—¿Dónde está Luena?—pregunta Magnus entrando con Izzie en sus brazos
—Renunció, su madre está enferma y no tiene tiempo para trabajar y cuidarla—respondo—. No importa, ya conseguiremos a otra chica.
—Bien—deja a Izzie en su cama antes de caminar hacia mi y tomar mi rostro entre sus manos—. ¿Cómo te sientes?
—Estoy bien, hoy no he tenido nauseas...
—No, Eli—niega—. ¿Cómo te sientes con todo lo que está pasando?
—Ah—me encojo de hombros—, un poco estresada, pero no es nada con lo que pueda lidiar—rodeo su cintura con mis brazos—. ¿Qué pasa con Izzie? ¿Se siente mal?
—Tiene sueño, le dije que podía dormir un poco antes de que Gregorie y Emily llegaran—besa mi mejilla—. Magnus está con Francis y la abuela.
—Francis y la abuela—repito dejando un casto beso en sus labios—¿No deberías decirle abuelo a Francis?
—Me gusta más llamarlo Francis—niega y río
Francis y Aidana se casaron un año después de que los mellizos nacieran. La boda fue pequeña y bastante privada, pero hermosa y digna de ambos.
Fue una sorpresa tanto para Magnus como para mi el que ambos anunciaran su compromiso, pero ellos se amaban y nosotros no estábamos en contra de su amor.
—Bien, vayamos con ellos—tomo su mano saliendo de la habitación de nuestros niños
***
—Hermosa, felicidades por el embarazo—Aidana me envuelve en sus brazos cuando llegamos a dónde están y sonrío—. Ya sabía yo que tendrían muchos niños para llenar este palacio
Abro los ojos de manera abrupta
—A ver, que ya con este no quiero mas hijos—informo haciendo reír a Magnus—¿Tú de qué te ríes?
—Dijiste lo mismo con los mellizos—le lanza una mirada a Magnus que practica con Willy a unos metros debajo de uno de los árboles
—Si, y luego accedí a un tercer hijo, me diste dos de un golpe así que te conformas con eso—le recuerdo sentándome a su lado
Me inclino hacia él y hablo en su oído:
»Y hablo en serio, así tenga que prohibirte tocarme—amenazo y su diversión desaparece dejando paso a una expresión seria
—Era juego, Eli—me asegura dejando un casto beso en mis labios y asiento
—Lo supuse—volteo a ver a Francis y Aidana que nos miran con una sonrisa—. ¿Qué?
—No creí que mi nieto se casaría, mucho menos con una mujer extrajera—responde mirándonos con una sonrisa cálida—. Pero creo que todas sus opiniones cambiaron en el momento que pisaste este palacio
Magnus toma mi mano y sonrío
—Aún lo recuerdo pidiéndome que lo ayudara a buscar un collar perfecto—dice Francis y con mi mano libre toco el collar que cuelga en mi cuello, aquel que me regaló Magnus en New York.
—Y yo lo recuerdo pidiéndonos ayuda con el anillo y pidiendo todos los libros sobre paternidad que existieran—Gregorie se hace presente junto a Emily y Aidana se levanta a abrazarlos
Si, recuerdo a Magnus hablarme en las noches sobre las cosas que leía en sus libros y sobre la importancia de hablarle a los bebés mientras estaban en el vientre de la madre.
Esa noche estuvo dos horas hablando con nuestros hijos hasta que me quedé dormida y no desperté hasta el día siguiente encontrándolo con su cabeza en mi regazo y una mano sobre mi vientre.