Extra 2

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ISAGI

Estamos en los vestidores después de ganarle al Mónaco tres a dos y, aunque estuvimos apunto de perder, logramos afianzar el triunfo después de los últimos minutos más cardiacos de mi vida, ni siquiera en la final de la champios me sentí así, es decir, estaba completamente confiado de que íbamos a ganar, (y lo hicimos) pero saber que Rin está un poco —muy — cachondo y que no hemos tenido prácticamente nada de tiempo para hacerlo me jode porque, bueno, yo estoy igual y también estar juntos por casi tres años me ha hecho demasiado inteligente como para saber que después de una semana sin sexo ninguno de los dos nos toleramos.

— ¿Vamos al Le Mauri 7?*

Uno de los chicos grita y los demás responden con chiflidos y asentimientos, yo me meto a las duchas y dejo que el agua se lleve todo el estrés que he venido acumulando desde que comenzó la temporada. El psg es bueno en la delantera pero con la defensa... definitivamente necesitamos hacer algo, Rin y yo no podemos hacer todo y no es que nos eche flores pero sí, hemos estado haciendo todo el maldito trabajo desde que Shidou decidió tomarse unos días más de vacaciones haciendo no sé qué.

— Rin, ¿vienen?

Puedo sentir la mirada de Rin sobre mi, ignoro completamente todo y me concentro en enjabonarme el cuerpo correctamente.

— No, tenemos cosas que hacer...

— Seguro viejo.

Al final, nos quedamos solos, los chicos se han ido y el vestidor se queda en silencio, cierro la regadera y me pongo la toalla a la cintura, Rin me rodea en un abrazo por detrás, besándome el cuello.

— Estoy... ya sabes, pensando en que es tentador recibir una mamada en el vestidor —dice contra mi oído, —. Una mamada parisina.

Me río.
— ¿Ah, si? ¿Cómo es eso?

Ronronea, sus manos acariciandome la espalda mientras me quita la toalla, siento su piel desnuda contra mi cuerpo, su ereccion apuntando a mi entrada, peligrosamente dentro, casi.

— ¿Te enseño?

Me gira, miro su pecho más trabajado que antes, es más musculoso, nada voluminoso o algo por el estilo, simplemente está más magro, es más músculo que grasa, firme y... sexy.

Me muerdo el labio, sonriendo tímidamente.

— Por favor...

Sus dedos descansan en mis nalgas, las amasa y me pega más a él, echo una mirada de reojo afuera, no hay nadie, todos se fueron probablemente hace un rato y es demasiado tentador volver a tener sexo en el estadio.

Se arrodilla, toma mi polla en sus manos y masajea.
Su lengua tantea mi punta que ya gotea con pre semen, se la mete en la boca y chupa y yo me tengo que sostener del casillero para no caer contra el suelo.

— Ugh... uh...

Los gemidos salen y salen de mi boca, mi puño se aferra su cabello, él hace un gemido gutural, está gruñendo de satisfacción, lo está disfrutando y yo también, aún no me canso de esta vista, me sigue excitando de sobremanera.

— Oh, amor, voy a...

Me corro en su boca, se traga mi semilla y sus ojos se encuentran con los míos, me sonríe con satisfacción.

— Será mejor que nos vayamos, alguien podría venir.

Me da la vuelta y me nalguea.

— ¿Isagi? —lo miro —. Dame un beso, chiquito. Ven acá.

Sonrío, corro a él y me subo sobre él, rodeándole con mis piernas.

— Si no me dabas un beso juro que iba a hacerte dormir en el sofá —me quejo —. Soy tu maldito esposo, no un polvo, cuando termines de follarme me das un beso y no solo una nalgada.

Se ríe, asintiendo.

— Por supuesto bebé.

— ¡Ouh! Chicos, ¿qué mierda? Digo, diablos, ¿aquí, en el vestuario?

Shidou está tapándose los ojos —o intentando hacerlo — porque nos nos mira entre sus dedos mientras nos apunta con la otra mano.

— Cucaracha, quita tus malditos ojos de mi chico.

— Rin...

— ¡Dile a tu chico que se ponga algo! ¡Ambos, pónganse algo!

Me pongo una toalla, Rin se pone los pants de después de un partido y se pone una camisa, Shidou pasa hasta su casillero y comienza a sacar ropa.

— ¿Qué pasa? —pregunto cuando estoy vestido —. Te tomaste más días de vacaciones.

Me mira, sonríe y cierra su casillero.

— Cosas... ya sabes, cosas de solteros.

— Oye cucaracha, procura regresar antes del cuarto partido.

Shidou le sonríe a Rin y me guiña un ojo.

— ¿Estás diciendo que me necesitas? ¿Reconoces que sin mí se van a la mierda?

Mi esposo entorna los ojos aunque parece divertido.

— No pongas cosas en mi boca, no dije eso.

Shidou alza las cejas. — Ya lo creo hombre, el que pone cosas en tu boca es Isagi.

Rin le lanza su botín, dándole en la cabeza, Shidou se ríe y se va, Rin viene a mi y me abraza.

— ¿Cena, sexo y pelis?

Asiento, sonriendo como un tonto.

— Sip, mañana no tenemos que presentarnos hasta las tres al entrenamiento así que... bueno, un poco de vino no haría mal, ¿no?

— Claro que no, bebé.

Me besa en la frente y salimos del vestuario.

La noche es cálida cuando entramos al auto, los reporteros y aficionados se han ido siguiendo a los chicos al bar así que nos deja el camino libre para salir sin demasiada atención.

Pasamos por pizza y vino, luego llegamos a casa y dejamos todas nuestras cosas en el vestíbulo, sin demasiadas ganas de hacer otra cosa que echarnos a ver pelis.

Y de hecho, no hacemos nada más cuando caemos sobre el colchón. La cama es tan suave y calentita que caemos rendidos.


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Oigan, si me extiendo (tal vez un poco) con estos extras, ¿seguirían leyendo? 🥺

Estúpido error, ¿intencional? [Rinsagi +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora