Parte 28

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¿Cómo las últimas palabras de alguien te pueden afectar tanto?

Y no me refiero a las palabras en sí, me refiero a que sabes que fuiste la última persona a la que se dirigió y dos días después estás lamentando su muerte.

Rin está del otro lado de la habitación mientras Sae y yo intentamos forzar la cerradura y entrar, los gritos no hacen más que incrementar con cada segundo que pasa y el dolor en mi corazón aumenta considerablemente.

Jarrones rompiéndose contra las paredes, muebles siendo tirados al piso, llanto...

Cuando Shidou logra abrir la puerta, Rin está sentado a media habitación, las cosas al rededor ya no tienen forma, el espejo está roto en pedazos, los jarrones y fotografías familiares también, el buró y las mesitas de noche están fuera de lugar, algunas volteadas y otras sin cajones. Rin abraza su camisa favorita mientras un sollozo se le escapa.

— Rin... —no sé qué decir, me tiemblan las manos y el cuerpo en general, no hay ninguna parte de mí que no sienta dolor ni pesar, quiero abrazarlo y consolarlo, aunque no sé cómo pueda reaccionar.

— Déjenme solo... —murmura. Sorbe la nariz, no nos mira, el cabello le cubre la mayor parte del rostro y no puedo ver qué expresión está haciendo —. Por favor —dice cuando llego a su lado.

Me arrodillo, luchando contra el nudo en la garganta que se forma.

— Rin...

— Hermano —Sae habla después de mi con su voz segura y fuerte, aunque sé que está tratando de aparentar solo por Rin. «uno de los dos tiene que ser el fuerte» me dijo antes de entrar a casa —. Tienes que levantarte, no puedes estar aquí todo el día. Ni siquiera la haz... visto.

Rin se aferra a la camisa.

— Déjenme, solo.

Sae mira a Shidou, que permanece recargado en la puerta con los brazos cruzados, en cuanto su mirada se encuentra con la del pelirosa, abre los brazos y Sae va con él, lo envuelve en un abrazo, le acaricia la espalda y por primera vez desde que lo conozco, se echa a llorar en los brazos del moreno.

Sae ha dado su último esfuerzo, ha hecho lo que estaba en sus manos y no pudo soportarlo más, solloza contra el pecho de Shidou, que aprieta la mandíbula, me echa una última mirada antes de cerrar la puerta y dejarme con Rin.

Me siento en el suelo, recargando mi espalda contra la suya, al principio pienso que va a hacerse a un lado porque se remueve, pero no se quita. Al cabo de un tiempo, recarga su cabeza en la mía.

— ¿Por qué? —solloza —. Estaba bien cuando la vimos.

Encojo los pies, pegando las rodillas al pecho. Quiero hacerme lo suficientemente resistente para no echarme a llorar como el sensible que soy.

— ¿Sabes? —me aclaro la garganta —. Me gusta pensar que la muerte no es una vida que acaba, sino una vida que comienza. Tal vez te suene tonto porque así soy yo, pero te aseguro que cualquier lugar es mejor que este.

No escucho nada pero soy capaz de sentir sus temblores a través de mi espalda.

— ¿Crees en vidas futuras? —pregunta con un hilo de voz.

— Creo en la reencarnación —afirmo —. Me ayuda a sobrellevar una pérdida.

— ¿Y en qué crees que reencarne?

Me encojo de hombros porque no sé la respuesta correcta. — En alguien cercano a ti —aseguro —. Querrá cuidarte y hacerte feliz.

— ¿Isagi?

Estúpido error, ¿intencional? [Rinsagi +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora