre después del encuentro del día anterior y no se me ocurrió nada mejor para esperar a Rin de su cita con el nutriólogo que iniciar una videollamada con el directivo del Bayern, tengo algo así como la garganta seca porque no sé muy bien cómo plantear la situación sin parecer mandón o subido, no quiero que piensen que ya me creo con derecho de exigir algo, pero de todas formas, necesito hacerlo. Carraspeo, aclarándome un poco la garganta antes de seguir con lo que estaba a punto de decir —. Me gustaría que Itoshi Rin sea considerado en el equipo, también. Quiero decir, sé que no estoy en posición de pedir tal cosa, pero iré si Rin va.

El directivo general, Oliver Kahn, me miró, revisó algo en su tableta y luego volvió la vista a mi.

— El asunto es, señor Isagi, que Itoshi Rin ya fue invitado a formar parte de nuestro club hace un par de semanas.

La sorpresa fue mucha.

Hace un par de semanas, ¿qué estábamos haciendo nosotros hace un par de semanas? Ah, Rin había desaparecido, ¿no?

— ¿Cómo dice?

— Se le notificó al jugador Itoshi Rin sobre nuestro interés en sus servicios, se le ofrecieron las mismas cosas que a usted, si me permite decirlo. Aunque aún no tenemos respuesta suya, esperaría que usted lo ayudara a decidirse y que mejor que vengan juntos, estaremos felices de contar con ustedes.

Después de cruzar unas cuantas palabras más, terminé la llamada. Algo extraño formándose en mi estomago.

¿Rin me había ocultado eso?

No. No puede ser.

Rin entró, sus ojos buscándome y cuando me encontraron, me sonrió, debió saber que algo andaba mal porque su expresión cambió rápidamente a una de preocupación, cerró la puerta detrás de él y se dirigió a mi.

— ¿Qué pasa, cariño? ¿Todo bien?

Me levanté, incapaz de saber qué era lo que estaba sintiendo.

— Me ocultaste que el Bayern te buscó.

Los músculos de Rin se tensaron. Era evidente, me lo había ocultado deliberadamente.

— ¿Cómo sabes eso?

Miró la laptop en el escritorio, el escudo del bayern en la pantalla, la llamada aparecía como "finalizada"

— ¿Qué es eso, Isagi?

— Tuve una reunión con Oliver Kahn —inhalé —. Ayer recibí su ofrecimiento para unirme al club y hoy tuve una reunión con ellos porque...

— ¿Ayer? ¿Estás si quiera dándote cuenta de lo que estás diciendo? No me dijiste nada, también me lo ocultaste.

Fruncí el ceño.

— ¡Te lo ofrecieron hace semanas!

— ¡No iba a aceptar! —bufó —. Hace dos semanas ni siquiera estaba en casa ni con la mejor mentalidad para tomar decisiones tan grandes, hace dos semanas era el luto de mi madre, fui con mi padre y recibí la notificación por correo, luego regresé y todo pasó demasiado rápido, yo... ni siquiera pensé en ello, Isagi. No como tú, por lo que veo.

Había un tono de decepción en la voz de Rin, como si supiera que yo me debatía entre aceptar o no. Me sentí realmente mal y jodido conmigo mismo porque me enojé con él cuando él ni siquiera había pensado en ir, no como yo...

— Rin...

— Será mejor si aceptas —me interrumpió —. Tengo ofertas de otros clubes, podría ir a Francia o Italia, aún no sé.

Salió de la sala sin mirar atrás.

El nudo que se formó en mi estómago después de eso me hizo sentir vomitivo.

Yo no esperaba que las cosas terminaran así, de hecho ni siquiera se lo había dicho a Rin porque... porque... ¿por qué no se lo dije? Demonios.

Fui tras él, esperando que su cordura fuera tan grande para dejarme explicarle.

No pensé en otro lugar al que pudiera ir que no fuera nuestra habitación, así que fui directo allí y no me equivoqué, cuando abrí la puerta, él salió, nos quedamos mirándonos un instante y antes de decir nada, tiró de mi, envolviéndome en sus brazos. Sus manos acariciando mi espalda, enterrando su cara en mi cuello, yo aspiré profundo, sintiendo su aroma mientras fregaba mis ojos contra su pecho.

¿Había comenzado a llorar?

Rin quiso apartarse y mirarme pero me negué a que me viera llorando, aún así, tomó mi barbilla y me obligó a verlo, sus ojos expresivamente cariñosos.

— Lo siento —dijo —. No debí haber reaccionado así, es solo que...

— No tenemos que ir si no queremos —le interrumpí —. Tenemos mucho futuro aquí o allá o en Estados Unidos.

Rin sonrió, su sonrisa no llegaba a sus ojos.

— Tú quieres ir —me besó en la frente —. Y no voy a detenerte.

Sus pulgares me limpiaron el rastro de lágrimas, mis ojos aguandose otra vez por el sentimiento de pesadez que me provocaban sus palabras.

— ¿Te estás despidiendo de mi? —mi voz llorosa.

— No ahora —negó lentamente con la cabeza —. Pero llegado el momento, tendré que hacerlo.

Fruncí el ceño por la imagen mental que me estaba provocando, comenzaba a sentirme irritado y contrariado, quería ir a jugar a Europa pero también quería a Rin.

Quiero a Rin.

«¿más que al fútbol?» dijo una vocecita irritante en mi cabeza, ignoré ese y todos los pensamientos que no fueran productivos y me aferré a Rin.

— Pero no me quiero separar de ti.

— No tenemos que —su voz neutra —. Podemos seguir hablando, haremos videollamadas y...

— Quiero estar contigo —confesé —. No me importa si tú no quieres venir, yo iré a donde tú vayas.

Rin sonrió, sus ojos achinandose un poco.

— No quieres eso.

— Maldita sea, Rin. Lo quiero —bramé —. Tampoco es como que nos vayamos a separar mañana, faltan tres partidos y más ofertas, tú lo dijiste, estás entre Francia o Italia, ¿qué te detiene de llevarme contigo? ¿Y si otro club oferta por mi? Y si... espera, ¿no creerás que ningún otro equipo ofertaría por mí verdad?

— No seas tonto, estoy seguro que llamaste la atención de muchos equipos y ofertaran por ti, solo no quiero influir en tu decisión.

Asentí, pensando en su respuesta. Tenía razón. Me estaba mortificando por algo que probablemente era tonto, no teníamos que decidir ahora, ¿verdad? No tenía que dar una respuesta ahora.

— Vamos a dar un paseo —su mano entrelazándose con la mía, sus dedos apretando los míos con fuerza.

Salimos del hotel, aún no éramos los más famosos ni mucho menos, pero habían reporteros afuera, esperando por nosotros, entonces los flashes comenzaron, las fotos y preguntas repetitivas me aturdieron, Rin protegiéndome de los empujones con su cuerpo.

«¿Es cierto que son homosexuales?» gritó un reportero, arrugué la cara, molesto, eso ni siquiera tenía nada que ver con el fútbol, daba igual nuestra orientación sexual o lo que fuera, jugábamos con las piernas y el balón, no con las preferencias sexuales.

Entramos a un taxi que esperaba fuera y nos alejamos de la multitud.

No sé qué va a ser de nosotros, pero definitivamente no quiero vivir en Japón siendo un futbolista gay.

Estúpido error, ¿intencional? [Rinsagi +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora