Estúpido error, ¿intencional? [Rinsagi +18]

Parte 29

Shidou tiene un ataque.

— ¡Cálmate! —grita Sae —. Hacer rabieta no va a regresar el tiempo.

— ¡Pero hará que te sientas mal!

— ¿Más?

Ups. Alguien no midió sus palabras.

— No quise decir eso —exclama, apenado —. Y lo sabes.

Sae se cruza de brazos.

— ¿Y qué quisiste decir? ¡Te enoja que mi hermano haya llevado a su novio con mamá y yo no!

— Eh... chicos... — trato de llamar su atención para decirles que están equivocados, Rin y yo no somos novios, pero no me hacen caso.

— ¡Perdón, ángel, no es tu culpa! —la voz de Shidou es más suave que antes —. Me dió envidia. Lo siento.

— ¡Pues es que son novios! —vuelve a chillar Sae.

— Chicos, Rin y yo no somos novios...

— ¡Cállate Isagi! —me gritan los dos a la vez.

— ¿Estás insinuando que no me llevaste porque no somos novios?

Sae se queda callado.

— Piensa lo que quieras, Ryusei.

El pelirosa da la vuelta y se va, dejando a Shidou en medio de la sala con más preguntas que respuestas.

— Si, idiota —suelto, fastidiado —. Hizo énfasis en novios, ¿lo notaste si quiera? —el moreno niega —. ¿Y qué esperas? Pídele que sea tu novio.

— ¿Ahora?

— ¡No! Están pasando por un mal momento, no seas inoportuno, Shidou.

— Pero tu dijiste que él lo quiere, si espero más tiempo, tal vez ya no quiera.

Ruedo los ojos, hablar con Shidou es bueno pero a veces saca esa otra personalidad suya donde parece un bobo que no entiende nada de lo que se le dice.

— Si va a querer, ahora solo necesitas estar con él, ¿vale?

Asiente, y así se nos pasa otra tarde.

Al día siguiente, es hora de que nosotros regresemos a la universidad, los hermanos tienen permiso de regresar hasta que se sientan listos, nosotros no.

— Me siento como la mierda —masculla Shidou a mi lado —. ¿Por qué tenía que abrir mi boca, de todos modos?

Me echo la mochila al hombro y camino a la salida.
Habíamos estado en casa de los Itoshi y conseguí traer una mochila con ropa y lo que me hiciera falta para no darles demasiados problemas, incluso Shidou trajo la suya consigo.

— Porque te cuesta mantenerte callado.

Resopla y me sigue el paso.

Fuera, el clima parece haber cambiado, el calor se apodera de Japón y el sudor de nosotros apenas ponemos un pie afuera de la casa.

Shidou me pasa el casco y se pone el suyo.

— ¿Iremos en tu moto? —pregunto lo obvio.

Shidou se encoge de hombros.
— ¿Qué tiene de malo?

— ¡La última vez casi nos chocan!

— Porque venias moviéndote como... demasiado, diría yo.

Pongo los ojos en blanco.

— ¡Fue porque retaste al tipo en el semáforo y un camión salió de la nada! ¡Casi no frenas!

— Pero frené —exclama —. Y estamos aquí, Isagi. No seas agua fiestas.