—Mami, hay muchas personas—dice Izzie cuando la camioneta se estaciona frente al Coliseo Lacrontte
Asiento acariciando su mejilla mientras recuesta su cabeza en mi pecho jugando con su hermano quién se encuentra en el regazo de su padre luciendo aburrido
—Majestades, pueden bajar—nos informa Hunter y asentimos cargando a los niños mientras bajamos de la camioneta siendo recibidos por los gritos de las personas que esperaban por nosotros
Isabelle levanta su cabeza mirando a las personas aclamando nuestros nombres y la dejo en el suelo tomando su mano
Les sonrío a quienes me llaman antes de que Magnus se pare a mi lado tomando mi mano mientras sostiene a nuestro hijo con la otra y empezamos a caminar entre las barricadas de acero y los guardias que se ubican de cada lado del pasillo para prevenir algún accidente
Subimos los escalones al escenario con Francis siguiéndonos y tomo la mano de mi hijo dejando que sea Magnus quien le hable al pueblo.
—Lacrontters—inicia logrando que todos hagan silencio—, fueron convocados porque el día de hoy su majestad la reina fue objetivo de un atentado.
Los murmullos inician y les sonrío a los niños cuando me miran asustados.
Como príncipes, deben estar presentes en este tipo de cosas, a pesar de que Magnus y yo intentamos evitarlo, sabemos que de una forma u otra tendrán que hacerlo.
»Los responsables fueron capturados y la reina se encuentra bien, pero todos los presentes saben que quién se atreve a atacar a mi familia, no vive para contarlo—asiente en dirección a los guardias que traen a la élite rusa con Jacob al frente.
Todos tienen la cabeza baja, pero cuando los posicionan cerca de la Horca logro divisar a Ian, que tiene lágrimas en sus ojos mientras su cuerpo tiembla.
—Llévate a los niños—le ordeno a Lucas quién hace una pequeña reverencia antes de tomar las manos de mis hijos bajándolos del escenario y llevándolos a la camioneta—. Francis, pedí específicamente que dejaran a Ian fuera de esto, ¿Por qué está ahí?
—El rey lo ordenó, majestad—me informa—. Dijo que todos debían ser castigados y que no creía en la inocencia del joven.
¿Qué carajos? Incluso le dije a Magnus que Ian no sería sentenciado, que yo misma me encargaría de él.
Simplemente le importó poco lo que dije.
—Francis, di una orden—le recuerdo enojada—. Ordena a los guardias sacarlo de ahí.
—No lo hará—Magnus llega a mi lado mirando con encanto mientras Ian es el primero en ir al frente siendo escoltado por guardias hasta la tarima dónde se encuentra su destino—. Todos son culpables, Eli.
Mi corazón se acelera e intento respirar profundo para calmarme debido a que no debo experimentar sentimientos muy fuertes.
—Magnus, míralo—mascullo—. Mira a ese pobre chico, ese mismo al que yo entrené, míralo llorar y dime si te parece culpable.
—Todos se ven iguales antes de morir—se encoge de hombros—. No dejes que tu amor por ellos te ciegue, es tan culpable como el resto.
¿Qué?
—Magnus, sácalo de ahí—pido y traga antes de negar
—No, Eli.
Trago grueso intentando ignorar el nudo en mi garganta mientras mi corazón late desenfrenado debido al enojo y el miedo
—Magnus, yo di una orden y tú la refutaste, es mi decisión también.
¿De qué sirven tantos discursos y palabras si al final sus órdenes tienen más peso que las mías? Se supone que estamos en el mismo nivel, que somos iguales.