Parte 20

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Los lunes no soy yo.

Y es por una sencilla razón y no es por la misma que todo el mundo, yo no odio los lunes, de hecho no sé por qué es el día menos favorito de todos si es un día como cualquier otro, no tiene la culpa de ser el primer día de la semana. Pero el punto no es ese, el punto es que los lunes no soy yo porque tengo que regresar a la universidad y por ende, me obligo a despertarme más temprano porque papá me va a dejar y, como vivimos del otro lado de la ciudad, también tiene que llegar a tiempo al trabajo. Ni siquiera sé si me he arreglado bien el cabello ni le doy mucha importancia porque para cuando llegamos a la escuela ha comenzado a llover.

Me bajo del auto cubriéndome con las manos como si eso fuera a ayudarme a llegar seco a clase, corro con cuidado de no caerme y cuando estoy dentro, suelto un suspiro de alivio aunque esté todo empapado. El pelo me cae sobre la cara como cuando salgo de bañarme, me lo hago a un lado porque no me gusta la sensación del pelo mojado contra mi frente y decido que es mejor darme prisa para llegar a la primera clase del día no sin antes pasar a mi casillero por mis cosas.

Saco los libros que voy a ocupar y cuando estoy cerrando el casillero, una mano se apoya en este y un pecho me impide moverme, puedo deducir, por el olor, que es Rin.
Después de dejarme en casa el sábado en la mañana no tuvimos contacto, ni siquiera me mandó un mensaje para decirme que había regresado con bien a casa y la verdad es que yo tampoco pregunté, pasé el resto del día con Bachira y mis padres, luego la madre de Bachira se nos unió y salimos de día de campo, el domingo dormimos hasta medio día y después de comer pollo al curry, vimos pelis con helado, nada fuera de lo normal, al final, mi amigo se fue a pasar lo que restaba del día con su madre y yo disfruté tanto del maratón de películas que no me tomé el tiempo de mirar el celular.

— Pareces un pollo mojado —. Me dice —. Te ves chistoso.

Ruedo los ojos por la comparación y porque no pensé que lo primero que escucharía salir de su boca iba a ser tremenda tontería, aun así, suspiro y me doy la vuelta, quedando frente a él.

— Buenos días para ti también, señor comediante —. Ironizo.

Rin no despega la mano de mi casillero, lo que provoca que yo me recargue completamente y él aproveche eso para terminar de acortar la distancia entre nosotros. Puedo ver una sonrisa ladina en su rostro porque seguramente me he puesto rojo, puedo sentir el calor apoderándose de mis orejas y es molesto.

— Gracias por mi camisa, —. Dice —. Ya te perdoné.

— ¿O sea que si estabas molesto por eso? ¿Desapareciste tres días por eso?

Lo veo fruncir el ceño y tensar la mandíbula aunque luego relaja el gesto y niega lentamente.

— Esa es otra historia, Isagi —. Se separa y puedo respirar tranquilo porque la cercanía ya no es un problema. Gira sobre sus pasos y comienza a caminar en dirección a mi salón de clases. A primera hora los lunes me toca calculo y es una de las materias que no se imparten en primer año, así que no entiendo por qué Rin va hacia allá.

— Eh... ¿no tienes clase? —. Inquiero cuando lo he alcanzado —. Ese pasillo solo lleva a grados superiores y tú estás en primer año.

Me lanza una mirada como diciendo «ya lo sé, genio» y cuando creo que no va a responder, dice:

— Te acompaño a tu salón.

Lo miro con las cejas alzadas, incapaz de creerme lo que estoy escuchando y como si leyera mis pensamientos, responde.
— Es señal de gratitud por... intentar lavar mi camisa. No pienses demasiado en ello —. Se lleva una mano a la barbilla y finge pensar —. Aunque todavía no sé por qué carajo no la enviaste a la lavandería, no tenías porqué hacer eso tú.

Estúpido error, ¿intencional? [Rinsagi +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora