Una semana después...
—No sé qué más hacer, Francis—respiro profundo intentando no dejar salir las lágrimas —. No hay ni una señal de ellos, esto empieza a ser frustrante.
Una semana ha pasado, una semana y dos días desde la desaparición de Magnus y hasta ahora solo hemos recibido un ataque por parte de los rebeldes con un mensaje de Gerald. Si no acepto, va a matar a Magnus y Gregorie.
Emily está destrozada, durante esta semana me he hecho cargo no solo de Lacrontte sino también de Cromanoff.
Ella es una mujer bastante sensible, y le doy su tiempo para que tome fuerzas y se levante; sé cuan duro es esto, y he hablado con ella, pero sé que necesita procesarlo.
—Hace todo lo que puede, Majestad—Francis suspira—, Magnus no querría entregarle el reino a su hermano, tenga eso en cuenta.
Lo sé, sé más que nadie que Magnus no querría que le entregara el reino a Gerald y esa es la única razón por la que no lo he hecho.
Si bien amo a mi pueblo, nada es más importante que mis hijos y mi esposo, y yo daría cualquier cosa con tal de mantenerlos a salvo.
—Tutéame, por favor—pido—, y algún día voy a ordenártelo, ahórrame el el tener que hacerlo.
Francis se va a casar con la abuela de Magnus, me conoce hace poco más de tres años y aún sigue tratándome como a un monarca y no como a una familia.
—Bien, Elizabeth, pero debes respirar un poco—aconseja—. Tenemos soldados buscando por todos lados, por ambos reinos, vamos a encontrarlos, solo ten fé.
—La única fé en la que creo ciegamente es en la fé en mi misma, Francis—respiro profundo—. Pero no lo entiendes, siento que mi corazón se rompe cada noche que paso sin Magnus—mis ojos se llenan de lágrimas
Estoy en un punto en el que no sé qué más hacer, es completamente frustrante porque no tenemos ni una sola pista de dónde pueden estar o de dónde está Gerald.
Mis hijos preguntan por su padre todo el tiempo y ya no tengo respuestas para sus preguntas.
—Bueno, entonces ten fé en que tienes las capacidades para encontrarlo—toma mi mano y la aprieta suavemente—. Vamos a encontrarlo, Lizzie, Magnus va a volver.
La puerta se abre de golpe dejándome ver a un agitado Parker y ambos nos tensamos al verlo
—Están atacándonos—me informa—. Debemos sacarlos de aquí, ahora.
Me levanto alarmada sintiendo mi corazón acelerarse
—¿Mis hijos?—pregunto antes de ver a Hunter entrar con los niños que lloran desconsoladamente, asustados por toda la situación
Me apresuro hacia ellos y mil cosas pasan por mi cabeza.
Magnus, el pueblo, los soldados, Emily...
—Oh, todo va a estar bien—tomo a Izzie—. Francis, toma a Magnus.
Francis asiente tomando a mi hijo entre sus brazos y Parker nos pide que lo sigamos fuera de la habitación mientras los soldados de la guardia negra junto a la guardia real nos rodean respaldan preparados para defendernos.
Una fuerte explosión resuena en el lugar y los muros tiemblan mientras los soldados nos obligan a agacharnos.
Mi corazón martillea con fuerza en mi pecho y no puedo evitar el miedo que empieza a llenar mi cuerpo mientras me obligo a respirar profundo.
Este palacio es el lugar más seguro en todo Lacrontte, si entraron aquí el pueblo también está en peligro.
No entiendo como pasó, pero voy a solucionarlo cuando salgamos de esto.