Parte 35

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Tres semanas después:

— ¡Lo hicimos! ¡Realmente lo hicimos!

Bachira tirandose encima mío, incluso Barou estaba festejando, habíamos ganado el maldito campeonato y teníamos el trofeo entre nosotros en medio de la cancha de fútbol, el equipo rival echado sobre sus espaldas, llorando y aferrándose a la idea de que pudieron haberlo hecho mejor, nosotros simplemente siendo felices.

— ¡Fiesta en mi casa! —Oliver llegó por detrás, se echó a Sae encima mientras recibía la furiosa mirada de Shidou, que ya estaba encaminándose hacia ellos para bajar a Sae de los brazos de Oliver. Aparté la mirada, riéndome por lo absurdo que era todo, mis amigos estaban siendo demasiado ruidosos y demasiado felices y nadie podía decirnos nada porque jodidamente lo merecíamos, merecíamos esto más que nada en el mundo.

Ganar las nacionales era... el camino a un futuro brillante.

Devolví mi mirada al trofeo, entonces la mirada de Rin se topó con la mía, tragué saliva, mi entrepierna removiéndose de inmediato, sentí las mejillas calientes y sonreí, Rin me devolvió la sonrisa.

Vino hacia mi, me envolvió en sus brazos y cargó, mis manos enredadas al rededor de su cuello mientras repartía pequeños besitos en su cara, en este tiempo me di cuenta que a él realmente le gustaba tener mis labios sobre su rostro, en sus labios, en su cuerpo y más abajo, probablemente habíamos pasado más tiempo en la habitación de los hoteles que fuera. Descubrí también que le gustaba llamarme "cariño" y después se hundía profundamente en mi, lento, luego rápido hasta hacerme llorar y gemir de placer. Sus ojos dilatados me trajeron a la realidad, me estaba mirando tan intensamente que tuve que enterrar mi cara en su cuello, sentí que me bajó y luché porque mis piernas no se pusieran blandas y me dejaran caer, me aferré a él y él a mi.

— Estás pensando cosas sucias —me susurró al oído, un escalofrío recorriéndome el cuerpo —. ¿Qué te imaginas?

También descubrí que tenía como... muchas fantasías con Rin sobre la cancha de fútbol.

— Nada —suspiré —. Me siento muy feliz de estar aquí, contigo. Ganamos, Rin.

Torció los labios en una sonrisa ladina.

— ¿Por qué tienes una ereccion si no estás imaginando nada?

Sentí que me ruborizaba.

— Cállate.

Me besó en los labios antes de que pudiera quejarme de algo, nos apartamos enseguida, su cuerpo cubriendo mi notable ereccion.

Los chicos se unieron al rededor de nosotros, cantando y gritando cosas que no podía entender pero aún así me uní a ellos, arrastrando a Rin conmigo, luchó antes de unirse pero también cantó y gritó, sus manos al rededor de mi cintura cada que podía me reafirmaban que pensaba en mí como suyo, me sentía suyo.

Al final del día estábamos en la recepción que Ego había organizado para nosotros en el restaurante del hotel, la mesa para treinta personas parecía algo ostentosa, así que la dividimos para poder estar más cómodos, Ego se puso de pie y llamó nuestra atención, dedicó algunas palabras de agradecimiento y orgullo, brindamos y cenamos.

Para la media noche, regresamos a nuestras habitaciones.

— Estoy tan feliz —dije, Rin viéndome mientras se quitaba la corbata.

— Y yo.

Dejó la corbata a un lado, se quitó el saco y yo hice lo mismo, sus profundos ojos mirándome.

— Mañana será un largo día.

— Sip. Mañana conoces a mis padres, probablemente.

Alzó sus cejas, regalándome una de sus sonrisas ladinas.

Estúpido error, ¿intencional? [Rinsagi +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora