Parte 10

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RIN

¿Qué tan posible es que el enano no se acuerde de las cosas? También podría estar evitando hablar del tema por vergüenza, y debería tenerla, ensucie una de mis camisas favoritas por él y ni un gracias, pero, ¿y si de verdad no se acuerda?

En mi asiento hay una caja con antibióticos y un par de tiritas azules, con dibujos de nubes y una botella de agua, los miro con recelo y pienso si debería tomarlos o no, tampoco tengo la cara tan magullada como para taparmela con las tiritas.

— Si suspiras una vez más, me vas a terminar de robar el poco oxígeno que me queda. — Aryu me lanza una mirada rara, achinando más los ojos, como si fuera sospechoso de algo, tiene la barbilla sobre su mano y el pelo le cuelga de un solo lado.

— No he suspirado. — refuto.

— ¿No? — alza una ceja. — díselo a tus suspiros.

Ruedo los ojos porque lo que dice no tiene sentido, no hay forma de suspirar y no darme cuenta.

La campana suena antes de que el profesor pueda llamarnos la atención por estar hablando, guarda sus cosas en el maletín y sale después de decirnos que no habrá tarea para la semana. Es raro que un profesor extranjero sea tan bueno en el japonés y sepa impartir sus clases.

— Oye, Rin. ¿Has notado que cuando el profesor Adam se va, Pablo va detrás de él?

Miro a Aryu, que ahora está viendo hacia afuera.
— No. — digo. — ayúdame a poner esto.

Le paso una tirita, me mira, la toma y despega una parte, poniéndomela sobre la barbilla, da un par de golpecitos con el dedo y después, como si acabara de pensar algo brillante, dice: — ¡Te has peleado con tu hermano!

Grita tanto que la clase entera voltea a vernos pero no le importa, así como tampoco le importa mi mirada furiosa cuando me agarra de las mejillas y rebusca más moretones y golpes.

— Es suficiente, Aryu. No estoy de humor para esto.

Me suelta y finge indignación. — ¿Estás de humor alguna vez? Me preocupo por ti, rayos. ¿Así le agradeces a un amigo?

Pongo los ojos en blanco, comenzando a exasperarme. ¿Otro que dice que no agradezco? Ja. Menudos hipócritas.

— No te pedí que te preocuparas.

— Como sea, tomate una jodida pastilla y deja de mirarlas. ¿Qué tienen de especial?

Saca una pastilla y la deja sobre la caja, también me acerca la botella de agua, luego se pone de pie en cuanto Tokimitsu aparece.

— Mañana es día libre, ¿qué harás?

— Entrenar. — respondo.

Había pasado por alto el día libre, ni siquiera tengo planeado algo qué hacer ni mucho menos, así que prefiero dedicar mi día a hacer algo productivo.

— Iremos a la nueva plaza, dicen que está enorme y tienen una tienda de belleza chulísima, ¿vienes?

— No creo. — Isagi pasa con un grupo de tipos que no conozco de nada, ríen, se empujan y hacen comentarios que no logro entender, en un momento, voltea, su mirada se cruza con la mía y de inmediato la desvía, frunzo el ceño, ¿acaba de ignorarme? ¿Qué diablos? Aunque, ¿qué esperaba que hiciera, que me saludara? Solo somos compañeros de habitación desgraciadamente. No hay razón para hablarnos fuera del dormitorio.

Estúpido error, ¿intencional? [Rinsagi +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora