Parte 9

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ISAGI

Despierto con un horrible dolor de cabeza, la boca me pesa y me huele a mierda, me cuesta abrir los ojos porque también me pesan, los siento resecos y me duelen. Las punzadas en un día de resaca no se las deseo ni a mi peor enemigo, tampoco las ganas de vomitar que vienen apenas recobrar la consciencia. Siento un peso apoyarse en mi estómago que no me deja moverme cuando lo intento, no sé si sea un nuevo síntoma de la resaca, pero es molesto mientras intento contener las ganas de vomitar.

La respiración contra mi nuca me hace prestar atención al bulto a mi lado, lo primero que pasa por mi cabeza antes de verlo es que he metido a algún tipo a mi cama y entonces me río porque Rin estaría furioso al saber que había otro homosexual en la habitación donde duerme, abro los ojos lentamente, cayendo en cuenta de que es imposible meter a alguien a la habitación, Rin no lo permitiría para empezar.

Me giro con lentitud para no vomitar sobre la persona a mi lado y entonces lo veo, abro mucho los ojos al ver a Rin durmiendo en mi cama, conmigo, ¡a mi lado! Joder, no recuerdo ni una pizca de la noche anterior después de los golpes con Sae, así que me es extraño despertar con este tipo a mi lado, de la impresión casi caigo de culo al suelo, me agarro con fuerza del brazo de Rin, que murmura algo que no entiendo y luego abre los ojos, le he pegado un jalón de aquellos.

— ¿Rin?

Parpadea un par de veces para acostumbrarse a la luz, se refriega los ojos y se incorpora, todo en movimientos que parecen controlados, como si esa fuera su rutina de todas las mañanas. Yo no lo sé porque él se despierta primero que yo, así que nunca lo había visto dormir, hasta ahora.

— ¿Ya te sientes mejor? — murmura con voz ronca.

¡Jesús! Su voz ronca de recién despierto es caliente.

— ¿Qué haces en mi cama? — pregunto, confundido. Aunque no es lo primero que quiero decir, es lo primero que sale.

Suspira, alza las cejas y se quita las sábanas, bajándose de la cama.

— ¿Te vi hasta las anginas y lo primero que dices es eso?

Ladeo la cabeza sin entender qué es lo que dice y parece que mi cara de desconcertado lo desconcierta aún más.

— ¿No te acuerdas de nada? — pregunta esta vez, está parado frente a mi con los brazos cruzados.

— ¿Debería? ¿H-hicimos algo ayer?

Enarca una ceja.

— Grandioso. Olvídalo.

Da la vuelta y se dirige al baño, antes de que entre, grito: — ¿Te besé?

Es lo más lógico que pienso después de que haya dicho que me vió hasta las anginas, sino, ¿qué más podría ser?

Se detiene antes de girar la perilla y me mira, frunciendo el ceño.

— No beso bocas que huelen a mierda.

Parece molesto, entra al baño y da un portazo, escucho el agua caer después de unos segundos y el dolor de cabeza me ataca nuevamente.

— Joder... — murmuro. Miro el reloj de cama, aún es temprano así que tengo tiempo de sobra para meterme a bañar y prepararme algo que me quite la resaca.

Mi móvil suena, tiene el cinco por ciento de batería, rebusco el cargador y cuando lo conecto, vuelvo a acostarme, revisando los mensajes.

Hay mensajes de un grupo nuevo, el creador es Aiku y tengo cien mensajes sin leer.

Lo primero que leo es sobre la pelea entre Rin y Sae y me golpeo la cabeza con una mano, me quejo del dolor que yo solo me provoqué y me pongo de pie. Entre las cosas que envió mamá seguramente pueda encontrar algo que le sirva a Rin para ponerse si es que le duele algo.

Encuentro antibióticos y unas tiritas, las dejo sobre su cama y luego las quito, las pongo en su mesita de noche pero me arrepiento y termino por quitarlas, luego doy vueltas por la habitación mientras pienso en cómo dárselas para que no me las eche en la cara, al final, cuando escucho que el agua deja de caer, entro en pánico sin saber bien el por qué, tal vez la resaca me esté afectando demasiado.
Corro para ponerme frente a la puerta del baño, tengo los antibióticos en una mano y las tiritas en la otra, repaso en mi mente lo que voy a decirle, escucho que dice un "mierda" y después abre la puerta del baño, lo primero que hace al verme es dar un brinco, se lleva la mano al pecho y comienzo a pensar que esperarlo fuera del baño no fue una buena idea.

— ¡Con un carajo! ¿Qué haces aquí?

— Yo... si, no fue una buena idea. No pienses que te espiaba ni nada de eso, yo solo... ten. — le muestro las cosas, baja la mirada y luego vuelve a mirarme fijamente. — para tu mejilla... debe doler, ¿no?

Ahora que estoy más despierto y menos sorprendido por haber despertado a su lado, me es más fácil notar que tiene la mandíbula hinchada y un buen moretón se ha comenzado a formar.

— No lo necesito. — dice de mala manera.

Bufo molesto y me quito, dejo las cosas sobre mi mesita de noche, tomo mi móvil, una bata de baño y lo empujo para que se quite de mi camino.

— Se dice gracias, aunque no los quieras. Bruto.

Cierro de un portazo, no sé por qué me he enojado tanto, tal vez porque nadie me había rechazado algo nunca o por su mirada despectiva al decirlo.
Al instante un olor vomitivo me invade las fosas nasales, mismo olor que me provoca arcadas y luego, vomito.
Buscando la fuente, me doy cuenta qué hay un cubo vacío con restos de algo al rededor y una camisa sucia, la tomo con dos dedos, no es mía, debe ser de Rin.

¿Le vomité la camisa? Mierda. ¿Por eso está enojado? Nah. No hubiera dormido conmigo.

Dios, durmió conmigo.

Suspiro, me miro al espejo y aunque parezco la llorona, sonrio.

Niego lentamente y me palmeo las mejillas con fuerza. — Concéntrate Isagi. — Me digo.

Encuentro la botella de aromatizante y echo media botella en el baño, luego me meto a la regadera y dejo que el agua se lleve todas las malas vibras que convivir con Rin me genera, me enjabono, me lavo el pelo y el cuerpo y aunque quiero quedarme más tiempo, el olor del aromatizante comienza a irse, salgo de la ducha justo cuando escucho cerrarse la puerta del dormitorio, suspiro aliviado, me pongo la bata de baño, me cepillo los dientes y salgo.

En la mesita ya no están los antibióticos ni las tiritas, en su lugar, hay una nota que dice algo como:
«Encárgate de lavar mi camisa y el cubo y de paso desinfecta el baño. No quiero oler tus vomitos al regresar.
Ah, otra cosa. ¡Se dice gracias por haberme cuidado, idiota!»

El rostro se me pone caliente de vergüenza, las mejillas me arden y estoy seguro de que me he puesto rojo. No puede ser que Rin me haya cuidado y yo no recuerde nada.

Estúpido error, ¿intencional? [Rinsagi +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora