Londres, Inglaterra.
Una semana después...—¿Dónde está el ministro?—le pregunto a Patrick cuando entro a su oficina y sus cejas se levantan con sorpresa—¿Qué?
—¿Dónde estabas?—se levanta apresuradamente—. Joder, Christopher tiene a un montón de gente moviéndose desde que nos enteramos lo que pasó en Lacrontte y que Gerald no conoce tu paradero.
—Si, eso es complicado, necesito hablar con Christopher—le doy una pequeña sonrisa para que se apresure—. Patrick, siento ansiedad por dejar a mis hijos solos, por favor...
—Está en la sala de juntas, ven conmigo—pide pasando por mi lado y ruedo los ojos mientras Hunter y el resto de soldados reales nos siguen por el edificio
Los soldados me rodean de tal manera que hacen un muro que impide que me vean, lo cual es lo ideal, porque aunque tengo mi vestido usual, mi cabello empieza a tomar su color natural y empiezo a ser muy Morgan.
Me reconocerían. Con o sin el cabello van a reconocerme, pero no necesito que nadie sepa que una Morgan es reina de Lacrontte y Dinhestown, no ahora.
Una vez llegamos a la puerta, Patrick abre y me permite entrar primero junto a mis hombres llamando la atención de los presentes.
—Lizzie...—Rachel parpadea sorprendida—, estás viva.
—Si, lo estoy—me encojo de hombros antes de mirar a Christopher—. Necesito tu ayuda, urgente.
—¿Dónde carajos estabas?—se acerca a mi y me envuelve con sus brazos haciéndome suspirar antes de recostar mi cabeza en su pecho—¿Qué pasó, Lizzie?
—Secuestraron a Magnus—confieso sintiendo mis ojos llenarse de lágrimas mientras me aferro a su camiseta—. Me quitaron a mi esposo, me quitaron Lacronte, mi vida se cae a pedazos y todo es...—respiro profundo intentando calmarme—, lo siento, solo necesito un pequeño favor.
Esta última semana ha estado llena de constantes situaciones de estrés. Dinhestown tiene poco dinero en comparación a Lacrontte y Gerald ha estado intentando volar las bóvedas con el oro. Por supuesto que no lo ha logrado, pero eso solo lo enoja y se ha estado desquitando con el pueblo.
—¿Qué necesitas?—tira de mi para que tome asiento y acaricio mi vientre respirando profundo—¿Y cómo va eso?
—Lo mejor posible sin su papá—respiro profundo con una sonrisa triste—. Vine aquí para pedirte que busques a Magnus, yo no puedo y tengo que encargarme de... Gerald.
Muchos han muerto durante estas semanas y estoy llena de impotencia por no poder hacer nada por esas familias. No puedo arriesgarme y me siento muy enojada por no poder impedir que Gerald lastime a mi pueblo.
Juro por dios que voy a matarlo algún día, pero ahora necesito más gente para buscar a Magnus.
Toda mi atención está en Dinhestown y recuperar Lacrontte, y aunque cuento con muchos soldados, no puedo delatarme, y la única forma de seguir buscando a mi esposo sin delatarme es Christopher.
—¿Dónde?—pregunta y me encojo de hombros
—Nadie sabe dónde está, solo necesito buscarlo y lo exhaustivo es no tener ni una pista de dónde puede estar—muerdo mi labio conteniendo las lágrimas—. ¿Puedes hacerlo?
–Supongo que si—suspira—. Buscaré información de Gerald y los lugares dónde estuvo, puedo encargarme.
—Te lo agradezco—suspiro—. Yo debo volver a Dinhestown, debo encargarme de algunas cosas.
—¿Qué pasó con Reece y los abuelos?—pregunta
—De vuelta en Rusia, salieron el mismo día que atacaron, por suerte—respiro profundo—. Supongo que van a quedarse un par de días hasta resolver la situación.
—Entonces bien—me extiende su mano y la tomo dejando que me ayude a levantarme—. Cuentas con el apoyo de la FEMF, lo sabes.
—Gracias—le doy una pequeña sonrisa antes de mirar a Hunter—. ¿Nos vamos?
—Por supuesto, majestad.
—Bien, entonces te veo después—le doy un corto abrazo a Christopher, que besa mi frente y deja una casi invisible caricia en mi vientre
—Los niños te extrañan, extrañan a sus primos—murmura y le soy una pequeña sonrisa
—Pronto vendré a verlos, lo prometo—le aseguro—. Dales un beso de mi parte.
—Seguro.
Asiento antes de apartarme y dejar que mis soldados me escolten de nuevo fuera de la central.
Jodida mierda.