Parte 32

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Estoy en medio de algo, tengo la boca abierta en sorpresa, las piernas me tiemblan y las manos me hormiguean, estoy casi seguro de que no me he caído por puro milagro, he dejado de escuchar los gritos a mí al rededor y lo único que tengo en mi campo de visión es a Rin.

Todo fue demasiado rápido que no me dio tiempo a reaccionar, o más bien es que no supe cómo reaccionar después de que Rin festejara su gol alzándose la camisa del uniforme y dejando ver la playera que trae debajo con las letras escritas en plumón negro, alguien chilló a mi lado y el público gritó, era la primera vez que Rin festejaba un gol y lo estaba haciendo conmigo, para mí.

Llegó hasta mi, que estaba a escasos metros de él, pensé que querría un abrazo o algo y me preparé para tirarme encima suyo y festejar, pero su abrazo nunca llegó, en cambio se alzó la camisa del uniforme y me dejó ver lo que tenía preparado:

¿Quieres ser mi novio? 

La letra era perfectamente legible, estoy seguro de que la escribió con paciencia la noche anterior y sonreí de la sola idea de imaginarlo haciendo un esfuerzo por pensar en esto.

Sus ojos me trajeron a la realidad, estaba esperando una respuesta, mi respuesta.

Parpadeé un par de veces, las personas en las gradas se hicieron reales nuevamente, nuestros compañeros de equipo y rivales también, todos viéndonos con expectación.

— Dios... si, quiero decir, ¡demonios, si!

Su expresión se relajó y me sonrió, me eché hacia él como quién anhela los brazos de su pareja, me aceptó sin titubear, sus brazos envolviéndome con dulzura, sus dedos aferrándose a mi cintura, me cargó y giró conmigo en brazos, me besó y lo besé de vuelta, no dejé de reír en ningún momento por lo que el beso fue algo torpe pero perfecto en todos sus sentidos.

— Estás loco —dije cuando me regresó al suelo.

Se rió, sus ojos examinando los míos.

— En caso de que no lo hayas notado, —dijo —. Y solo en caso... estoy como un poco loco por ti.

Me reí porque no podía dejar de hacerlo, los nervios se apoderaron de mi, estaba jodidamente feliz y no quería ocultarlo.

— Como que también estoy un poco loco por ti —afirmé.

Su sonrisa se ensanchó y me besó.

El silbato del árbitro nos trajo de vuelta al mundo real.

Todavía estábamos disputando el primer partido de las nacionales.

El árbitro se acercó a nosotros y amonestó a Rin por hacer tiempo, era algo que no podía hacerse en ningún partido de fútbol y nosotros habíamos consumido más tiempo del permitido.

— Estoy alegre por ustedes chicos, pero el partido se reanuda, ahora. —el hombre hizo sonar su silbato nuevamente, indicando que el juego estaba otra vez y nosotros nos separamos a regañadientes.

Al final, ganamos el primer encuentro con un contundente cuatro — uno, todos fuimos a los vestidores cuando el partido terminó, Ego esperándonos dentro.

— ¿Saben que están jodidos, no? —nos dijo. Los demás mirándonos —. Vayan a ducharse ustedes, déjenme con ellos.

No serviría de mucho, pues las duchas quedaban detrás y todo podía escucharse, aunque no me importaba, de todos modos.

— Aceptaré el castigo por los dos —dijo Rin —. Yo fui el que paró el partido demasiado tiempo.

Ego le lanzó un calcetín que Rin esquivó.

Estúpido error, ¿intencional? [Rinsagi +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora