Parte 4

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— Señor Isagi Yoichi, ¿necesita cambiar sus clases de las 7?

La sala del director es gris, pero no gris de color, gris de decoración, ¿me explico? Es totalmente aburrida, sin nada más que una silla delante de su escritorio café, encima: el ordenador y una bitácora con varios nombres anotados. ¿Para qué quiere la bitácora si ya puede hacer todo desde el ordenador?

— ¿Isagi?

— ¿Eh? No... digo... ¿me repite la pregunta?

El director suspira, le he exasperado.

— ¿Me quiere tomar el pelo?

Me remuevo en el asiento porque por criticar su oficina, no he escuchado nada de lo que ha dicho, así que no sé si responder si o no.

— Si. ¡No! — me pongo de pie, quiero que me trague la tierra. — no le quiero tomar el pelo. Solo quisiera cambiarme de habitación, mi compañero utiliza el baño de más, así que me complica hacer mis deberes a tiempo y llegar a clase. Es... todo.

— Hay un piso completo de baños en su edificio, si ese es el problema, hable con su compañero de cuarto o dúchese en los baños del edificio, no hay necesidad de cambiarse de habitación por eso. Los partidos comienzan la semana que viene, así que evite ser suspendido de ellos y llegue a tiempo a sus clases. Puede retirarse.

Hizo un ademán con la mano como diciendo "ya vete de aquí", asentí, hice una reverencia y salí de la oficina.

Maldito Rin. ¡Idiota!

Decido no ir a clase porque ya van a la mitad y no tengo ganas de lidiar con la mirada del profesor.
Dejo la mochila en el casillero y me dirijo a los campos de fútbol, el día apenas comienza y ya hay personas entrenando, me acerco porque no tengo nada mejor que hacer, Nagi está sentado debajo de un árbol, tomando agua mientras mira a los otros jugar.

— ¿Cansado? — Pregunto, sentándome a su lado.

— Mmh... — responde sin mirarme. — ¿te corrieron de clase?

— Nop, llegué tarde.

— Ah... ¿quieres jugar?

— ¿Debería? —miro el campo. — aparte de ti, no conozco a nadie ahí.

— Decía al Mario kart... — me enseña su consola. — estoy aburrido.

— Paso... ¿quienes son ellos?

— Reo si juega conmigo. — hace un puchero. — pero también se esfuerza en clase, así que le tengo que esperar aquí mientras entrega un ensayo.

Se ha pasado mi pregunta por el arco del triunfo pero no me molesta, ya es normal que Nagi hable sobre Reo de la nada.

— ¿Tú no deberías estar con él?

— Nop, entregará el ensayo por mí.

Asiento, sin decirle nada más. Se quita la toalla que llevaba sobre la cabeza y se deja caer sobre mis piernas, comenzando a jugar. Me echo hacia atrás, apoyándome con ambas manos para seguir mirando el partido en la cancha. El árbitro pita, alza la mano y señala al número uno, que se da la vuelta y es Rin.
Podría jurar que nuestras miradas se cruzaron, de hecho diría que me estaba viendo si el árbitro no estuviera en la misma dirección que yo.

— Al parecer el número uno hizo falta. — digo en voz alta.

— Yo soy el número uno. — sisea Nagi. — y estoy aquí, avanzando en el juego.

Lo miro hacia abajo y le saco la lengua.

— Hablo del número uno de primero, no de nosotros. En todo caso, yo soy el número uno.

Nagi me da un manotazo en la frente sin dejar de ver el juego y murmura algo que no alcanzo a entender, a mi solo se me escapa un "ouch" y antes de que pueda decir algo, un chico se nos acerca con el balón en la mano.

— Hola, ¿quieren jugar con nosotros?

Es alto, no diría que tanto como Nagi, pero alto al fin, tiene el pelo negro peinado hacia arriba.

— Necesitamos a un par más —continua, — ir en contra de Rin es frustrante.

— ¿estás contra Rin?

— Si. ¿Vienen?

Le doy una palmada en la cabeza a Nagi, él entiende a la primera y se pone de pie, luego me tiende la mano para ayudarme y en cuanto nos damos cuenta, estamos de camino a jugar contra el equipo de Rin.

Decir que esto es por amor al fútbol es engañarme completamente, quiero vengarme de Rin por haberme hecho llegar tarde, quiero ganarle y gritarle mi gol en la cara.

— Tienes algo en mente, ¿no?

Nagi se saca el jersey y lo deja a un lado de la portería, quedándose con una camiseta a tirantes, me alza una ceja y cuando regresa, me da una palmadita en el hombro.

— Hagámoslo.

Asiente y chocamos las manos.
Nadie nos dice nada pero sabemos nuestra posiciones, mi mirada se encuentra con Rin, que mira a otro lado mientras espera que el partido se reanude. Parece tan indiferente que da náuseas.

••

Oigan, aclarando, aquí habrá un fútbol más normal, nada de pensamientos de medio capítulo para formular un gol o algo así xd

Estúpido error, ¿intencional? [Rinsagi +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora